Hace 30 años (28-09-1979), el nacionalismo español, ante el empuje electoral de la izquierda abertzale, optó por comenzar con su actividad criminal contra los cargos electos, y el concejal de Donostia Tomás Alba Irazusta fue asesinado por dos mercenarios, mientras el alcalde de Hernani sufría un atentado fallido con una bomba adosada a su vehículo.
Ya con el PSOE en el Gobierno de Madrid, se acentuó la actividad intimidatoria y criminal: al concejal de Donostia Txus Congil le quemaron el coche y al portavoz en ese Ayuntamiento le regalaron dos balas con amenazas del GAL; el parlamentario vasco y ex concejal de Bilbao, Santi Brouard, fue asesinado, como más tarde lo sería el diputado en el Congreso Josu Muguruza.
A la vista de que la receta criminal no ha obtenido el fin perseguido, el nacionalismo español ahora ensaya el encarcelamiento de los cargos electos y la ilegalización de partidos y organismos juveniles y antirepresivos.
Espero que algún día, más pronto que tarde, se pueda juzgar la actividad criminal y antidemocrática de los nuevos verdugos del pos-franquismo.