Los Picapiedra en el centro de Iruña

El portavoz municipal de UPN (arquitecto) en el Pleno municipal de Pamplona del jueves 4 de Octubre, afirmó totalmente convencido: “Estoy muy orgulloso de que el aparcamiento de la Plaza del Castillo siempre esté lleno”. A consecuencia de lo cual se abrió un debate sobre qué es lo “moderno”, si ésta postura o la contraria. El señor Maya, naturalmente, se atribuía todos los valores del progresismo, haciendo chiste sobre la “modernidad” del cuatripartito.

Pamplona, ha sido tradicionalmente una ciudad de curas, monjas y militares: “El primer hijo para la Iglesia, el segundo para el ejército, y lxs que queden para casa”. Pues bien, a estos valores clásicos, se une durante los mandatos de UPN, la adoración por el coche y la implantación de una ciudad diseñada a, bajo, con, de, desde, para, por, según las necesidades del vehículo privado. Y cuando otras voces tildaron a su partido de “casposo”, confirmó que no admitía lecciones de modernidad. Dijo que Pío XII está para devolverlo a su estado anterior, como hizo con el carril de Balduz.

Pues bien. En setiembre 2019, Oslo será la primera ciudad en el mundo sin coches. Dentro de un año. Ya hicieron todos sus estudios mancomunados, sus carriles bici, su transporte colectivo y su consenso multipartidos. Hay otras ciudades muy adelantadas con la movilidad, pero la capital noruega ha sido la más valiente. Cuando otros terminan su trabajo, nosotrxs aquí, casi ni lo hemos empezado. Me siento avergonzado (en esta cuestión) de ser pamplonés, por el retraso de 15-20 años con ciudades cercanas y similares. Y estoy convencido de que cuando la cosa funcione, que funcionará, un rosario de nuevas ciudades irá sumándose, y comprobaremos la calidad de vida que se gana. La ciudad del futuro no tendrá coches. Está demostrado que la máquina para moverse estrangula la ciudad, le chupa el espacio y la paraliza, como vampiro sediento de gasolina.

Y probablemente, podría darse la misma sucesión de acontecimientos que con la Peatonalización del Casco Viejo, hace 40 años: la Asociación de Vecinos, pide su implantación y son tildados de visionarixs locxs; muchas voces se echan las manos a la cabeza, partidos, comerciantes, conductorxs, el propio Consistorio, etc… y al cabo de no mucho tiempo, cuando la experiencia europea lo avala, el alcalde Chourraut lo aprueba en el 96.

Un parking en el centro de la ciudad es un inmenso imán para el coche, haciendo creer a todo conductor que es posible aparcarlo. Mantiene la vana ilusión de que la ciudad es de goma e irá absorbiendo coches hasta el infinito. Basta que se junten varios factores, como el mal tiempo, las horas punta de colegios, y épocas de bonanza económica, para que se demuestre que el vehículo privado no es símbolo de libertad (como dice la publicidad) sino todo lo contrario. El atasco es inevitable, cuando no la víctima mortal, la enfermedad pulmonar o el enfado mayúsculo.

Se producen accidentes, ruidos, estrés, muertes (el 39% de la población navarra respira aire contaminado) y sobre todo, ocupación por el vehículo privado de hasta el 80 % del espacio público. Espacio que no existe para infancia, tercera edad, huertos urbanos, jardines, árboles, o para que la ciudadanía se socialice y circule por otros medios alternativos más saludables. Algo muy sencillo, valorar el individualismo por encima de lo colectivo o al revés. Una cosa u otra, ambas son imposibles. Ningún gobierno del cambio debería hacer otro aparcamiento en el centro; si reconvertimos las actuales plazas de rotación en plazas para vecinxs, hay más que suficientes.

Un partido que quiere mantener los privilegios de iglesia, ejército, bancos, y altas clases dirigentes, que no ha pedido perdón por los desmanes de la dictadura, que quiere mantener tal cual el edificio de Los Caídos, que tiene al panfleto de Cordovilla como principal soporte, que repele cualquier avance en temas de identidad sexual, que se cree con el derecho casi inviolable para dirigir las principales decisiones autonómicas, y que se autodenomina Navarrísimo, aunque no haya hecho nada en 40 años en Madrid que beneficie a nuestra comunidad… ¿se considera moderno?…

Un exalcalde cuyo único legado urbanístico es El Corte Inglés, el parking de la Plaza del Castillo o el derribo exprés de la antigua cárcel, ¿muestra espíritu de futuro? Señor Maya, es usted un arquitecto sin lápiz. Pretender que el futuro de la ciudad sean cientos de coches llegando al centro, ávidos de meterse en sus entrañas, no es casposo… es arcaico, cavernícola, troglodita. Hacen falta ya abandonar la doble fila, quitar el ámbar en colegios, e implantar la Ciudad 30.

UPN debería llamarse como aquella inmobiliaria fundada por otro ilustre miembro del partido: Nasipa = Navarra siempre p´alante. O bien, Navarrísimos Modernos (en masculino, por supuesto) Siempre P´alante. Cuando en UPN se aclare el asunto de la CAN, y haya una escisión entre lxs arcaicos, lxs cavernícolas y lxs trogloditas, y quizá se funde otro nuevo que recupere sus esencias, bien pudiera ser su nuevo nombre. El NMSP. Para UPN no hay nada más moderno que la tradición.

Me recuerdan ustedes a Pedro Picapiedra, con su troncomóvil. Siguen picando piedra en la cantera del clasicismo, anclados en épocas pretéritas, y lo peor es que confunden sus deseos con la realidad. Picaron todos los restos medievales del corazón de Iruña para llenarlo de viejos cacharros contaminantes. Su propia esposa, Wilma, en nombre de la ciudadanía, los echará de casa. Pueden seguir aporreando las puertas de la modernidad, pero mientras no aparquen o abandonen su troncomóvil en las afueras y usen los pies de una manera saludable, seguirán fuera. Dentro de un siglo el coche y la cueva estarán en el mismo museo de antigüedades. La movilidad sostenible, la bicicleta y el transporte colectivo son el futuro, no ustedes.

Rebelión