Cuando llegan a nosotros los habitantes del hemisferio sur, noticias como la ilegalización definitiva de un partido político en Europa, de parte de un Tribunal supranacional, uno imagina estar viviendo en la edad media y no en el siglo XXI. Pero la realidad nos indica, que la noticia forma parte de nuestro cotidiano presente y proviene del norte desarrollado, civilizado, democratizado de nuestro planeta, que muchas veces se convierte en referencia y ejemplo para quienes formamos parte del tercer mundo (poco desarrollado y más o menos democratizado), como así también, de lo que debe ser el funcionamiento de una democracia plena que garantice los derechos humanos, civiles y políticos de todas las ciudadanas y ciudadanos de una República.
Ha sido Batasuna, partido político vasco, que de esta manera pierde su derecho a participar en la vida política de su país, por la aplicación de
Esta ilegalización, confirmada por el alto Tribunal europeo, la detención de los líderes sindicales y políticos de Batasuna cuando participaban de un proceso de reflexión a partir del análisis de un documento denominado “clarificando la fase política y la estrategia”, en la búsqueda de la implementación de una vía civil , pacífica y democrática para resolver el conflicto vasco, el eminente desarrollo del juicio de Udalbiltza, y demás acciones llevadas adelante sobre todo lo que huela a vasco, deben ser motivo más que suficiente para que la mayoría sociológica vasca, hoy minorizada por los efectos de la ley de partidos, realice una profundo análisis sobre la realidad vasca y reaccione ante este proceso, que tiene como único fin degradar y de ser posible, eliminar todas las señas propias de
Hoy resulta necesaria la unión de todas las fuerzas abertzales independentistas, para hacer frente a quienes niegan los derechos civiles y políticos a las ciudadanas y ciudadanos vascos, poner freno a quienes representan y defienden los intereses del Estado español, cuyo fin es controlar las instituciones vascas desde una posición electoral sociológica minoritaria, internacionalizar el conflicto vasco y realizar acciones efectivas ante las urgencia que impone la coyuntura. Pero para que todo ello sea posible, resulta necesario comenzar a transitar un camino que conduzca a la “acumulación de fuerzas abertzales independentistas”, con el propósito de competir en todos los frentes, con el nacionalismo constitucional español, y poder garantizar para los tiempos, la libertad ideológica, de expresión, de asociación y de participación de todas y todos los ciudadanos vascos.