Incluso tras el colapso del sistema bancario y financiero y la crisis más grave desde los años veinte del Gran Gatsby, los ejecutivos y banqueros multimillonarios vuelven a la carga negociando salarios de siete dígitos y justificándose por la necesidad de atraer a talento como en el fútbol o en Hollywood.
Les da lo mismo. Se creen delanteros centros como Fernando Torres y estrellas de cine aventureros como Harrison Ford . El consejero delegado de Barclays, John Varely, por ejemplo, que cobra mas de un millon de euros incluso en un mal año, dijo la semana pasada que la prioridad de un banco es “fichar a la mejor gente, así que la analogía es el fútbol es como un entrenador de de fútbol si va a ganar; tenemos que pagar de manera apropiada”.
Barclays causó furor en Londres al anunciar subidas del 35% de salarios ya millonarios de sus equipos de especuladores y ejecutivos. Luego un ejecutivo de HSBC justificó el reparto de remuneraciones desorbitadas en tiempos de crisis porque los banqueros son como estrellas de cine.
Claro, si quieren analogías futbolísticas o cinematográficas, volver a pagar millones a estos banqueros después de lo que han hecho, es como fichar a Andoni Goikoetxea por la sutileza de aquella entrada que rompió el tobillo de Maradona. O fichar a Silvestre Stallone por sus matices de expresión.
El lema es “crisis, ¿qué crisis?” en la estratosfera salarial. O plus ca change, plus c´ést la meme chose. Por ejemplo, Royal Bank of Scotland, en manos del Estado británico desde primeros de año, no sólo regaló uan pension de un millón de euros al año a su ex presidente sir Fred Goodwin – considerado el arquitecto de la debacle-sino que también pactó un salario anual de 12 millones de euros para el nuevo presidente, Stephen Hester, que iba a ser el banquero hecho a la medida de tiempos de austeridad.
Grupso indignados rompieron las ventas de la mansion escocesa de Goodwin en marzo y se cargaron su Mercedes. Pero lo de Hester se presenta como si fuera lo mas normal del mundo , necesario para tener banqueros como Cristiano Ronaldo Y Wall Street hace lo mismo que la City londinense. Son los Michael Jordan de los mercados financieros.
Según un estudio del fiscal general de Nueva York publicado la semana pasada, bancos estadounidenses como JP Morgan y Goldman Sachs concedieron remuneraciones extrasalariales de más de un millón de dólares por cabeza a 1.400 de sus empleados a primeros de este año, cuando aún se beneficiaban del mega rescate gubernamental.
Esto es posible –explican los amos del universo- porque los bancos de inversiones vuelven a registrar beneficios desorbitados gracias a los extraordinarios talentos de sus ejecutivos. Estos tienen los mismos nombres, las mismas caras y los mismos mercedes, jaguares y porsches que los que provocaron el colapso pero no pueden ser las mismas personas. No pueden ser.
“Había seres humanos y cerdos pero cuando volvió la mirada no sabia diferneciar entre unos y otros”, escribió George Orwell en Rebelion en la granja. Y en la City y Wall Street ningún cerdo encuentra su San Martin porque ningún político se atreve a decir lo que decia el gobernador Huey Long de Lousiana –o al menos Sean Penn en The King fisher- de “¿Qué hacemos con los de Wall Street? ¡Clavarlos a la pared!” Qué pena que Obama no haya aprendido de los populistas de los años veinte.
Porque , por mucho que se hable del change we need, nada cambia. En un artículo muy divertido en Rolling Stone, Matt Taibi recuerda que Goldman Sachs sigue haciendo lo que siempre ha hecho. Después de hinchar la burbuja Goldman acude al pinchazo como la quinta de caballería “viene cabalgando para rescatarnos, hombre por encima de la avaricia, un puñado de tipos muy listos que mantiene lubricadas las ruedas . Y nos venden nuestro propio dinero solo que con intereses. Han estado haciendo ese truco desde los años 20”.
Y ¿Cómo no van a perdonarte en Washington si los secretarios de Tesoro como Henry Paulson , o Robert Rubin han sido presidentes de Goldman Sachs?. ¿O como Tim Geithner si han comido día tras día con los de Goldman en el Tribeca Grill?. Todo se repite de la manera más grotesca. Hasta Oliver Stone hace un remake de Wall Street con Gordon Gecko (Michael Douglas) quizas sustituyendo la consigna “la avaricia es buena ” de al version de 1987 por otra mas hecha nuestros tiempos.
“La avaricia es mala y a mi me importa un pepino”. No es solo Wall Street. Y, según la consultora Moebs Services, los bancos comerciales también saben hacer negocios jugosos en tiempos de crisis. En EE.UU. están elevando comisiones sobre cuentas corrientes en descubierta y tarjetas de crédito “para aumentar su rentabilidad”.
“Todo se justifica con la palabra benchmark (referente)”, explica Polly Toynbee, autor de Unjust rewards – premios inmerecidos-,otro libro sobre la desigualdad en el Reino Unido. Es decir, que si el otro lo hace, lo hago yo. Como explicó el economista del Massachusetts Institute of Technology Simon Johnson, más que la recompensa de su excepcional capital humano, los hipersalarios financieros son el botín de “una oligarquía con poder de lobby tremendo”.
Johnson dijo hace unos meses que los gobiernos , pese a tantos G20, habían perdido la ocasión de meter mano a esas oligarquías bancarias a finales el año pasado cuando se hubiese podido negociar condiciones duras de los enormes rescate con bancos que temían por su vida..
Ahora es tarde. Y Varely tiene razón. La analogía para nuestro sistema financiero es el casino global del futbol moderno. Efectivamente, la remuneración de los futbolistas estrella se ha disparado al mismo ritmo que la de los banqueros. Cristiano Ronaldo ganará 9,5 millones de euros en su primera temporada con el Madrid y sólo pagará el 25% de IRPF.
El Manchester City ha ofrecido un salario de doce millones a Messi, forzando al Barça a subir la ficha del genio argentino. Esto, pese al endeudamiento crónico que vive el fútbol,-ya ha quebrado la liga argentina- empieza a recordar al sistema bancario previo a la crisis.
Igual que en la banca, estas remuneraciones se suelen explicar por el talento sin igual de los jugadores superricos, lso retonros al “capital humano futbolsitico” como si Di Stéfano o Pelé, que cobraban mucho menos comparativamente, fueran un par de patatas.
En realidad, como en el caso de la banca, los supersalarios son una creación reciente, consecuencia de una mezcla de mercados únicos, privatizacion con monopolio en televisión y desregulación deportiva. Curiosamente, en el ámbito deportivo EE. UU. se ha dado cuenta de la fuerza destructiva de la desigualdad. En el baloncesto, el fútbol americano, y el hockey hay tope salarial. Es la única manera de proteger el factor sorpresa y el level playing field.