Pomorie, una República Ártica

La era de los Imperios dejó el paso al Estado-nación, donde la nación dominante subordinó al resto dominado reduciéndolo al nivel de “provincia étnica”. Si bien en Europa (antes del inicio del proyecto postmoderno de la UE) tal estructura existió durante varios siglos, su configuración centralista ha ido cediendo el paso a una red interregional, donde las regiones de los países europeos más diversos establecieron relaciones directas, incluso a veces sin tener en cuenta la opinión de las capitales de sus estados. En Rusia después del colapso de la URSS, diferentes grupos sociales, incluidos los pueblos indígenas, se volvieron políticamente activos. La etnicidad jugó un papel importante al aparecer un vacío ideológico, de tal modo que la ideología étnica, redescubriendo identidades perdidas y construyendo otras nuevas, reemplazó a la oficial del partido y se convirtió en parte importante de la política de transición que se estaba dando en el Estado donde aún no había cuajado un nuevo credo regionalista. Actualmente, en la Federación de Rusia está surgiendo un inédito regionalismo modernizado, inevitablemente multicultural, abierto a las interrelaciones etnoculturales y que no tiene nada en común con reservas cerradas monoétnicas, lo que conlleva al fortalecimiento de sus comunidades y a la creación de un nuevo paradigma que socava la visión tradicional que Moscú ha tenido sobre la distinción entre las regiones predominantemente étnicas rusas y las repúblicas no-rusas. Este nuevo paradigma promueve la modernización de todos los grupos involucrados pasando de la defensa de sus pasados ​​nacionales a la búsqueda de un futuro común, e interpela a toda persona independientemente de su nacionalidad, afiliación política o fe religiosa. Y consecuentemente, fortalece a las regiones como un todo creando una comunidad más amplia que trabaja por unos intereses comunes y abre el camino a una mayor cooperación a través de fronteras internas e internacionales cada vez menos importantes, sin cuestionar la autoridad de los estados respectivos. Se trata, por tanto, de una nueva filosofía que implica y compromete no sólo a los miembros de las minorías étnicas que estaban interesados ​​en preservar sus pasados ​​nacionales, sino también a personas de todas las nacionalidades, incluidos los rusos dominantes, lo que explica el despegue exitoso de este nuevo regionalismo. Por lo tanto, se trata de un proceso de glo-localización, síntesis de globalización y localización, término que muestra un desarrollo paralelo, más que de oposición de ambos. De modo tal que, por un lado, el mundo se está volviendo más uniforme respecto a normas legales, políticas y económicas; por el otro, la multidiversidad local aumenta constantemente. Las corporaciones más grandes del mundo localizan sus productos, los adaptan a los idiomas y a los gustos de los consumidores locales, pero, por contra, las marcas locales tienden a convertirse en globales. Este proceso dialéctico e interrelacionado, global y local, no se contradice entre ambos sino que se complementa. De la misma manera, y según este proceso dialéctico de glo-localización, la identidad regional va de la mano y está cada vez más entrelazada con la étnica, al tiempo que los procesos de integración se desarrollan entre regiones geográfica, histórica y culturalmente cercanas de diferentes países. Esto es lo que está ocurriendo en el Norte de Europa, donde la constitución de la región de Barents como comunidad transregional desde Noruega a los Urales para la cooperación al desarrollo, no es óbice para que esté teniendo profundas consecuencias en los grupos étnicos más pequeños, muchos de los cuales están floreciendo ahora. Este es el caso de los Pomor.

El pueblo Pomor constituye una etnia indígena independiente del Norte ruso europeo cuya cultura inicial surgió gradualmente de la asimilación de la cultura local ugro-finesa (pre-pomor) con la de la primera población de la Antigua Rusia. En tanto que algunas otras comunidades étnicas rusas antiguas convecinas (vyatichi, krivichi, severyane, etc.) se disolvieron gradualmente en la gran nación rusa, los Pomor conservaron su propia identidad étnica y todavía se consideran a sí mismos como tales, habitando un territorio que abarca prácticamente todo el norte de Rusia. Ya en los siglos XV-XVII Pomorie era el nombre de la zona administrativa que comprendía la costa del Mar Blanco, el lago Onega y los ríos Onega, Dvina Septentrional, Mezen, Pechora, Kama y Vyatka, hasta los Urales, incluidas las regiones de Murmansk, Arkhangelsk y Vologda, las repúblicas de Karelia y Komi. En todo caso, la composición étnica de Pomorie es muy diversa y junto con los pomor hay rusos, karelios, lapps (saami), Veps, nenets, komis y otros pueblos nativos. Dicha composición étnica no permaneció estática a lo largo del tiempo, y bien puede decirse que el surgimiento actual de la identidad de los Pomor debe considerarse consecuencia del desarrollo dialéctico de dicha asociación.

