ASÍ es como coloquialmente se denomina al pico máximo de explotación de petróleo, a nivel mundial. A partir de que se produzca el Peak Oil , la oferta de petróleo comenzará a declinar, al tiempo que la demanda seguirá aumentando debido a nuestras actuales políticas energéticas insostenibles. El resultado será que los precios del petróleo se dispararán y se volverán inasequibles, hasta que se iguale la siempre insatisfecha demanda con la sostenida oferta menguante. Los países como Euskal Herria que son tan petróleo-dependientes , si no se preparan a tiempo para el nuevo paradigma socioeconómico emergente basado en una economía de bajo consumo de petróleo y una eficiente productividad de los recursos tiene el futuro muy negro.
Sin embargo, cada día que pasa, e incomprensiblemente, observamos cómo las empresas, las instituciones públicas de gobierno y los ciudadanos de muchos países del mundo siguen planificando y tomando decisiones que afectan al largo plazo, considerando que el petróleo y el gas natural permanecerán también en el futuro de manera abundante y económica. Todavía no hemos interiorizado lo constatado hará unos pocos años, al no querer aceptar las pruebas evidentes que nos demuestran que la producción global, tanto de petróleo como de gas natural, es muy probable que alcancen su pico máximo histórico muy pronto. De hecho, para el petróleo este momento se establece entre 2007 y 2020 -aunque la mayoría de expertos se posiciona en torno al 2012- y para el gas natural algunos años más tarde, aunque no muchos más.
Así pues, y en previsión de los daños que ello pueda ocasionar, es muy conveniente evaluar los impactos que el Peak Oil tendrá sobre las actividades económicas y productivas, evaluando sus graves consecuencias económicas, sociales, ambientales y geopolíticas. Todo ello supondrá el surgimiento generalizado de una crisis estructural traumática y profunda. En especial, para aquellos países que no se hubieran preparado a tiempo. Será como la ola de un tsunami que invadirá y hará sucumbir a todos aquellos países encadenados al yugo de los rentistas del sistema que les impiden dotarse de la libertad suficiente, ahora que estamos a tiempo, para reaccionar incorporando el desarrollo sostenible en todas las políticas.
Para evitar este fatal destino, tenemos el ejemplo que nos ha dado recientemente la población de Portland, Oregon. Así, en mayo de 2006, el consejo municipal de Portland adoptó la resolución 36.407 por la que se establecía una comisión o task force para estudiar los impactos que tendría el Peak Oil sobre el futuro del municipio. En cumplimiento de esta resolución, se encargó a esta comisión la realización de dos tareas fundamentales. En primer lugar, se le encomendó la evaluación de las previsibles consecuencias económicas y sociales del Peak Oil sobre Portland y, en segundo lugar, el establecimiento de recomendaciones al objeto de mitigar los impactos negativos y de aprovechar, al máximo, los positivos.
Así pues, durante los últimos seis meses transcurridos hasta comienzos del 2007, el grupo de trabajo realizó más de cuarenta reuniones que implicaron, a su vez, la participación activa de más de cien actores, representantes de los diferentes sectores económicos e institucionales y organizaciones sociales del municipio. De este modo, todas los diferentes criterios e intereses, sensibilidades y corrientes de opinión, interesados por el futuro de Portland, pudieron aportar y compartir su visión y estrategia sobre el futuro, enriqueciendo, entre todos, los resultados finales de este ejemplar trabajo de reflexión prospectivo-estratégica.