“La Ley del Vascuence recoge una zonificación ridícula y debería revisarse sin que los políticos se calienten tanto”
Joxemiel Bidador es un amante del euskera. Ha investigado a fondo sobre esta lengua y se dedica a enseñarla a través de su labor docente en Tudela. La semana pasada dio una charla en Undiano sobre el euskera en la Cendea de Cizur, donde la lengua se habló casi en exclusiva hasta el siglo XIX
PAMPLONA. ¿Cuál es la situación actual del euskera en la cendea?
Es difícil saberlo. La última encuesta sociolingüística es de 2006 y los datos que refleja son por zonas, en este caso de la mixta. Ahora estaríamos en torno a un 80% de la población que no sabe euskera y un 20% de bilingües y bilingües pasivos, que son los que de alguna manera están en contacto con la lengua, pero no la controlan bien. Se ha producido un incremento que se puede achacar a los jóvenes que ya han pasado por el modelo D. Además, otro dato interesante es el de la actitud hacia la lengua. En la encuesta de 1991 era mayoritariamente negativa, mientras que en la de 2006 un 40,7% se mostraba a favor del euskera. Puede que hace 18 años la gente que estaba a favor tenía una ideología política más clara, mientras que en la última había gente de cualquier espectro político. Esto es muy importante, porque muchos pueden estar a favor del euskera, sin hablarlo.
¿Cree que se sigue vinculando mucho el euskera con la política?
En este tema ha habido mucha demagogia y la gente ya está bastante cansada en general de tanta tontería. Es muy fácil decir que un nacionalista vasco hace política con el euskera pero, si no la hace él, ¿quién la hará? Asimismo, un nacionalista español también está haciendo política con la lengua porque tiene una actitud contraria. Es muy difícil no tener una actitud política ante el euskera y lo mismo pasa con el castellano. Si el Ayuntamiento de Pamplona apoya al Instituto Cervantes, ¿no está haciendo política con el lengua? Otra cosa es que me pueda parecer bien a mí siendo euskaldun, pero que no hagan política contraria con el euskera. Los políticos deben saber que mientras ellos siguen siempre la misma línea, en la calle unos llevan a sus hijos al modelo A, otros al D, y el vecino al G, y vivimos todos tan felices. La cuestión es respetarse.
¿Qué importancia ha tenido el euskera en Cizur?
Ha sido su única lengua prácticamente hasta el siglo XIX, que fue el que marcó un poco el comienzo del declive, sobre todo desde la Guerra de la Independencia. Sin ir más lejos, el general Reille, por entonces responsable de la política francesa en Pamplona, sacó unos bandos pidiendo que la gente denunciara a Mina y a los guerrilleros y tuvo que hacerlo también en euskera, porque en la ciudad había todavía gente monolingüe. Hasta comienzos del siglo XIX el euskera es la lengua habitual hasta la Valdorba. A partir de entonces, empieza a ir para atrás. En el catastro de la cendea de 1837 se ve, en la toponimia, que la población es netamente vasca. En 1863, el príncipe Bonaparte, que es un estudioso de la lengua e hizo el mapa de los dialectos vascos, ya advierte de que el euskera en la Cendea de Cizur está en retroceso, aunque todavía vivo. Después de la II Guerra Carlista se puede decir que se pierde prácticamente y ya sobre todo más adelante, en el siglo XX. El último euskaldun oriundo de la cendea se llamaba Faustino Erro, su padre era de Zizur Mayor y su madre de Muru-Astráin, y falleció en 1943.
¿Hay algún documento en el que se mencione el euskera por primera vez?
Documentos con menciones al euskera hay muchos, especialmente a partir del siglo XVI, después de la conquista de Navarra. Se podían buscar muchos más, sobre todo en el archivo de protocolos notariales.
Hablaba antes de que no existe un censo de vascoparlantes en la cendea, pero municipios como Berriozar o Zizur los han impulsado. ¿Cree que sería importante tener uno?
Yo creo que sí. Como euskaldun me gustaría saber quién sabe euskera para poder hablar con él. Yo en mi pueblo ya sé quién lo hace. En Paternáin somos muy pocos, dos o tres familias, sin contar con los críos que van al modelo D. Pero no me importaría saber quiénes son los euskaldunes de los pueblos de alrededor y de alguna manera organizarnos, si lo vemos necesario, para poder hablar entre nosotros o lo que sea. Al fin al cabo, una lengua es para hablarla y si no tienes con quién hacerlo, se va quedando ahí.
La Ley del Vascuence se va a modificar y, al parecer, ampliando la zona mixta a cuatro municipios: Aranguren, Belascoáin, Galar y Noáin-Valle de Elorz. ¿Es suficiente con la demanda actual?
Yo trabajo en Tudela, en el instituto y conozco bastante bien la zonificación. Creo que es un poco ridícula la situación de Navarra. El derecho debería ser individual, es decir, si soy euskaldun y tengo derechos en Pamplona y más en Elizondo, ¿no los tengo en Tudela? Es ridículo. Deberíamos dejarnos de zonas, fijarnos en las personas y después, según la demanda que puede haber, actuar. Pamplona, que es zona mixta, es la localidad de Navarra con un mayor número de hablantes euskaldunes, no en proporción, aunque sí en cantidad, que es la que hace la fuerza. Pero si hay que dividir, yo creo que lo lógico sería hacer una zona vascófona y otra no vascófona. Mis hijos pueden ir a estudiar al modelo D porque son de Cizur y los de Galar no pueden ir porque no es zona mixta. No tiene sentido. Creo que se debería revisar la ley, sin calentarse tanto los políticos como lo hacen, e ir con sentido.
Además de organizarse, como ha comentado antes. ¿Qué otras medidas ve necesarias para mantener vivo el euskera?
A la gente tiene que quedarle claro que el euskera es un patrimonio nuestro, en este caso de la Cendea de Cizur, que se ha hablado siempre. La gente debe concienciarse de que tiene ese patrimonio cultural e histórico, que está vivo aún, y que aunque tú no lo hables, puedes hacer una defensa de ese patrimonio conociéndolo, por ejemplo, a través de la toponimia. Pueden hacer tantas cosas los que saben como los que no.