En los siglos XII-XV Pomorie fue una extensa colonia de Novgorod, y a principios del XVI fue anexada a Moscú. En el XVII la mayoría de la población era campesinado libre (no hubo terratenientes) cuya actividad económica estaba relacionada con la pesca, caza, agricultura, ganadería, elaboración de marfil, industria de la madera y extracción de la sal. Durante la época zarista se inició el proceso de asimilación y declive de la población Pomor, declive que se intensificó en el período de la URSS debido a los cambios que se implantaron en las relaciones políticas, económicas, estatales y sociológicas. El estado intentó destruir la vida tradicional de los Pomor mediante decretos que prohibieron la construcción de barcos, atacaron su lengua, promovieron la colectivización de granjas, requisaron sus zonas tradicionales de caza y pesca para fines industriales y militares, fomentaron la migración masiva de extranjeros del sur de Rusia a Pomorie, etc. En la actualidad, su situación de desamparo y a-legalidad hace que la tierra de Pomorie pueda ser comprada en libre subasta por cualquier persona. Los hombres de negocios de Moscú y Petersburgo compran las mejores tierras, especialmente junto a los ríos, creando cotos exclusivos que les permiten hacer negocio con los turistas. Similar proceso colonial ocurre con los diamantes, abundantes en la región: una vez que se encuentran los depósitos de diamantes, intimidan o engañan a la población local y después de la extracción de diamantes dejan lo ríos tan contaminados que los salmones desaparecen durante años. En 2007, el gobierno ruso anunció que se prohibía la pesca de focas arpa en el Mar Blanco por problemas medio-ambientales; pero es un hecho que los Pomor las han estado pescando durante miles de años, y que la subsistencia de la población indígena depende de esta pesca. Los Pomor se dedican no solo a la pesca, también a la cría de ganado. Hasta hace poco, la mayoría de las poblaciones asentadas a lo largo de la costa del Mar Blanco tenían sus rebaños de renos. Ahora, como consecuencia de la compra irrestricta de tierras por parte de los hombres de negocios, no se les permite el pastoreo de las tierras.

Esta política de asimilación, intolerancia étnica, xenofobia y falta de protección estatal ha conducido a esta comunidad étnica a una situación crítica catastrófica: el número de su población ha seguido disminuyendo, los asentamientos en las pequeñas aldeas han continuado desapareciendo, agudizándose esta tendencia negativa en los últimos años. El centro cultural nacional “Renacimiento Pomor”, alarmado, declaró que tanto el gobierno federal como el regional son los culpables del genocidio de los Pomor, haciendo especial hincapié en las responsabilidades del regional, por cuanto durante los últimos años se negó a analizar la situación de este pueblo, ignorando los llamamientos de científicos y representantes de la población indígena a proteger sus derechos mediante medidas legislativas. Y es que hoy el pueblo Pomor en Rusia, y en el área de Arkhangelsk en particular, sigue privado de derechos civiles, está expuesto al ostracismo legal y no tiene protección estatal. En la “Lista de pueblos originarios de Rusia” del estado ni se les menciona, simplemente no existen para el estado ruso, a pesar de que los Pomor declaren activamente su existencia y exijan una legislación que garantice sus derechos, como lo confirmó el censo de población realizado en 2002. Evidentemente, su reconocimiento como “pueblo indígena” les otorga derechos sobre estas tierras ricas en recursos (diamantes, peces, reservas de petróleo y gas) y abre la puerta a demandas de diferentes compensaciones por el desarrollo y uso de esos derechos. Y, por supuesto, esto podría ir en contra de los intereses de las élites regionales, federales y de las grandes empresas que están muy interesadas en la persistencia de la situación actual.

