Es lo que tiene la Patrie des Droits de l’Homme, que uno se sienta a la mañana temprano, con su café y su periódico, no en un día cualquiera sino justamente en el que se celebra la jornada internacional de los Derechos Humanos, y se desayuna con el ministro Eric Besson anunciando en la sede parlamentaria francesa que finalmente, a pesar de lo prometido, no habrá ley que proteja a esos idiomas que despectivamente los parisinos han venido en llamar patois y que en su ignorancia han tenido por francés mal hablado cuando en realidad se trata de lenguas que en muchos casos, como el euskara, nada tienen que ver con el verbo de Molière.
Es lo que tiene la patria de las Luces y de la Razón, que en su chovinismo tanto se ilumina a sí misma que su sombra oculta al resto, que en tan alta estima se tiene que se vuelve de una intolerancia irracional, y de nada vale que hace año y medio se incluyera en la Constitución aquello de que las lenguas regionales son patrimonio de Francia, ni tampoco que el propio Nicolas Sarkozy o que la antigua ministra de la Cultura Christianne Albanel prometieran en su día que las lenguas minoritarias tendrían un marco legal que las protegiese.
Eric Besson ha pronunciado las palabras precisas en el idioma perfecto para ello: «no habrá proposición de ley» porque un eventual reconocimiento legal estas lenguas pondría «en peligro» los «principios de indivisibilidad de la República y de igualdad ante la ley». No lo ha anunciado el ministro de Cultura, sino el de Inmigración e Identidad Nacional. Así lo cuenta el periódico en el día internacional de los Derechos Humanos, consagrado este año a luchar contra la discriminación.
Publicado por Gara-k argitaratua