LA Sala del Tribunal Supremo ha acordado dar por desestimado el recurso de queja interpuesto por Estacionamientos y Servicios SA, en relación con el aparcamiento subterráneo de la plaza del Castillo, confirmando la sentencia del TSJN (Tribunal Superior de Justicia de Navarra).
La sentencia firme del TSJN obliga a liquidar el contrato con la empresa adjudicataria de la explotación del aparcamiento de la Plaza del Castillo. Sin embargo, la alcaldesa Barcina, de UPN-CDN, trata de obviarla con una propuesta que pretende con descaro salvaguardar los intereses económicos de la empresa Eyssa y cargar sus costes en los bolsillos de la ciudadanía de Pamplona, y a costa de la destrucción de su patrimonio cultural.
Quienes decidieron en su momento seguir adelante con un proceso ilegal, como así lo han demostrado reiteradamente los tribunales, tienen nombres, apellidos y siglas a las que sirven, pero ninguno de ellos ha tenido la vergüenza de asumir las consecuencias políticas y económicas de sus decisiones, presentando como una decisión democrática lo que no es más que un fraude de Ley.
Por todo ello, nos dirigimos a la ciudadanía para insistir en una posible solución que, teniendo en cuenta lo ocurrido hasta la fecha con la destrucción de la plaza del Castillo, permite recuperar una parte del patrimonio cultural que nos fue robado a toda la ciudadanía. Veamos:
El aparcamiento dispone de cuatro plantas, dos de las cuales están destinadas a vecinos y el resto a rotación. Como resultado de la excavación de urgencia, existen miles de piezas y restos arqueológicos almacenados, sin darles ninguna utilidad, ocultos al público. Existe el grave riesgo de perder el significado de los mismos, al estar actualmente descontextualizados, situación que se agrava con el transcurso del tiempo.
La carta de Venecia, Directiva de la UNESCO de carácter patrimonial, aconseja la conservación in situ de los elementos encontrados, sin moverlos del lugar, y otras normativas, de similar rango, desaconsejan expresamente la construcción de aparcamientos subterráneos en centros históricos, justamente por el frecuente riesgo de destrucción de restos arqueológicos.
Desgraciadamente, el aparcamiento se ha construido, pero nos encontramos en un momento decisivo, porque la sentencia nos brinda la oportunidad de recuperar los hallazgos arqueológicos, que no debieron haber salido nunca de su emplazamiento.
Ante la política de hechos consumados y, como mal menor, proponemos mantener el aparcamiento para los vecinos en las dos plantas inferiores y recuperar para la ciudad las dos plantas superiores, para destinarlas a museo.
Tenemos un riquísimo contenido y también el continente y, aunque desgraciadamente éste no ha sido diseñado expresamente para tal fin, puede adecuarse arquitectónicamente para albergar un ambicioso proyecto cultural de mayor rentabilidad social e incluso económica, por la creciente importancia del turismo cultural. Es la única opción que garantiza que la riqueza arqueológica e histórica de la Plaza del Castillo vuelva a ella y no quede ignorada y relegada sin ninguna utilidad ni servicio. Cualquier otra opción descontextualiza este tesoro arqueológico.
Esta propuesta, siguiendo las directrices de la UNESCO, nos permite conseguir fondos europeos para un proyecto de museo con restos tan importantes como los aquí encontrados: conjunto termal de la ciudad de Pompaelo, murallas destruidas por Carlomagno en el siglo VIII, viviendas, viales, tumbas y talleres romanos, necrópolis medievales con alrededor de 300 tumbas, barrio medieval de Zurriburu, conventos y castillos medievales, talleres de hueso, menhir, fondos de cabaña, cerámica y pavimentos prerromanos, cerámica de la Edad del Bronce e incluso anterior, etcétera.
Con la ayuda de las modernas técnicas es posible plasmar soluciones enriquecedoras que recuperen la importancia que tienen los restos arqueológicos. En otros proyectos con menos materiales se han logrado auténticas reconstrucciones históricas de gran valor.
El yacimiento de la Plaza de Castillo es tan rico y con tal continuidad temporal que refleja la historia de Pamplona desde la Edad del Bronce hasta nuestros días de forma ininterrumpida, describiendo un maravilloso y completo archivo de su pasado. Además, la oportunidad es doble ya que los almacenes destinados a patrimonio arqueológico, situados en Cordovilla, se encuentran saturados desde noviembre de 2004 por lo que, desde esa fecha, se están improvisando locales inapropiados, faltos de seguridad y de las mínimas condiciones de conservación.
Por todo ello animamos a defender la alternativa del Museo como la única posibilidad que nos permite recuperar algo de lo mucho que le fue robado a nuestra ciudad y a Navarra.
(*) Firman este escrito: Jesús Velasco Iriarte (ex alcalde de Pamplona), Jacinto Martínez Alegría (ex concejal del Ayuntamiento de Pamplona), Miguel Ángel Muez Ororbia (ex concejal del Ayuntamiento de Pamplona), Pablo Ibáñez Olcoz, Pello Iraizoz González, Pello Iriarte Lusarreta, Jesús Manuel Arbizu Xurio, Txema Aranaz Cordón y otras ciento ochenta firmas