Salvador Cardús: ‘Deberíamos celebrar la victoria que significó el primero de octubre’

El sociólogo Salvador Cardús repasa este último año, vivido con una gran intensidad política. Asegura que el primero de octubre próximo deberíamos celebrar el éxito que significó el referéndum del 1º-O. A su entender, hay que reivindicar un victoria que no hubo tiempo de celebrar. Mirando al futuro, cree que la independencia llegará por un hecho inesperado, al estilo de la caída del muro de Berlín, no por un acuerdo con el Estado español, que considera perdido. En conclusión, opina que las hojas de ruta sirven de muy poco, porque siempre acaban pasando cosas inesperadas que cambian el rumbo previsto y trazado.

 

– ¿Qué nos jugamos este Once de Septiembre?

– Demostrar, una vez más, la resistencia y la buena salud del movimiento, a pesar de tantos altibajos. Todo el mundo estará pendiente de si somos más o no tantos; de si hemos crecido, de si mantenemos la fuerza.

 

– ¿Se deberían hacer acciones diferentes de las de los otros años?

– Es difícil encontrar nuevas fórmulas que funcionen. Quizá las encontraríamos si no estuviéramos tan pendientes de saber si somos más o no somos tantos. Las concentraciones descentralizadas podrían ser una buena alternativa. Pero entonces no nos podríamos medir y seguramente que no habría tanto impacto internacional.

 

– ¿Y hacerlas más cerca de las cárceles, ahora que tenemos los presos en Cataluña?

– No lo sé. Las acciones se pueden hacer si existe la garantía de poderlas mantener largamente en el tiempo. En el caso de las concentraciones, si hay la seguridad de poderlas mantener cuando comience el curso y todo el mundo se encuentre más atado por el trabajo y la familia… A veces respondemos de una manera muy reactiva y quizá haría falta algo más de reflexión. Deberíamos medir la fuerza y el impacto que queremos que tengan estas concentraciones. No sólo en los presos sino también en la opinión pública. Unas acciones muy regulares que no aporten nada nuevo pueden acabar siendo invisibles.

 

– ¿Qué queda, el primero de octubre? ¿Qué ha dejado?

– Ha dejado la constancia de la brutalidad del Estado a la hora de impedir que los catalanes podamos decidir y nos podamos autodeterminar: de un modo evidente a nuestros ojos y a los ojos de los que dudaban de la brutalidad del Estado. También ha internacionalizado nuestra demanda. El Estado español aún no es consciente del error de aquella acción brutal en la internacionalización del proceso. Fue un gran momento de toma de conciencia. Ahora sabemos cuáles son las dificultades, y nuestras fuerzas.

 

– ¿Qué hemos aprendido?

– Deberíamos haber ganado una gran capacidad de autoestima. Desgraciadamente, no hubo tiempo de celebrar el éxito que fue el primero de octubre. Entre los batacazos y los titubeos no terminamos de celebrar aquel pulso ganado al Estado de una manera pacífica, con inteligencia y voluntariado. Algo francamente difícil de conseguir.

 

– Personal, íntimamente, ¿qué le evoca aquella fecha?

– La capacidad de confrontación y de resistencia de los catalanes. La sensación de no tener miedo, de mucho coraje. Cuanto más nos sentíamos amenazados, más gente iba a los colegios. Personalmente, es de esos días que recordarás en el caso de que alguna vez dudes de si el país tiene suficiente fuerza para conseguir la independencia. Seguro que lo podemos hacer. Lo haremos.

 

– ¿Qué se debería hacer este primero de octubre?

– Este primero de octubre es muy importante. No lo deberíamos dejar pasar como si nada. Deberíamos hacer lo que no pudimos hacer el año pasado. Hace un año el impacto de los golpes, la movilización del 3 de octubre y la forma en que terminó ese mes no nos dejaron celebrar la victoria que significó el primero de octubre. Todo ello desdibujó su éxito. Ahora deberíamos fijarnos en la capacidad de resistencia y confrontarnos pacíficamente en el Estado. Darnos la autoestima que necesitamos para llegar a la independencia.

 

– Visto con perspectiva, ¿qué faltó para hacer efectiva la república?

– Cuando ha pasado un cierto tiempo, todos somos muy sabios. Si hubiéramos previsto un poco más la brutalidad con la que actuó la policía española el día primero de octubre, tal vez habríamos sabido qué hacer al día siguiente. Pero, claro, nadie lo sabía. Siempre hay gente sabia que dice que todo era imaginable. Yo soy de los que no me lo había imaginado nada. No sabía ni si seríamos capaces de tener las urnas en los colegios electorales.

 

– Pasado el primero de octubre, llegará el juicio. ¿Qué se debería hacer entonces?

– Ya tenemos experiencias de concentraciones ante los tribunales. Pero habrá que ver dónde se hace este juicio. Si es en Madrid, será muy difícil hacer grandes concentraciones, y no sé qué tendremos que hacer. Ahora, sí está claro que tendremos que esperar los resultados y entonces tomar decisiones.

 

– ¿Y qué resultados prevé?

– Seguro que no serán justos. Un resultado justo sería que los dejaran marchar y que se hicieran cargo de reparar el daño causado, algo imposible por completo. A pesar de ello, quisiera pensar que a última hora no se atreverán a dictar las condenas máximas que dicen. Tendremos que ver cómo reaccionan y movernos por la vía jurídica poniendo todos los recursos necesarios en el ámbito estatal e internacional. Pero, claro, esto es un hilo que debe ir paralelo a las otras cosas que pasarán en el país. Porque, mientras tanto, sucederán todas las celebraciones y pueden pasar cosas muy difíciles de prever ahora.

