La memoria de la victoria, la esperanza de la república

CARLES PUIGDEMONT. 130º PRESIDENTE DE LA GENERALITAT DE CATALUÑA

Hemos dejado atrás las derrotas para empezar a conmemorar victorias. El 1 de octubre del 2017 ya tiene plazas y calles en todo el país, y cuenta con un ejército de personas pacíficamente movilizadas para defender la memoria y la vigencia de una victoria que se escribe con letras de oro en la historia de Cataluña. Con el paso del tiempo, la perspectiva otorga a aquella jornada una dimensión que ya intuíamos en aquellas horas: estábamos ganando una batalla que nunca dimos por perdida y que algunos, dentro y fuera, se esforzaban por impedir, porque la sabían decisiva en el largo conflicto político que nos confronta a un Estado español inmovilista y autoritario.

Esta cara del 1 de octubre no habría sido posible, de ninguna manera, sin el empoderamiento ciudadano. Sí, tampoco sin el compromiso y la determinación de las instituciones catalanas, el gobierno, el Parlamento y los ayuntamientos, consejos comarcales y las diputaciones. Pero el empoderamiento ciudadano se reveló ese día como el principal aliado de la república y de la democracia que queremos, y su fuerza es tan poderosa que permitió hacer realidad el referéndum ante un despliegue policial, mediático, económico y político nunca visto en los cuarenta años desde la aprobación de la Constitución española. En las cárceles y en el exilio hay políticos, pero el Estado también persigue ciudadanos, gente de la calle que ha asumido su responsabilidad en la defensa de la República, gente que hace de su actitud de resistencia no violenta o de compromiso ético para denunciar los abusos y las violaciones de los derechos humanos una conducta vital. El Estado sabe que no puede aprisionar ni enviar al exilio a más de dos millones de ciudadanos, y este hecho es lo que explica que, un año después, y a pesar de la represión, a pesar del 155 y a pesar de la montaña de ‘fake news’ que nos rodea para el desayuno, comida y cena, en Cataluña persistimos en la república y lo hacemos movilizados, determinados, dispuestos a asumir lo que corresponda en cada situación.

Es cierto: hay otra cara del 1 de octubre que tampoco olvidaremos nunca. La de la violencia extrema de los cuerpos policiales españoles, que decidieron escribir una de las páginas negras de la historia del Estado. Una violencia que desveló la verdadera cara autoritaria del Estado, símbolo de impotencia ante la democracia y el empoderamiento ciudadano. Pasarán los años, pero las imágenes de aquella jornada continuarán intactas en nuestra mente, y recordaremos dónde estábamos, qué hacíamos, qué vimos. Y lo explicaremos a las generaciones futuras para que entiendan de dónde nos estábamos yendo. Nosotros podremos explicar a nuestros hijos y a nuestros nietos la dignidad del 1 de octubre; los instigadores y los ejecutores de la operación “¡A por ellos!” No lo podrán explicar con la misma dignidad.

Y aquella otra cara no habría sido posible sin la acción coordinada de los aparatos del Estado, con el rey al frente del conjunto, como se pudo comprobar en el ignominioso discurso del día 3 de octubre, y sin la activa complicidad de los principales partidos políticos del unionismo español: el PP, el PSOE y Cs. De todo ello tampoco nos olvidaremos.

Construiremos los años que vengan sobre la base del 1 de octubre del año 2017. Y sobre una victoria debida a muchas manos y muchos brazos, lo que se construya sobre esta base es mucho mejor que lo que se pretenda perpetuar con base en la violencia, la represión y el miedo. Por eso de aquella victoria hacemos nuestra esperanza en la república.

LA REPÚBLICA

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