La guía VilaWeb del 2017: ¿cómo se hace una república?

VilaWeb publica hasta el día siguiente de Reyes una guía especial que muestra cómo se puede crear un nuevo estado

VilaWeb ha elaborado una guía especial de 2017 para explicar cómo se construye una república. Es dividida en siete capítulos que son los siguientes:

Viernes 30 de diciembre de 2016.

1. ¿Cómo se hace el paso? Referéndum y qué más? Este capítulo trata de las condiciones con que se puede proclamar la independencia de un país. En el caso catalán, se ha tomado la decisión de hacerlo mediante la ley de transitoriedad y un referéndum posterior. Basta con eso?

Sábado 31 de diciembre de 2016

2. Para ser un estado, que hay que crear no tengamos? Es un repaso de las instituciones y servicios que la Generalitat deberá instituir para poder funcionar como una república, desde las aduanas en el banco central. También explica qué tratamiento recibirán los actuales funcionarios de España en Cataluña.

Lunes 2 de enero de 2017

3. Las tareas fundamentales: el control del territorio. Para que la república sea efectiva, hay una tarea principal: ejercer el control del territorio. Que el mundo vea que el gobierno catalán tiene la potestad de dirigir la vida pública del país. Cómo se hace esto? Y, sobre todo, como se hace si el Gobierno no se aviene?

Martes 3 de enero de 2017

4. Un servicio diplomático para Cataluña. El reconocimiento internacional es el paso definitivo de la creación de la república y eso quiere decir que hay que establecer un servicio diplomático completo del nuevo país. Como se puede formar? ¿Qué modelos de diplomacia moderna y competitiva hay en el mundo?

Miércoles 4 de enero de 2017

5. Soft power : Cataluña tiene mucho poder. Los países modernos ponen énfasis en el llamado ‘poder blando’. Más que hablar de poder económico o militar hablan de capacidad de atraer el interés de las otras sociedades. En este terreno, Cataluña tiene mucho que ganar.

Jueves 5 de enero de 2017

6. No hay que hacer una España en pequeño. La república catalana no debe copiar, necesariamente, el funcionamiento ni los esquemas de España. Os ofreceremos una serie de alternativas sobre cómo organizar el gobierno, las instituciones y el territorio, que dibujarían un país muy diferente.

Lunes 9 de enero de 2017

7. Un país bien diseñado. La construcción de una ‘marca’ es cada vez más importante en un mundo globalizado. El nombre que tenga el país y el diseño del escudo, el pasaporte y las matrículas de los coches dice mucho del carácter de una nación. Os ofrecemos algunas posibles diseños.

La Guía VilaWeb 2017. ¿Cómo se hace una república? ha sido elaborada por la redacción de VilaWeb, tomando en cuenta los trabajos del Consejo Asesor de la Transición Nacional, los proyectos de constitución que se han redactado y las opiniones de expertos en cada tema.

VilaWeb

 

Capítulo 1

Cómo se da el paso. ¿Referéndum y qué más?

La proclamación de un nuevo Estado, de cualquier nuevo Estado, se hace por medio de una declaración de independencia. Este es el paso fundamental y formal que lo cambia todo. Una declaración de independencia, la hace normalmente el parlamento y es en realidad un llamamiento a la sociedad internacional para que sea consciente de que ha nacido un Estado.

La mayor parte de los estados actuales han nacido a partir de una declaración hecha por el parlamento y en algunos casos hecha sólo por el gobierno. Cada vez hay más referendos de validación, pero los países que lo han hecho aún son minoría.

Una declaración de independencia implica la necesidad inmediata de controlar el territorio que se declara independiente. El gobierno del territorio que se independiza asume automáticamente todas las competencias de gobierno en su territorio e impide que el antiguo Estado las pueda ejercer. En orden al reconocimiento internacional, este punto es clave: nadie reconocerá una independencia retórica que no implique un ejercicio real de la soberanía que se declara.

En el caso catalán, la propuesta hecha por el gobierno y el parlamento consiste en aprobar las tres leyes de transitoriedad que significarán de hecho la proclamación de la independencia. La ley del régimen jurídico catalán, conocida popularmente por ley de transición, marcará el nacimiento del nuevo Estado. Sin embargo, la ley no entrará en vigor íntegramente en el momento en que sea aprobada. El plan es que entren en vigor de inmediato los artículos que deben hacer posible el organizar el referéndum y el resto de la ley, después de ser aprobada, en su caso, en un referéndum que se debe hacer en septiembre de 2017, como mucho.

