EL Gobierno de Patxi López tiene la firme intención, y de hecho está trabajando ya en ello, de rebajar la exigencia del conocimiento de euskera como mérito a aplicar en próximas convocatorias de oferta pública de empleo. El anuncio, hecho la pasada semana en sede parlamentaria por parte del Partido Socialista, no ha pillado por sorpresa a nadie. Los discursos del PSE en materia lingüística han ido sufriendo una paulatina pero constante regresión hacia los posicionamientos tradicionales del PP. No en vano ambas formaciones lo dejaron bien claro y negro sobre blanco en su acuerdo gracias al que los populares auparon a Patxi López a su ansiada Lehendakaritza. Lo que, por otra parte, da mayor dimensión a la argumentación nacionalista de que se trata de un pacto de hierro mediante el que el PP tiene atenazados a los socialistas para practicar políticas orientadas a desmontar el autogobierno vasco y todas y cada una de las señas de identidad de los vascos. “La asignación de perfiles lingüísticos se hará en función de las necesidades para garantizar tal derecho [a relacionarse con las administraciones públicas en cualquiera de las dos lenguas oficiales de la CAV], en función del uso efectivo de las lenguas en relación con la administración de cada zona”, rezaba el pacto PSE-PP, cuya literalidad se ha invocado en el Parlamento Vasco. Y añadía: “Adopción de una valoración adecuada del conocimiento del euskera como mérito en las diferentes OPE en la contratación del personal dependiente del Gobierno vasco que busque el equilibrio con la puntuación correspondiente a los méritos profesionales”. Es decir, pura demagogia de la derecha más recalcitrante reciclada ahora por el PSE de López de manera indigna bajo el paraguas de “la libertad”, tótem que lo mismo le sirve a la consejera de Educación, Isabel Celaá, para jugar con los consensos alcanzados en materia de modelos educativos como a Idoia Mendia para romper acuerdos también de consenso que se fraguaron en los gobiernos de concertación entre nacionalistas y socialistas. Acuerdos que buscaban la aplicación de la acción positiva hacia una lengua que necesita aún del impulso público para normalizarse. Asusta -y mucho- esta supeditación del Gobierno López a los postulados del PP. Y asusta sobremanera que se hable de zonificaciones en torno al euskera, porque denota que no se está lejos de emular la nefasta gestión que los gobiernos del PSN y de UPN han aplicado en Nafarroa a su propia lengua. Un acuerdo de gobierno convertido en corsé y la influencia de algunos sindicatos que se ven favorecidos por esta decisión, harán el resto. Habrá que preguntarse entonces cómo quedan los derechos lingüísticos de una buena parte de la ciudadanía vasca que quiere vivir y relacionarse en euskera y lo que eso supondrá para el futuro de nuestro idioma.
Publicado por Deia-k argitaratua