Empero, existe en Noruega un aspecto importante a considerar sobre la cuestión Pomor. Hace varios siglos, por medio de un activo comercio internacional, los noruegos y los rusos del norte construyeron una sólida base histórica y cultural Pomor para la posterior cimentación de la actual región de Barents. Este comercio Pomor de antaño, que floreció en particular durante el período 1740-1917, constituyó un comercio de trueque tan intensivo que incluso llegó a crear un tipo de idioma pidgin ruso-noruego, el Russenorsk, hablado en la costa norte de Noruega. Pues bien, a lo largo de los años en el lado noruego de la frontera, se ha considerado este tipo de comercio como un ejemplo de las relaciones de mutuo beneficio ruso-noruegas, a tal punto que la palabra Pomor se ha usado retóricamente en Noruega para expresar un sentimiento de buena voluntad hacia Rusia. De tal modo que, cuando se estaba fundamentando la creación de la región de Barents, se hizo referencia al comercio Pomor como modelo histórico para la nueva cooperación, lo que a su vez impulsó la idea de instituir una zona económica especial en la frontera llamada “Zona Pomor” (una Eurorregión sui generis, habida cuenta que Noruega no forma parte de la UE), con competencias sobre aduanas, impuestos, visas y desarrollo comercial. Consecuentemente, se trataba de un intento por restablecer las viejas tradiciones del comercio Pomor adaptadas a la nueva realidad, en la que Rusia y Noruega deberían evitar la rivalidad estableciendo unas relaciones de mutua cooperación en el desarrollo de la industria del gas y petróleo, que jugará un papel importante en la zona. La ciudad noruega de Vardø, autodenominada capital de Pomorie, suele ser sede del festival Pomor que anualmente conmemora las antiguas relaciones de la ciudad con sus vecinos orientales. En 2009 en esta ciudad noruega se fundó la Hermandad Pomor, que establece e impulsa relaciones de cooperación y hermanamiento de la región de Barents, es decir, de Vardø con Arkhangelsk, por cuanto considera que el territorio e historia de los Pomor es el de una comunidad transfronteriza. En 2010 asistió como invitado de honor al Festival Pomor en Vardø, inscribiéndose en la Hermandad, el ex ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Thorvald Stoltenberg, fundador de la Región de Barents y a su vez padre del ex-primer ministro noruego y actual secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Algunos meses después, Stoltenberg fue invitado a Arkhangelsk, donde fue nombrado doctor honorario en esta Universidad. En su discurso inaugural, Stoltenberg proclamó en ruso “Я Помор” (Yo soy un Pomor), y durante su visita firmó un acuerdo cuyo principal objetivo era ayudar al desarrollo de la cultura Pomor en Rusia y Noruega. En suma, la evocación de la palabra Pomor en el lado noruego ha sido una forma de decir que Noruega y Rusia son amigos y que tienen algo en común. Por el contrario, en Rusia el tema Pomor es complicado y controvertido, muy polémico y cuestionado, muy manipulado y tergiversado.

Actualmente en Rusia los Pomor no son reconocidos como comunidad y les niegan el derecho a su nombre histórico, refiriéndose a ellos como “norteños”. Hasta hay algunos que los consideran como la “quinta columna” de Noruega en el norte de Rusia debido a los lazos históricos y sus frecuentes viajes al país de los fiordos. Muchas personas ribereñas al Mar Blanco se identifican como Pomor. Arkhangelsk es llamada, como Vardø, la capital de Pomorie. En el censo de 2002, casi 7000 individuos (la gran mayoría de ellos en el Óblast de Arkhangelsk) eligieron identificar su origen étnico no como ruso, sino como Pomor. El padre intelectual del nacionalismo Pomor Vladimir Bulatov, rector de la Universidad de Arkhansgelsk (murió en 2007), fue miembro muy activo en la actividad sociopolítica y científico-pedagógica sobre la historia del Ártico, así como sobre la formación y perspectivas para el desarrollo de la Ruta del Mar del Norte. El fuerte ánimo emprendedor de Bulatov le animó a escribir un libro de historia (2003) que se utiliza como material didáctico en las escuelas de educación básica y en la Universidad de Arkhangelsk. En este libro, Bulatov defiende la idea de que los Pomor forman parte del mundo fino-ugrio (no del grupo étnico eslavo), y minimiza la influencia que la etnia rusa tuvo en el desarrollo de la región. Identifica al pueblo Pomor como una nación con personalidad propia, con un idioma específico, con su propia cultura y tradición que los distingue de los rusos. Entre estas diferencias destacan una mayor tradición de la alfabetización, mayor estatus social y reconocimiento de las mujeres, tradición religiosa diferenciada, espíritu emprendedor acompañado de un mayor compromiso con las relaciones justas, y organización social horizontal no jerarquizada. Por otra parte, añade que la historia y cultura Pomor está muy directamente relacionada con la región noruega de Barents por lo que es fácilmente deducible la identificación de la idea básica de Pomorie como la de una comunidad transfronteriza. Por su parte, los noruegos, y en el marco del proyecto internacional de Cooperación de Barents en 2014, prepararon un libro de texto de historia para la Escuela Superior de la Región de Barents que esperan sirva de base para la formación de historiadores y profesores en universidades rusas de las regiones rusas tuteladas por la Cooperación de Barents.