La ley del régimen jurídico, la ley de la independencia

La pieza clave del proceso de independencia será la ley del régimen jurídico catalán. Tiene por objetivo principal declarar la independencia, de una manera ordenada en términos jurídicos, para garantizar siempre la continuidad y la seguridad jurídica tanto a las personas como a las empresas como a los otros estados.

‘De la ley a la ley’, grandes transiciones hechas con orden

El paso de ‘la ley (española) a la ley (catalana)’ tiene todo tipo de antecedentes. La mayor parte de las transiciones pacíficas que se han hecho en el mundo se han articulado de esta manera. Así se disolvió la URSS, así se pasó del apartheid al régimen democrático en Sudáfrica y así se hizo la transición del franquismo a la democracia en España.

La ley regulará provisionalmente los elementos estructurales del nuevo Estado y las cláusulas generales para garantizar, desde el primer momento, el cumplimiento del ordenamiento jurídico del nuevo Estado y la continuidad y sucesión ordenada de administraciones. Regulará los elementos básicos como el territorio, la nacionalidad, la ciudadanía, el régimen de lenguas y las instituciones de gobierno y, además, declarará la continuidad, salvo excepciones, de la aplicación del derecho autonómico catalán, del derecho español, del derecho de la UE y del derecho internacional.

La ley también contemplará la continuidad -mediante subrogación- de los contratos del Estado español y de la Generalitat y la posibilidad de que los funcionarios y el personal laboral que presten servicios en la administración española en Cataluña puedan integrarse en la administración del nuevo Estado.

No tiene que ser necesariamente una ley muy densa ni extensa. El Consejo Asesor de la Transición Nacional, que la llamaba ‘ley constitucional provisional’, llegó a sugerir esta posible redacción tocante a la cuestión de la sucesión de ordenamientos: ‘Las normas jurídicas estatales y autonómicas, vigentes en Cataluña el día anterior a la proclamación de la independencia, continuarán vigentes y aplicables hasta su modificación o derogación por normas aprobadas por los órganos del nuevo Estado en todo lo que no se opongan a las disposiciones de la presente ley constitucional provisional. Las referencias que se hacen a las autoridades u órganos del Estado español deben entenderse hechas a las autoridades u órganos catalanes homólogos’.

La ley dejará clara la voluntad de la república catalana en cuanto a cumplir el principio de continuidad de los servicios públicos. Los ciudadanos del nuevo Estado deben tener garantizada la continuidad de los servicios prestados hasta ese día por el Estado español y la administración pública general. La ley debe decir que las instituciones del nuevo Estado catalán asumirán directamente las funciones que las leyes vigentes atribuyen a determinadas instituciones del Estado español, o bien que serán suprimidas y nada más. Por ejemplo, la administración periférica del Estado o las subdelegaciones del Gobierno en Cataluña desaparecerán porque dejarán de tener sentido.

El referéndum, la herramienta para validar la decisión del parlamento

Los dos grupos parlamentarios independentistas, Juntos por el Sí y la CUP, han decidido aprobar esta ley antes del próximo verano. Una parte de la ley entrará en vigor y una parte no, sólo en espera de un resultado afirmativo en el referéndum.

El referéndum, por tanto, será la herramienta con la que se aprobará finalmente la ley. Como ya habrá sido debatida y adoptada por el parlamento, entrará en vigor al día siguiente del referéndum, en caso de que se gane. Es la combinación de la ley de transitoriedad y el referéndum el conjunto que será la base política y jurídica de la república catalana.

La mayor parte de los actuales estados del mundo se han hecho independientes sin necesidad de referéndum, pero en cambio la mayor parte de los estados que se han hecho independientes estos últimos veinticinco años sí han hecho referéndums, para validar la voluntad democrática de la población.

Resultados de los referéndums internacionales

¿Es necesario el reconocimiento internacional del nuevo Estado?

Según la Convención de Montevideo no es necesario el reconocimiento internacional para que un Estado funcione como tal. Pero es evidente que un Estado sin ningún reconocimiento internacional no puede funcionar con normalidad.

