Radiografía del Casco Antiguo de Tudela

El arqueólogo Juanjo Bienes analizó los problemas y retos de esta zona en las jornadas sobre patrimonio organizadas por Nabarralde.

Juanjo Bienes y Ángel Rekalde, en el centro Rúa. (J.A.MARTÍNEZ)

Un centro de interpretación dedicado a la figura de Benjamín de Tudela ayudaría a atraer un turismo de elite a la capital ribera. Así lo cree, al menos, el arqueólogo tudelano Juanjo Bienes, que el pasado viernes participó en una mesa redonda celebrada en el centro cívico Rúa con motivo de la apertura de las cuartas jornadas sobre Patrimonio, Paisaje y Globalización, organizadas por Nabarralde Fundazioa. Unas jornadas que en esta edición ponen el foco en las necesidades de futuro de los cascos históricos y que tendrán el 20 de octubre su acto central en Pamplona con un congreso en el que participarán expertos en la materia.

Bienes, que estuvo acompañado por el director de Nabarralde, Ángel Rekalde, realizó un amplio recorrido por el patrimonio del casco histórico tudelano para centrarse después en el aspecto social. El arqueólogo aseguró que a Tudela le falta “explotar otros recursos” que no sean la Puerta del Juicio de la catedral o su gastronomía para ser un verdadero reclamo turístico. “Las personas que visitan la ciudad es porque conocen a alguien o están de paso para ver Sendaviva, Bardenas… Hay que explotar otros recursos como la Judería o la figura de Benjamín de Tudela. Si la ciudad se hizo famosa en la Edad Media fue por sus juderías y por la figura de este viajero, al que no se le ha dedicado un centro de interpretación que sería un gran atractivo para la ciudad”, apuntó.

En este sentido, además, lamentó que lo que se enseña a los turistas de la Judería no se puede decir que sea una gran verdad. “Enseñamos unos restos judíos que nada tienen que ver con que fue el pasado y que no se sostienen más que para un turismo que viene, se lo cree y luego se va. Mostramos una sinagoga que no es tal, enseñamos unas calles de la Judería donde nunca estuvo, estamos enseñando decorados”, aseguró Bienes, que argumentó su versión explicando que, según los últimos documentos recogidos, la Judería Vétula estuvo situada en la zona de las calles Huerto del Rey y Magallón. Sin embargo, se enseña como tal toda la calle San Julián. “A raíz de una publicación de Basilio Pavón Maldonado, todo el mundo dice que estaba allí”, indicó Bienes, que añadió que las excavaciones arqueológicas realizadas en este entorno nunca han dado restos que vayan más allá de los siglos XII y XIII. “Era una zona de campo y huertas donde había ganado en época musulmana”, apuntó.

EVOLUCIÓN

Bienes mantuvo durante su intervención que el Casco Histórico de Tudela permaneció vivo hasta los años 60, momento en el que se construye el Barrio de Lourdes. Para el arqueólogo, esto provocó que la zona más emblemática de la ciudad entrara en “decadencia”. Una decadencia de la que todavía no se ha recuperado del todo porque se “empobreció” pero, sobre todo, “envejeció” la población que se quedó a vivir en él. Este panorama hizo que nadie invirtiera un euro en revitalizar el Casco Antiguo y hubo que esperar casi 30 años para que el Casco Viejo comenzara a revivir. El primer PEPRI (Plan especial para la reforma interior del Casco Histórico) y la restauración de edificios importantes como los palacios Marqués de Huarte, Marqués de San Adrián o la propia Casa Consistorial permitieron revitalizar en parte la zona. No obstante, “no fue la panacea y todavía queda mucho por hacer”, insistió Bienes, que recordó también el daño que se originó a la zona con la crisis del ladrillo. “Una gran cantidad de inmobiliarias se quedaron con un importante remanente de solares y una deuda invendible que llevó a la quiebra a muchas de ellas. Esos solares, tanto públicos como privados, son un lastre para el Casco Histórico porque no hay una solución a corto plazo”, reconoció el arqueólogo, que fue especialmente crítico con la gestión realizada por las entidades públicas. “Se compraron casas y solares para promover la vivienda pública, pero esa vivienda no se llegó a realizar y estamos hablando de zonas muy degradadas como del Terraplén, convento San Francisco, Huerto del Rey o Coscolín”.

También los arquitectos, según Bienes, contribuyeron a la degradación del Casco Histórico por querer dejar su huella. Y puso como ejemplo la obra llevada a cabo en la plaza de la Judería, que “rompió la trama urbana”, o en el entorno de Huerfanicos. “Es una de las principales lacras que tiene el Casco Viejo en cuanto a rotura de la perspectiva histórica”.

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