Las mentirijillas del señor Del Burgo

Hoy, en el marco de la campaña electoral anticipada desatada por DIARIO DE NAVARRA, toma la palabra un viejo conocido de todos, el señor Del Burgo, abogado de formación pero autotitulado historiador (aunque con los mismos méritos académicos hubiera podido autotitularse médico pediatra u oceanógrafo). El objeto de la carta no es otro que el que ha venido practicando toda su vida: acercar el ascua histórica a su sardina política, aunque para ello haga falta manipular y faltar a la verdad. Y su misión para hoy no es otra que atacar al actual alcalde de Pamplona, denostando para ello a una mujer que murió hace 500 años.

Tras algunas pintorescas divagaciones introductorias se lanza a la piscina y atribuye directamente el sufrimiento de la ciudadanía navarra de 1512 a la propia reina de Navarra. Así, tal cual. No busquen en el texto ni una sola crítica al invasor Fernando el Católico, que invadió Navarra a sangre y fuego, porque, según él, la culpa del sufrimiento desatado era de los propios invadidos. Llega a decir que Catalina prefirió perder Navarra antes que sus dominios franceses aunque, por supuesto, no aporta dato documental que acredite tal cosa. Porque no se trata de profundizar en el conocimiento histórico de 1512, sino de denostar al rival político de 2019. En pleno desvarío histórico, hace a Catalina de Navarra responsable moral de crímenes que ocurrieron antes incluso de nacer ella, como la muerte por envenenamiento de Blanca de Navarra, acaecida 4 años antes de que Catalina naciera, e incluso el inicio de las guerras civiles en 1451, 17 años antes de que la reina viera la luz.

Del Burgo continúa con su filípica justificando la conquista de Navarra en base a unas bulas papales que, según ha quedado demostrado hasta la saciedad, el propio Fernando el Católico había exigido al Papa como coartada para invadir el pequeño reino, y que en cualquier caso se emitieron cuando Navarra ya había sido invadida. Y exonera totalmente a Fernando de iniciar una guerra de 18 años de duración (1512-1530) que Del Burgo se cuida mucho de mencionar, y que trajo la ruina, el sufrimiento y la muerte a miles de navarras y navarros. Y da por buena la incorporación “oficial” de Navarra a Castilla tras un simulacro de Cortes que se produjeron con la mitad de sus componentes, literalmente, en situación de busca y captura, y una ceremonia de incorporación firmada con gran boato fuera de Navarra y sin la presencia de ni un solo navarro, NI UNO SOLO.

Y para terminar, en un alarde de infantilismo histórico impropio de una persona cabal, asegura que a partir de la conquista, los reyes españoles trataron a Navarra con un “sincero y escrupuloso respeto”. Lo cual choca frontalmente con docenas de testimonios que se suceden durante generaciones, y con datos de difícil refutación.

En fin, lo que mejor acredita el señor del Burgo en su carta de hoy es el profundo desconocimiento que de la historia de Navarra tiene, al menos en lo que al contexto de la conquista de 1512 se refiere. O eso, o una mala fe más allá de lo soportable. Y, por supuesto, demuestra que don Jaime Ignacio no conoce los avances historiográficos habidos sobre el tema de la Conquista de Navarra desde la década del año 2000. No ha leído a Pedro Esarte, ni a Aitor Pescador, ni a Álvaro Adot ni a Mikel Sorauren, ni a José Luis Orella ni a Peio J. Monteano, ni a Mikel Zuza ni a ninguno de los historiadores que han estudiado este tema en los últimos 20 años. Por eso, muy probablemente, rechazó participar en un debate público con quien esto escribe, sobre el tema de la conquista de Navarra, en el año del V Centenario (“Kontra, programa de debate”, 2012). Lo más probable es que don Jaime Ignacio no haya pasado de los escritos de su señor padre, don Jaime del Burgo. Y así le va.

Tomémonos, pues, los análisis históricos del señor del Burgo como mejor se merecen, es decir en clave de humor.