La planta de residuos de Imárcoain es un gran error

La Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (MCP) ha aprobado su presupuesto anual donde contempla la construcción de una macroplanta de residuos en Imárcoain. A la misma se oponen parte de la ciudadanía y el Ayuntamiento de Elorz, seguramente por aquello de no en mi patio trasero.

El proyecto contempla 3 plantas de tratamiento de residuos diferentes: 1.- Planta mecánico-biológica (TMB) para el contenedor de resto. 2.- Nueva planta de envases y materiales (contenedor amarillo) y 3.- Planta de compostaje para la fracción biodegradable de Materia Orgánica (MO) separada selectivamente (contenedor marrón). Su coste ronda los 60 millones.

Lo que para la MCP genera la supuesta necesidad de esa macroplanta, es la insuficiente separación de los residuos en origen por parte de la ciudadanía. Seguimos sin hacer el esfuerzo suficiente por separar más en casa o en el trabajo, con lo cual donde más peso llevamos es al contenedor de resto (antes azul, ahora verde y próximamente gris). La realidad es que no llegamos a recuperar ni el 40% de los residuos, y por esto los vertederos se llenan antes. Hasta ahora se entierran en Góngora de manera ilegal por su gran contenido de MO, y que según la Ley ya no se pueden verter o enterrar sin tratamiento previo.

Por otro lado, ya tenemos una planta de envases actualizada y suficiente en Góngora que no se piensa cerrar aunque se cierre el vertedero, y la planta de compostaje no es necesario centralizar, sino más bien distribuirla en varias de pequeño tamaño en distintas zonas de la Comarca. Esto para cumplir el principio de proximidad y en espera de que mejore la recogida selectiva del 5º contenedor, ya que no llegamos a las 8.000 tn/año.

Es un despilfarro construir una planta de TMB, la más cara de las tres, cuando la experiencia de cientos de dichas plantas existentes por toda Europa nos dice a las claras que es tirar el dinero. Eso sí, las empresas privadas constructoras, y casi siempre gestoras de esas plantas, nos las presentan como el no va más del progreso tecnológico y la modernidad. Todas las plantas TMB tienen un bajísimo rendimiento en la reutilización y reciclaje de inertes -en torno al 5% en promedio-, y es prácticamente nulo el rendimiento en el uso de la MO digerida. Una planta de este tipo no es aceptable solo por sus afecciones ambientales, sino por su baja tasa de recuperación de recursos.

Las plantas TMB se convierten en un engaño;para podercumplir la ley aparentan un tratamiento y luego entierran o incineran. No se cumple lo que nos piden en las directivas y leyes sobre residuos: reducción, reutilización, separación para el reciclaje, compostaje del 100% de la MO, pago por generación, eficiencia energética y material, tratamiento en proximidad a la generación, autosuficiencia, simplicidad y participación ciudadana. Además, la Unión Europea desaconseja estas plantas y las de incineración, solo aceptables en casos extremos, ya que no encajan ni en la economía circular ni en la lucha contra el cambio climático. Además, la planta TMB que se pretende instalar generará digeridos y rechazos no reciclables que se deben enterrar o incinerar, y esto debe prevenirse antes del cierre del vertedero de Góngora.

La dirección técnica de la MCP, como es habitual, ha optado por la concentración y la tecnología sofisticada y cara, por el biogás más que por el abono orgánico, el compost. Todo lo contrario al modelo austriaco para el tratamiento de residuos, que se ha demostrado eficaz y sostenible. Creemos que es posible, imitando a la naturaleza, emplear procedimientos simples con alternativas menos costosas, manejables y accesibles a la población, distribuidas de acuerdo al principio de cercanía y autosuficiencia, como establece la Ley de Residuos. ¿Por qué no hacer las plantas más pequeñas y distribuirlas por proximidad para reducir su impacto ambiental?

Con la nueva Ley de Residuos de Navarra, recién aprobada, cada mancomunidad tendrá que cumplir con el canon creciente por cada kg que viertan. El canon que pagará la MCP en 2019 se incrementará, previsiblemente, en 1,075 M€. Sin embargo, no todas las personas producimos la misma cantidad de residuos ni tampoco los separamos igual de bien. Mientras algunas empresas o personas tiran al contenedor de resto más del 80% de lo que producen, otras lo reducen por debajo del 20%. Para este caso la Ley de Residuos de Navarra recoge el pago por generación, que no es ni más ni menos que pagar por los residuos que van al contenedor de resto y que terminarán en el vertedero. El problema es que las administraciones no se atreven a implantarlo a nivel individual por el rechazo que pueda suponer por parte del vecindario.

La construcción de la planta de Imárcoain desincentivará a la ciudadanía para que gestione sus residuos adecuadamente, seleccionando en origen y depositándolos en el contenedor adecuado, con lo cual la fracción resto seguirá aumentando, así como los daños ambientales que origina. ¿Se sentirán también liberados de responsabilidad los dirigentes políticos y técnicos de la MCP una vez construida la planta? Esperemos que no… ¿Fomentará la planta actitudes participativas de la población en reducir la fracción resto? Lo dudamos… Y si se reduce sustancialmente la fracción resto, ¿para qué necesitamos tanta planta?

Además, una vez invertidos en la planta alrededor de 60 millones de € no van a quedar recursos para impulsar medidas de prevención y reducción de residuos, soluciones locales de reciclaje de la MO, sistemas de reutilización, entre ellos el sistema de depósito devolución y retorno para envases…

Por coherencia económica y medioambiental, por sostenibilidad, porque queremos avanzar en la economía circular y frenar el cambio climático, rechazamos la planta mecánico-biológica en Imárcoain o en cualquier otro lugar.

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