Se dice que el mejor periodismo es el primer borrador de la historia. Too Big to Fail de Andrew Ross Sorkin sin duda merece esa designación. Como actor secundario de los eventos dramáticos descritos por Sorkin (soy director independiente de Morgan Stanley en mi tiempo libre), puedo confirmar que refleja con exactitud la atmósfera de caos e incertidumbre que reinaba en Nueva York en el otoño de 2008.
Fue una época en que las placas tectónicas parecían estar moviéndose debajo de nosotros. Las instituciones que parecían sólidas como peñones de Gibraltar se revelaron como volcanes humeantes, en riesgo de disolución inminente en lava y cenizas. Incluso Goldman Sachs siguió existiendo gracias a las amables atenciones de
La experiencia fue una lección para los bancos, los reguladores, los bancos centrales y los tesoros, que comprensiblemente no estaban preparados para una crisis así de amplia. No tenían ni las herramientas ni las competencias.
La conclusión primordial que se desprende de cualquier análisis de estos eventos desafortunados es que nada volverá a ser igual: la relación entre el Estado y los mercados tendrá que reconsiderarse. Se requerirá de un nuevo “contrato social” entre las finanzas y las personas a través por sus gobiernos.
Es fácil decirlo, pero los gobiernos, individual y colectivamente, siguen luchando por la redefinición de los términos de ese contrato. El progreso ha sido insoportablemente lento, en parte porque los funcionarios han sido los que apagan el fuego, y en parte porque los urgentes imperativos políticos internos compiten con el deseo de establecer nuevos mecanismos que sean globalmente aplicables y que ofrezcan una base estable para el sistema financiero internacional y eviten un arbitrio reglamentario y la desglobalización de las finanzas.
Como resultado, estamos viendo surgir diferentes enfoques nacionales de regulación. En los Estados Unidos, el principal motor de la toma de decisiones de las instituciones más grandes lo constituyen las pruebas de resistencia a la crisis de
Un nuevo Consejo global de estabilidad financiera está tratando de entender todo esto, y también de trabajar en un nuevo “mecanismo macro-prudencial” que refleje los riesgos en todo el sistema. No obstante, carece de autoridad formal para imponer un enfoque común de capital (el G-20 debería darle uno).
No hay muchos avances que informar en lo relativo al problema de muy grande como para quebrar. ¿Qué debería hacerse en cuanto a los gigantes de la jungla financiera? –algunos de ellos creados expresamente por los propios gobiernos en el punto crítico de la crisis. El libro de Sorkin nos recuerda que hace sólo 18 meses, la administración estadounidense encontró la respuesta al crear bancos cada vez más y más grandes, bajo el débil argumento de que al unir dos barcos que se hunden de algún modo se lograría hacerlos aptos para navegar. El gobierno británico hizo lo mismo, al actuar como comadrona de la combinación Lloyds-Halifax Bank of Scotland, generalmente ahora visto como un gran error.
No es un secreto que las autoridades públicas están fuertemente divididas en este asunto. En la esquina roja, por así decirlo, tenemos al ex presidente de
En la esquina azul está el secretario del tesoro estadounidense, Tim Geithner, y su homólogo británico, Alistair Darling, que señalan que un reavivamiento de
¿Cuál es mi postura en este animado debate? Pienso que es deseable más diversidad en la banca y más competencia. Ciertamente tras la crisis ha habido demasiada concentración en Reino Unido y en otras partes de Europa. Neelie Kroes, la comisaria de competencia saliente de
Sin embargo, estoy nervioso por la idea de que los reguladores estén en mejor posición para determinar la forma futura de los mercados. ¿Si las autoridades aparecen como las que permitieron la creación de nuevas instituciones, podrían no sentirse obligadas a apoyarlas, pase lo que pase? Con el tiempo, el objetivo debe ser indudablemente reducir al mínimo la proporción del sector financiero que está sujeto a alguna forma de garantía estatal. Un sistema bancario diseñado por reguladores dificultaría más la consecución de ese objetivo.
Copyright: Project Syndicate, 2009.
Traducción de Kena Nequiz
Howard Davies, ex presidente de