Peio Monteano: “Amaiur tiene los requisitos para ser la gesta de la imagen colectiva de la identidad navarra”

Peio Monteano | doctor en historia y técnico del archivo de navarra. Fotografía Patxi Cascante

Se ha demostrado, una y otra vez, que es casi imposible dar voz a los vencidos respecto a casi todos los episodios históricos, ya que, como sabemos, la historia la escriben los vencedores. ¿Cómo, por lo tanto, ha podido llegar a un relato tan pormenorizado de lo acontecido en Amaiur, teniendo en cuenta que la versión oficial provenía del bando castellano?

-Este caso, en el sentido que comentas, es casi único. La versión de los perdedores, en cuanto a la historia de Navarra, la conocemos gracias a los procesos judiciales que se les abrieron, que recogen testimonios reales, aunque hay que tener en cuenta que estos testimonios se tomaron bajo presión, lo que provoca, por ejemplo, que no se recuerden fechas o que no se niegue el haber estado en un lugar concreto. En el caso de Amaiur tenemos la suerte de contar con la correspondencia que se incautó, fundamentalmente, a Jaime Vélaz de Medrano. En estas cartas aparecen algunas motivaciones y hechos explicados bajo el punto de vista de los que estaban dentro del castillo, y que por lo tanto no conocíamos. Lo que teníamos eran relatos heroicos pidiendo premios por su participación, y otros documentos, más interesantes por objetivos, que son los datos de la contabilidad: las medicinas, la gente que fue atendida, cuánto se pagó. El caso de las cartas es único porque además las tenemos en un estado, por decirlo de alguna manera, virgen, ya que no están testificando interesadamente, lo que forzaría mentiras, medias verdades o maquillajes, sino que fueron confiscadas in situ. Esto también tiene sus pegas, ya que, tanto los emisarios como sus destinatarios sabían de lo que hablaban, nos encontramos con que muchas no tienen fecha, y por lo tanto hay que datarlas, leerlas…

Sí, porque la mayoría están en castellano y otra parte en francés, pero ninguna en euskera…

-No hay ninguna en euskera y es lógico que no las hubiera porque no era un idioma que se escribiera, aunque prácticamente tenemos la seguridad de que entre ellos hablaban en euskera, de hecho, algunos no sabían otra lengua. Fundamentalmente se trata de la correspondencia recibida por Vélaz, lógicamente, la que emitió él no la tenemos, porque no hay copias, sí alguna carta que fue devuelta. Así como otras cartas que recibieron personajes cercanos a él y que contenían información relevante, por lo que al final acabaron en sus manos.

Esas cartas, como decía, permiten estructurar un relato certero de lo que sucedió en la conquista de Amaiur. Pongámonos en contexto. 1522, las tropas castellanas inician el asedio al castillo, que resiste todos los envites hasta que entra en juego la artillería, que destroza los muros exteriores. Curiosamente, los navarros pudieron seguir resistiendo tras refugiarse en el cubo interior… que había sido construido por los castellanos después de la conquista de 1512.

-Efectivamente. Amaiur era un castillo medieval que, como todos los navarros de la época, no hubiera podido resistir, y de hecho no resistió, a un ejército moderno de la época como era el español, o el francés, dotados de buenos trenes de artillería. Durante años, Castilla se gasta un dineral en reforzar el castillo de Amaiur con nuevas técnicas de fortificación de la época. En este sistema de construcción, denominado de transición, el cubo esquinero es la clave de las nuevas fortificaciones, que, en realidad, se trata de un búnker con artillería dentro. Ese gran cubo que construyen los castellanos entre 1514 y 1520 será la clave de la defensa de Amaiur, hasta que lo consiguieron minar…

Esa fue otra de las claves de la conquista del castillo, que hubiera podido seguir resistiendo, quizá hasta la llegada de las tropas de auxilio, si no hubiera sido por la gran explosión que se produjo en el cubo, que generó una brecha imposible de defender.

-Esa brecha fue producida por la citada mina, una práctica utilizada para derruir fortificaciones, y por la que optan los castellanos tras ver que ni con asaltos ni con artillería podían reducir a la guarnición navarra. La mina no es sino un túnel que llega hasta la base de la muralla, donde se depositó la pólvora, parte de la cual se tuvo que traer de Pamplona porque la cantidad necesaria era muy grande. A pesar de que se intenta impedir la excavación, al final consiguen minarlo, generando la brecha y provocando muchos heridos por el fuego de la deflagración. A partir de ese momento, ya no tenía sentido resistir. En cuanto a la llegada de las tropas de auxilio, sabemos que las tropas que venían de Bearn, se dan la vuelta sin entrar en Zuberoa porque les llega la noticia de que el castillo ha caído. Desde 1522, Francia, que es el gran poder que respalda la causa navarra está en franco repliegue, de hecho, consigue mantener Hondarribia solo un par de años más. ¿Podían haber conseguido levantar el sitio? Hubieran hecho más complicada la conquista del castillo, pero la realidad es que se está viviendo una ofensiva general en el Pirineo occidental en la que la iniciativa es del Imperio castellano. De hecho, en 1523 incluso invadirán Bearn. La tendencia militar de estos años es claramente favorable al emperador castellano, principalmente porque Inglaterra ha entrado en la guerra a su favor.

