Un campamento romano cerca de «la principal ciudad de los vascones»

En un estratégico cerro del Valle de Aranguren, situado entre la balsa de Ezkoriz y el Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos de Gongora, se encuentran los restos de un campamento militar romano construido hace algo más de 2.000 años. Desde sus 654 metros de altitud se controla visualmente lo que el geógrafo e historiador Estrabón denominó «la principal ciudad de los vascones y la ciudad de Pompeyo», así como gran parte de Iruñerria.

Cerro sobre el que se construyó el campamento romano, con ligera inclinación hacia el sur. (FOTOGRAFÍAS: Iñaki VIGOR)

Este cerro se conoce en euskara como Zarbeta o Zaroeta, aunque fue bautizado como alto de Santa Cruz en alusión a la ermita que se encontraba en su parte más elevada. Su meseta cimera es muy soleada, gracias a una pequeña inclinación orientada de norte a sur, y fue el lugar escogido hace dos milenios por los romanos para construir allí un campamento militar desde el que controlaban las tierras de Iruñerria y en especial los castros vascones diseminados por la comarca.

En Iruñerria ya existían diversos castros vascones antes de la llegada de los romanos. El más cercano a Zarbeta estaba ubicado en la cima de Irulegi (Lakidain), que tenía un amplísimo control visual del territorio desde sus 893 metros de altitud. También había castros en Taxoare-Zolina (Gaztelu), Sarriguren, Mendillorri, Ibiriku (Urri), Uharte (Miravalles), Antsoain-Artika (Artikagain), Sandua o Zandua (Iruñea), Gendulain (Santixusti), Cendea de Galar (Esparza, Allomendi y Kostobaro), Imarkoain, Muru Astrain (Sansol) y Tiebas, entre otros.

Los historiadores atribuyen el origen de Pamplona al general romano Pompeyo (Pompaelo), que la habría construido en el año 75 antes de nuestra era sobre la antigua ciudad vascona de Iruñea. Algunos investigadores han aportado la hipótesis de que el campamento de Pompeyo sería precisamente el que se encuentra en este cerro del Valle de Aranguren, situado a solo ocho kilómetros del centro de Iruñea y a 200 metros más de altitud que la capital navarra.

Las fotografías aéreas revelaron que ese cerro está rodeado de un recinto artificial de carácter defensivo. En este caso las defensas no fueron construidas con murallas de piedra sino mediante fosos y terraplenes, aprovechando la favorable orografía del terreno. Este campamento romano ocupaba unos 30.000 metros cuadrados de superficie, y su perímetro estaba reforzado por una empalizada que protegía las tiendas de campaña de los legionarios frente a posibles ataques.

A pesar de estar cubierto por una espesa vegetación de pinos y bojes, todavía son visibles algunos restos de esta curiosidad arqueológica. Para llegar hasta allí hay que tomar la carretera NA-2310, que recorre el valle y nos lleva hasta el cruce de acceso al pueblo de Aranguren.

Justo enfrente de esta localidad, al otro lado de la carretera, se encuentran las antiguas ventas, hoy transformadas en una pequeña urbanización. Desde allí sale la pista que nos conduce hasta el cercano cerro de Zarbeta, al que se puede llegar caminando o en bici de montaña. Otra opción es ir desde la cercana fuente de Lamiturri, que está situada al borde de la carretera y mana una excelente agua durante todo el año, incluso en tiempo de sequía.

A poco más de medio kilómetro de la citada urbanización se encuentra un panel informativo, en euskara y castellano, sobre el antiguo campamento romano. «Su construcción –dice el texto- pudo haber estado relacionada intrínsecamente con algún momento de contiendas bélicas dentro de la conquista romana de la península, pero en el marco histórico de un episodio político interno de Roma entre los seguidores de Mario (dirigidos por Sartorio) y los de Sila (representados por Pompeyo). En este sentido, la fundación de lo que más tarde Estrabón escribe ser ‘la principal ciudad de los vascones y la ciudad de Pompeyo’, podría estar relacionada con la construcción y ocupación temporal de este asentamiento».

En el mismo panel se incluye un dibujo esquemático que explica cómo eran los campamentos romanos y cómo se distribuían las tiendas de campaña y otras dependencias. Nada de ello se ha conservado en este caso, pero todavía se aprecia el foso y el terraplén que rodeaba este amplio recinto. La parte más elevada del cerro nos permite contemplar, entre el pinar, gran parte de Iruñerria y de «la principal ciudad de los vascones».

Naiz