Los militantes más activos, organizados en el Movimiento Pomor en la última década, están animosamente trabajando por la revitalización de su cultura, y exigen con insistencia su reconocimiento legal como minoría étnica y pueblo indígena. Asimismo, reivindican la eliminación de la dependencia colonial del oblast de Arkhangelsk respecto al centro federal, por lo que no sólo reclaman los derechos a disponer de forma independiente su territorio y recursos naturales, sino que proclaman el establecimiento de la República de Pomorie. Este movimiento está despegando, atrayendo a jóvenes e incluso a hombres de negocios interesados en el Norte, lo que ha encendido las alarmas en Moscú. El poder central, pretextando que si los Pomor pueden declararse como grupo étnico separado lo podrían hacer también otros subgrupos regionales en todo el país, concluye en último término que dicha fragmentación pudiera conducir a la desintegración de la nación y el estado rusos. La reacción no se hizo esperar y el cabeza visible del movimiento Ivan Moseyev fue arrestado y acusado de alta traición por espionaje y colaboración con Noruega, además de incitación al odio y al separatismo. Moseyev, presidente de la Asociación Pomor de Arkhangelsk, del Centro Cultural Nacional “Renacimiento Pomor”, y de la Hermandad Pomor, es un erudito, un antropólogo cultural, a la vez que director del Instituto Pomor en la Universidad Federal de Arkhangelsk. Además, Moseyev es muy conocido en el norte de Noruega porque ahí ha estado durante años en estrecho contacto con personas involucradas en la cooperación entre Noruega y Rusia. A pesar de las muchas manifestaciones de apoyo nacional e internacional, Moseyev fue condenado a una multa de 100.000 rublos, se le incluyó en la lista de terroristas y extremistas, y para colmo se le despidió de su puesto en la universidad y de cualquier otra organización pública. Como remate, se le bloqueó su cuenta bancaria impidiéndole abrir otra nueva, llevándole a una situación de ostracismo e indigencia. El caso de Moseyev (2012-2013) tuvo lugar en el contexto de la toma de una serie de medidas que consideraban la petición del establecimiento de la República de Pomor como un “ataque frontal contra el federalismo”, al mismo tiempo que juzgaban a las organizaciones regionales que llevan a cabo proyectos conjuntos con socios no-nacionales como “espías” o “agentes extranjeros”, habiendo incluso algunos políticos de Moscú que pedían la abolición de las repúblicas no-rusas. Evidentemente, se trata de los viejos estereotipos de la guerra fría que los funcionarios rusos actuales, al igual que sus predecesores soviéticos, perseveran con una elocuente falta de perspectiva por cuanto con su aplicación radicalizan a las mismas personas que esperan silenciar.

En los últimos 15 años el gobierno central se dedica principalmente a apretar las tuercas del proceso centralizador: la abolición de las elecciones para gobernador, la transferencia del impuesto sobre la extracción de recursos minerales a la “hucha” federal, los exorbitantes fondos que se dedican a la promoción y desarrollo de Moscú y Petersburgo (baste decir que en la construcción de una nueva circunvalación alrededor de Moscú se gastan cinco veces más dinero que en las obras de carreteras en toda Siberia!)…provocan un fuerte golpe a los presupuestos regionales. Consecuentemente, sobreviene el infradesarrollo de la periferia con el vaciamiento de los pueblos y de las pequeñas ciudades, y el desarrollo desorbitado de unas pocas megaciudades. Ahora en varias regiones de Rusia, viendo en peligro su futuro, hay asociaciones públicas que defienden los intereses de la población de las tierras rusas y sus habitantes, es decir, hay un estrecho entrelazamiento de lo regional y lo étnico en el mundo moderno actual. Las asociaciones de interacción económica entre las regiones que unen el Norte ruso, los Urales y Siberia occidental, apuntan a que deberían encontrar una nueva vida fusionando los sujetos actuales de la Federación (región de Arkhangelsk, okrug Autónomo de Nenets y República de Komi) en una unitaria República de Pomorie, aunque en última instancia todo depende de la voluntad de su gente.

Si bien en la región de Arkhangelsk viven una gran variedad de pueblos y grupos étnicos, el núcleo espiritual y cultural es el Pomor, que descubrió y dominó el Ártico y Siberia. Por lo tanto, sin esta base es imposible posicionar y cohesionar competentemente a la región de Arkhangelsk. El estado de una comunidad étnica independiente ayudará a los pomor a salir de ese impasse social al que han sido conducidos, creando un programa para el desarrollo de las aldeas de Pomorie, así como innovando una infraestructura moderna, e implementando una política socio-ambiental bien pensada con apoyo a las pesquerías tradicionales. En la actualidad Pomorie sigue siendo una colonia de Moscú y Petersburgo. El futuro y la clave para su desarrollo exitoso está en que se constituya como puente entre el norte de Europa y Siberia. Se trataría más bien de la unión económica con Noruega y Siberia, y no de la unión firme a Moscú y Petersburgo. A este respecto es paradigmático el proyecto Belkomur, <acrónimo de Belikoe More (Mar Blanco)-Komi-Uralsk>, que fue concebido hace 100 años y que resurgió en la década de 1990. Se trata de la construcción de una línea férrea que une Arkhangelsk y Perm que alentará tanto el desarrollo económico como significará e identificará a Pomorie y sus gentes como constituyente necesario del corazón del Ártico en el marco de la civilización euroasiática.