El término navarro, en los últimos tiempos, está malintencionadamente interpretado. En la actualidad la citada expresión política designa a los ciudadanos de la Comunidad Foral de Navarra, dentro del Reino de España. La ley de dicho estado, niega este término para el resto de la Nación vasca actualmente no incluido en lo que se denomina Comunidad Foral Navarra.
La primera constancia conocida del término navarro(s) es la cita que hace Eginardo, cronista de Carlomagno y fechada nueve años antes de la batalla de Orreaga.
“Con la advertencia de que, si no se atenía a lo mandado, tuviera por cierto que penetraría por Vasconia en son de guerra y no se retiraría de ella hasta que se pudiese un término a su desobediencia. Aterrado Lupo por los emisarios del rey, entregó sin dilación a Hunaldo y su mujer, prometiendo sobre eso que ejecutaría cuando mandase”.
“Amplió…ciertamente el reino de los Francos… Ya que, sin anteriormente este se limitaba a la parte de la Galia que se extiende entre el Rhin y el Loira, y el Pontiente y el mar baleárico, y parte de Germania…, él, mediante las guerras referidas, se anexionó Aquitania y Vasconia y toda la altura del monte Pirineo, y hasta el rio Ebro, el que naciendo en territorio de los Navarros y tras discurrir por los fertilísimos campos de Hispania, se derrama en el mar baleárico bajo las murallas de la ciudad de Tortosa; luego toda la Italia…”.
Esto nos da a entender una denominación “protopolítica” del término navarro ajena a los vascones, ya que es otorgada por los francos al pueblo que habla euskera o “lingua navarrorum”. Con ello diferencia a los vascones bajo control político del reino de los Francos, de los Navarros que se mantenían independientes de los pueblos o naciones agresoras. Se puede considerar por ello que los vascones soberanos eran los navarros.
Estos vascones crearon el estado o Reino de Pamplona, posteriormente de Navarra en tiempos de Sancho VI “El Sabio”. Antes, durante y después del reinado del citado rey, Navarra sufrió amputaciones territoriales.
En 1512 la Corona de Castilla completa la tarea comenzada anteriormente por el Condado de Castilla y conquista militarmente el resto del reino que conservaba su independencia. En las cortes de Burgos en 1515 y sin asistencia de los legítimos representantes navarros se aprueba la incorporación de Navarra a la corona española.
Carlos I de España, por motivos estratégicos, abandona la merindad de Ultrapuertos en 1530. El legítimo rey, Enrique II “El Sangüesino”, recupera posteriormente dicho territorio para el reino de Navarra. Hasta 1620 mantiene su soberanía y es entonces cuando Luis XIII de Francia-II de Navarra-, realiza el decreto de la unión desapareciendo Navarra ya del concierto de los estados europeos.
Dentro ya del Estado español, la Navarra reducida se circunscribe a las cinco merindades (Zangoza, Lizarra, Erriberri, Tutera e Iruñea)
El término “Navarro”, para los habitantes del citado territorio no es soberano. Las Cortes ilegítimas del Reino de Navarra, dentro de la Corona de Castilla están en contrafuero por la existencia de un gobernante extranjero bajo la figura de Virrey. La citada figura desaparece tras la primera guerra carlista y la Ley, mal llamada Paccionada de 1841.
La pérdida política del término “Navarro” para los habitantes del Reino a ambos lados del Pirineo es patente. A pesar de innumerables sublevaciones, el Estado navarro como tal no existe.
Los rebeldes ideológicos de hoy debemos recuperar el término político de “Navarro”. Estamos en la obligación de extender nuestro pensamiento soberanista. La nación cultural vasca -Euskal Herria- debe dar paso a la nación política -Estado Navarro-, contando además, con otras naciones que debido a las circunstancias y avatares ocurridos a lo largo de la historia, cohabitan en el territorio de nuestro Estado. Para ello, debemos informarles del verdadero significado del término “Navarro”, dando en ese momento, el impulso necesario para alcanzar la libertad de nuestro país, para recuperar la soberanía del Estado de los Navarros.