 

– ¿Difíciles de prever?

– Si algo nos ha enseñado este año, es que no hay nada previsible. Hablar de hojas de ruta es la cosa más estúpida que hemos hecho. De aquí a fin de año pueden pasar muchísimas cosas. Muchas, ni me las puedo imaginar. Puede haber elecciones en España, elecciones aquí, resoluciones de carácter internacional, las municipales… Continuaremos tan acelerados como este último año. Habrá que estar muy alerta a qué vaya pasando para reaccionar y responder adecuadamente.

 

– Todo esto que dice, ¿puede ser decisivo para hacer efectiva la república a corto plazo?

– La República, más que venir como resultado de un gran pacto con el Estado para hacer un gran referéndum, vendrá a raíz de un evento ahora difícil de prever que lo desencadenará todo. Al estilo de la caída del muro de Berlín. Vendrá a caballo de eventos no previsibles que en algún momento se les escaparán de las manos y que harán que pase. Me lo imagino más así que esperando diez años o quince a ver si finalmente el Estado español cambia de mentalidad. Esto ya no me lo trago, francamente.

 

– ¿Qué papel deben desempeñar los presos políticos?

– Les debemos escuchar mucho, pero deberían decidir poco. La situación del preso es muy dura y no es seguro que en todos los casos estén en las mejores condiciones de tomar grandes decisiones. Hay que escucharles y reivindicarlos. Y asegurar que se respeten sus derechos políticos.

 

– ¿Y los exiliados?

– Los exiliados tienen la ventaja de que no están directamente amenazados y, por tanto, pueden tener un pensamiento más tranquilo. La situación es completamente diferente.

 

– ¿Qué papel debe jugar el Consejo de la República?

– La verdad es que sé muy pocas cosas del mismo, pero creo que el Consejo de la República puede jugar un papel muy importante fuera del marco institucional autonómico; un papel de relieve en la internacionalización y en la estrategia futura del soberanismo. Pero, por supuesto, dependerá mucho de quién forme parte y de si es capaz de reunir sectores diferentes. Cuanto más sectores reúna, más fuerza tendrá; si no, solamente será una plataforma más o menos vinculada a los exiliados.

 

– Por lo tanto, ¿no debería ser una simple representación de los exiliados y nada más?

– No tengo información, pero me imagino que, el Consejo de la República, lo debería formar gente independiente y comprometida con el proyecto. No me lo imagino como una representación de los partidos o exiliados, sino como un consejo de gente fuerte con proyección internacional y nacional. Con capacidad de intervenir en algunas estrategias de futuro.

 

– La división entre los partidos es constante. ¿Cómo se debe responder?

– Con paciencia… En realidad, este es uno de los aspectos positivos de nuestro proceso: el proyecto no pivota en un único partido. Los hay que hablan de hacer una especie de partido nacional escocés, SNP. Yo no lo veo. No tiene ningún sentido. Aquí las tradiciones políticas son otras.

 

– Por tanto, ¿no es partidario de listas únicas?

– Depende de las circunstancias. Una cosa es que en un municipio determinado quieran hacer frente uniendo fuerzas. Esto ya ha pasado. Quizá podría estar bien en el caso de Barcelona, pero me parece evidente que no será posible. Unas primarias podrían arrastrar a una buena parte de votantes, pero Esquerra y la CUP no se avendrán. En cambio, en municipios medianos o pequeños, podría pasar.

 

– ¿Pueden ser una oportunidad para el independentismo las elecciones municipales del próximo año?

– Si no ha pasado nada antes, será un momento muy importante. Además, históricamente en Cataluña las municipales han tenido un papel muy destacado. A veces, aunque los discursos políticos y sociales sean muy diferentes, aparecen reflejos que tienen una lógica y dinámica política propias. Está claro que si las municipales fueran muy bien para el soberanismo, todavía lo cargarían más de razones, tanto desde el punto de vista internacional como desde el de posibles relaciones con el Estado. No digo que el Estado llegara a negociar un referéndum, pero quizás entendería que no se encuentra en condiciones de actuar como lo está haciendo hasta ahora.

 

– ¿Se deberían hacer elecciones este otoño?

– Si nos las podemos ahorrar, mejor… Convocarlas por convocarlas me parece que no tiene sentido. Por desavenencias internas, sería una señal de debilidad. Únicamente se deberían convocar si supiéramos que son una muestra de fortaleza y que sabemos qué hacer con ellas, con sus resultados. No deberían hacerse para ver si finalmente Esquerra pasa por delante de la ‘Crida’, o como se llame en ese momento. Si es para eso, no vale la pena.

 

– ¿Cuáles deberían ser las prioridades de este gobierno?

– Este gobierno tiene que hacer dos cosas a la vez: seguir luchando por la república, por los derechos de los represaliados, por internacionalizar el proceso… y gobernar. Hemos estado muchos meses sin gobierno y se han atascado muchas cuestiones cotidianas, que ahora se tienen que desatascar. Hay un montón de cosas empantanadas, por el 155, y ahora el gobierno se debe apresurar a poner el país al día.

 

– En estos últimos días hemos visto muchos ataques de la extrema derecha en Cataluña. ¿Qué hacer para poner fin a esta impunidad?

– Los Mossos deberían actuar como lo han hecho siempre, con la máxima inteligencia e información. Tengo la seguridad de que la información la tienen, porque ya la tenían; ahora deberían actuar. No sé hasta qué punto la dificultad está, más que en la policía, en los estamentos judiciales, pero no tengo tampoco información para poderlo afirmar con contundencia. En todo caso, la policía debería actuar con previsión. Vigilando la extrema derecha.

VILAWEB