¿Cuantos fueron los que defendieron Amaiur? Porque siempre se ha hablado de 200, pero usted afirma que fueron 100. De la misma forma que se hablaba de 10.000 tropas castellanas pero en el libro se cifra en unos 5.000.

-Doscientos no caben. Lo que sucede es que en la crónica que escribe Ramírez de Ávalos, solo 12 años después de la conquista de Amaiur, aunque él no participó habla de 200 caballeros. Eso es imposible por los caballeros siempre llevan asistentes, hasta cinco. Caballeros fueron solo siete, de un nivel muy alto. Pero la mayoría de los que defendieron Amaiur eran plebeyos, hidalgos de pueblo, artesanos y campesinos. Hasta un número de 100, que es lo que se establecía para la guarnición de ese castillo. Los castellanos estimaban que la guarnición del castillo debía ser de 100 hombres en tiempo de paz y de 150 en tiempo de guerra. Pero nunca llegó a tener ese número, es más testigos presenciales hablan de un centenar. Y en cuanto a las tropas castellanas, tampoco fueron 10.000 porque las cuentas no salen. Siempre ha habido cierta mitología respecto a estas cifras. Pero en esta época tenemos la fortuna de que todo se paga, en el sentido de que el soldado tiene que pagarse su mantenimiento con la paga que recibe porque no hay intendencia. Los navarros, por ejemplo, cobraban 28 marevedís diarios, a partir del tercer día, ya que los tres primeros, por el fuero, debían ser sufragados por sus localidades de origen. Por esa contabilidad sabemos que no pasaría de 6.000 los soldados castellanos, incluidos los navarros, que no eran pocos. Tenemos el documento con el que se informa al gobernador castellano de la caída de Amaiur por un ejército de 600 jinetes y 6.000 peones. A mí las cuentas me dan para no muchos más de 5.000.

Siguiendo con la encarnizada defensa, y según relata en el libro, hasta el Conde de Lerín se rindió ante el valor de los navarros que defendieron Amaiur.

-Eso es algo que relata el primer cronista de los hechos, apenas diez años después, pero yo no sé si es real o no. El narrador busca una especie de reconciliación entre navarros, reconociendo el valor con el que están defendiendo los dirigidos por Vélaz de Medrano. Algo que es totalmente factible, ya que, a pesar del medio siglo de muertos que llevan encima, siguen regidos por el código caballeresco. Por lo tanto, es factible que fuera real, pero hay que tener en cuenta que se trata de una crónica y éstas siempre suelen ser sospechosas, como los libros de memorias.

Vamos a los navarros participantes en la batalla, tanto de un lado como de otro, porque no podemos olvidar que entre las tropas castellanas, dato contrastado en el libro, figuran más de 2.000 navarros. Entre ellos, destaca el nombre de dos, Martín de Labari y Juan de Arbizu, este último desterrado de Navarra so pena de muerte si volvía tras la batalla. ¿Qué sucedió?

-No lo sabemos muy bien porque las referencias que tenemos de ellos es a través de datos de contabilidad. Estos dos casos son soldados profesionales, jinetes del ejército castellano, y algo hacen porque, sobre todo de uno (Arbizu), se da cuenta de una situación en la que debió hablar con Vélaz de Medrano, “y nada bueno para el servicio del Emperador”. Eso deja caer, evidentemente, que pudo haber comportamientos de navarros que para nada gustaron a los mandos militares castellanos. Durante muchos años, el miedo a la rebelión fue constante en las tropas castellanos, de hecho, las tropas navarras fueron relegadas a labores auxiliares.

Lo que sí quedó claro fue la orden de no dejar piedra sobre piedra del castillo, algo que no fue nada fácil, teniendo que recurrir a 100 canteros guipuzcoanos…

Los mismos que la habían construido… Las obras de Amaiur son desarrolladas por contratistas guipuzcoanos, igual que las de Pamplona. Sé que no gusta, pero en esa época ellos, políticamente, son castellanos. Eso sí, a pesar del esfuerzo, como se ha demostrado, no lo derruyeron por completo.

¿Se imagina la que se liaría si a día de hoy se propone erigir un monolito en homenaje a los defensores con el lema “A los hombres que en el castillo de Maya pelearon en pro de la independencia de Navarra, luz perpetua. 1522”? Y que salieran en su defensa los Baleztena y el Conde Rodezno…

-Es curioso, sí. Amaiur tiene los requisitos para ser la gesta de la imagen colectiva de la identidad navarra. Se comparta o no, lucharon por un modelo de Navarra, el suyo, pero su gesto debiera despertar la admiración de todo el mundo, ya que fue gente, en su mayoría anónima, que permaneció coherente en un Reino en el que la nobleza buscó el acomodo de la manera más rápida, salvo Vélaz de Medrano. Y eso siempre despierta admiración. Además, de que fueron el canto de cisne de un reino independiente.

“Conocer la versión de los perdedores en Amaiur es un caso único en la Historia”

Peio monteano

Doctor en Historia y Técnico del Archivo de Navarra

“Amaiur debiera despertar la admiracion de todo el mundo por la coherencia de sus defensores”

Noticias de Navarra