EN el caso de Portland, Oregon, de todos los impactos que se esperan debido al Peak Oil , el mayor será sobre el transporte. Esta actividad experimentará una profunda presión sobre sus precios que obligará a las empresas y ciudadanos a modificar los modos de desplazarse apostando por los más eficientes. Para los desplazamientos personales, no habrá otra solución que la del transporte público, el paseo, el trayecto en bici y, en general, el uso de vehículos que sean sumamente eficientes. El transporte de mercancías se volverá muy caro y costoso, por lo que se fortalecerá la demanda de transporte de mercancías por ferrocarril y barco, en detrimento del uso del camión y del avión. Asimismo, los ciudadanos, al objeto de evitar costosos desplazamientos, es muy probable que deseen vivir en el centro de la ciudad, por lo que la densidad, la altura de los edificios e, incluso, los niveles de uso de los equipamientos urbanos es muy posible que aumenten substancialmente.
Los alimentos serán un recurso crítico, debido a que tanto su producción como su transporte y distribución se han vuelto actividades sumamente dependientes de los combustibles fósiles, y contabilizan ya el 17% del consumo total de energía en Estados Unidos. Debido a ello y a partir de producirse el Peak Oil , se esperan unos serios ajustes en la cadena alimenticia que provocarán una drástica disminución tanto de las cantidades como de la variedad de alimentos que se produzcan y sean disponibles en la región, aun a pesar de la proximidad de Portland a la producción agrícola del fértil Willamette Valley. En consecuencia, los precios de los productos de alimentación se elevarán tanto que su compra comenzará a ser inasequible para los sectores sociales más pobres. El umbral de pobreza aumentará significativamente.
Como en el caso de la agricultura, se espera también cortes de suministros significativos y una gran volatilidad. De cualquier modo, una fortaleza importante para Portland es el hecho de contar con empresas de alta tecnología y un sistema de transporte relativamente diversificado. Además, Portland disfruta también de un dinámico sector eléctrico que utiliza las energías renovables y/o más limpias, que podría satisfacer sus ajustadas necesidades energéticas. Sin embargo, ello no sería suficiente para garantizar la viabilidad futura de las empresas ya que muchas de ellas son dependientes de los mercados exteriores a Portland, tanto a nivel de Estados Unidos como a nivel mundial, por lo que es muy probable que la economía de Portland experimente la quiebra de bastantes empresas. El paro resultante es la mayor preocupación económica y social. Los sectores más pobres y marginados serán los más vulnerables ante el impacto de unos altos y crecientes precios del petróleo. El aumento de gastos y la disminución de ingresos obligarán a la reducción de la cobertura de las prestaciones sociales y de la asistencia médico-sanitaria. Todo el sistema de protección social y de salud entrará en crisis. Los gastos de los hogares en calefacción, alimentación y electricidad aumentarán enormemente. Los presupuestos familiares apenas podrán soportar la presión, por lo que se encenderán las luces rojas en la medida que vayan aumentado aceleradamente el número de familias que no puedan satisfacer el pago de las hipotecas que gravan sus viviendas. ¿Y en nuestro caso, qué futuro nos aguarda si ni tan siquiera nos preocupa el cambio climático?