La Comisión Venecia

No hay ningún organismo internacional que valide que un referéndum sea correcto. Pero la Comisión Venecia del Consejo de Europa ha creado una guía que siguen todos. Indica, por ejemplo, que si los partidarios del ‘no’ hacen boicot y no participan, este boicot no se puede contar como un ‘no’ a la independencia, porque es imposible distinguirlo de la abstención.

 

Capítulo 2

¿Qué instituciones nuevas deberá crear el Estado catalán?

VilaWeb recibe en 2017 con una serie especial que explica cómo se procederá a la proclamación de la república catalana. En este capítulo segundo os contamos qué necesita Cataluña para ser un Estado

En Cataluña no hay Tribunal Constitucional ni el Tribunal Supremo; ni tampoco Consejo General del Poder Judicial, Consejo de Estado, Consejo Económico y Social ni Banco Central; ni las Comisiones del Mercado de Valores ni de los Mercados y la Competencia. Pero sí hay Tribunal Superior de Justicia, Consejo de Garantías Estatutarias, el ‘Síndic de Greuges’ (equivale a “Defensor del Pueblo”), Sindicatura de Cuentas, Consejo del Audiovisual, Comisión Jurídica Asesora, Agencia Tributaria, Autoridad Catalana de Protección de Datos y Autoridad de la Competencia, entre otros.

Son dos realidades que se mezclan y que las instituciones del nuevo Estado independiente deberán regular inmediatamente. La ley de transitoriedad debería decir qué organismos existentes en Cataluña pueden sustituir a los correspondientes del Estado español en las funciones reguladoras, fiscalizadoras y sancionadoras, es decir, en la aplicación del derecho de origen estatal vigente en Cataluña. Y cuáles se deberán crear como nuevas.

En espera de la constitución

La ley de transitoriedad regulará todos estos cambios, pero de manera provisional, en espera de la constitución que el parlamento deberá elaborar más adelante. Por ejemplo, dirá que el actual jefe del estado es el rey de España pero que a partir de la promulgación de la ley lo será el presidente de la Generalitat. O que el actual regulador financiero es el Banco de España y lo será el Instituto Catalán de Finanzas, a partir de la promulgación de la ley. La cuestión es no dejar ningún hueco que origine incertidumbre jurídica ni en la relación entre particulares, ni en la relación entre particulares y administración ni en la relación entre administraciones.

Las instituciones que habrá que crear

La Generalitat de Cataluña ya controla la mayor parte de las instituciones del país: escuelas, hospitales, cárceles, tribunales… Sin embargo, hay una serie de instituciones que la Unión Europea exige a todos los miembros y que en Cataluña no hay. Estas instituciones, básicamente de regulación, habrá que crearlas lo antes posible. He aquí una lista de las más básicas:

  • · Servicio de aduanas y vigilancia de fronteras
  • · Agencia catalana de la seguridad social
  • · Correos de Cataluña
  • · Banco Central de Cataluña
  • · Ente catalán de navegación aérea y aeropuertos
  • · Autoridad reguladora de la energía nuclear
  • · Sistema judicial
  • · Embajadas y consulados
  • · Entidad nacional de acreditación
  • · Agencia catalana de medicamentos

Las equivalencias, en la ley de transitoriedad

Algunas de las instituciones que habrá que crear serán, en realidad, adaptaciones de las actuales. Las principales serán creadas ya con la ley de transitoriedad. Por ejemplo, esta ley sancionará que el rey de España deja de ser el jefe del Estado y que pasa a serlo el presidente de la Generalitat. O establecerá que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña será el nuevo Tribunal Supremo. El cambio, en estos casos, será automático en el momento que la ley entre plenamente en vigor, después del referéndum.

Todas estas instituciones deberían empezar a actuar tan rápidamente como fuera posible y la mayoría se podrían activar ampliando los servicios y capacidades de instituciones catalanas ya existentes.

Los hay, como el servicio de correos, que se pueden crear de inmediato con los funcionarios de correos actuales -que dependen del Estado español- convirtiéndolos en funcionarios de la república.

Las nuevas responsabilidades estatales de la Cataluña independiente exigirán un refuerzo de los requerimientos de nuevo personal. Es lógico que una parte importante de estos requerimientos sea cubierta con el personal (funcionarios, interinos, laborales, eventuales) que ya prestaba servicios en Cataluña para la administración española -unas treinta mil personas-, que pasarían a integrarse en la administración catalana. Esta cuestión debe ser prevista y regulada por la ley de transitoriedad jurídica.

