Hace 170 años finalizaba la primera guerra carlista, con la firma del convenio de Bergara rubricado por Maroto y Espartero en el año 1839: El mismo, constituyó una traición para los valientes gudaris vascos. Este fue un pacto que España no pensaba cumplir ni mantener, quedando todo preparado para someter al pueblo vasco.
Será un 31 de agosto del mismo año, cuando en las Cortes se debata sobre la modificación de los Fueros vascos. En este sentido, en la reunión del pleno del día 11 de septiembre, los diputados de la mayoría solicitan la abolición de las “Leyes Viejas”, echando por tierra los compromisos de Bergara, y como consecuencia se aprobará el siguiente proyecto de Ley:
Art.1: se confirman los fueros para las provincias vascongadas y de Navarra sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía.
Según los diarios de sesiones de la época, la única voz en contra que se alzó fue la del Marqués de Viluma, quién presentó un voto particular, donde se solicitaba se confirmen los Fueros de las provincias vascongadas y Navarra, suprimiendo el párrafo “sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía”.
La ley aprobada un 25 de octubre de 1839, representa la consumación de la negación del los derechos del pueblo vasco, la anulación de su régimen de independencia, ya que la “unidad constitucional” consistía en tener un mismo rey, un único poder legislativo, una misma representación nacional, es decir, la abolición plena de la libertad vasca.
Esta medida será complementada con la aprobación de
Han pasado170 años desde aquel fatídico 25 de octubre de 1839, y hoy Euskal Herria está asentada sobre dos Estados (España y Francia), con tres sistemas políticos administrativos diferentes, y en Hegoalde continúan vigentes los efectos de
Hoy se debe trabajar por articular un avance soberanista a partir de la superación del actual Estatuto, como así también, en la vertebración territorial de Euskal Herria, siendo indispensable que los partidos abertzales confluyan en unos acuerdos mínimos. En tal sentido, La única forma de superar el conflicto político vasco, será a partir de comenzar a transitar un camino de acumulación de fuerzas soberanistas, en el marco de un proyecto independentista, que garantice la defensa irrestricta de los derechos humanos y tenga como fin lograr la unidad territorial de Euskal Herria, trabajando en clave civil y democrática, para lo cual, se deberá articular un discurso claro de cara a la ciudadanía, la cual espera con ansia, la resolución definitiva del conflicto político vasco.