La subrogación de los contratos

Una cuestión delicada es la que hace referencia a los contratos vigentes entre el Estado español y terceras entidades, sobre todo de España, que permiten el funcionamiento de grandes áreas de la economía catalana, como la electricidad o el agua.

La sucesión entre la administración del Estado predecesor (el español) y la administración del Estado sucesor (el catalán) tiene una complicación especial en el caso de los contratos formalizados por la primera para el cumplimiento de sus funciones: la aparición en escena de un tercer sujeto, una persona, física o jurídica, denominada ‘contratista’. El contratista, en virtud de un negocio jurídico bilateral con la administración española, ha contraído determinadas obligaciones, pero también es titular de determinados derechos y, principalmente, del derecho de recibir un precio a cambio de las prestaciones que ofrece a la administración, bien de manera directa, a través del pago por parte de la misma, bien a través de la percepción de tarifas satisfechas por los particulares.

Según los informes del CATN, la legislación internacional en esta materia apunta a que, si no se dispone de otra forma y no se prevén las medidas adecuadas, ‘la asunción de las funciones estatales por parte de otra administración podría determinar la nulidad sobrevenida los contratos celebrados o determinar su extinción o resolución, lo que generaría la obligación de indemnizar los daños y perjuicios sufridos por los contratistas afectados y podría afectar de forma muy negativa el principio de continuidad de los servicios públicos’. Sin embargo, el nuevo Estado catalán independiente podrá evitar todos estos posibles efectos negativos de la sucesión de relaciones contractuales con el sistema de subrogación automática en los derechos y deberes de la administración del Estado. Esto implicaría también reconocer ‘el derecho de los contratistas a participar en la negociación de las condiciones concretas de esta subrogación y en la adopción de las cláusulas de adaptación correspondientes, además del derecho a ser indemnizados por los perjuicios que esto les pueda causar, siempre que se puedan acreditar fehacientemente, de acuerdo con los pactos o compromisos asumidos’.

Estados que no tienen constitución

La mayor parte de los estados tienen constituciones, pero hay excepciones. Por ejemplo, el Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Arabia Saudí e Israel no tienen ninguna constitución como tal, escrita y codificada.

Los juicios se acabarán con las leyes que se han empezado

Los juicios que en el momento de la independencia ya hayan comenzado se deberán terminar, en la Cataluña independiente, aunque utilizando las leyes españolas, para no perjudicar a ninguna de las partes. Serán los únicos, pues los que comiencen después de la independencia ya recurrirán solamente a las leyes catalanas.

 

Capítulo 3

Las tareas fundamentales: el control del territorio

VilaWeb recibe 2017 con una serie especial que explica cómo se procederá a la proclamación de la república catalana. En este capítulo le explicamos de qué dependerá que la independencia sea una realidad indiscutida por la comunidad internacional.

La tarea fundamental que debe asumir la república catalana desde el primer minuto es el control del territorio. Cuando se proclama la independencia, hay dos hechos que acaban determinando si es real o no: el gobierno independiente debe ser capaz de controlar el territorio y los otros estados deben reconocer la legitimidad de la proclamación. Para que pase esto es imprescindible demostrar que el control del territorio es efectivo. Por tanto, esta es la tarea principal.

¿Qué significa controlar el territorio?

Un Estado se define por la capacidad de decidir sin límites ni imposiciones de ningún otro Estado el marco legal que hace funcionar el territorio que reivindica como propio. Esto es la soberanía. Un Estado puede ceder voluntariamente soberanía y no dejar de ser independiente, pero siempre que tenga un mecanismo para recuperarla (como ha pasado con el Reino Unido y el Brexit).

El control del territorio significa sobre todo que el nuevo Estado asume todas las competencias que tiene un Estado y especialmente que desde el primer minuto asume todas aquellas competencias de gobierno que antes ejercía el Estado del que se separa. En el caso de la república de Cataluña las competencias nuevas que deberá asumir son sobre todo las siguientes:

-Hacienda y administración económica y tributaria,
-Seguridad social,
-Poder judicial,
-Seguridad pública,
-Infraestructuras, telecomunicaciones, energía y agua
-Relaciones internacionales.

En la mayor parte de estos campos, la Generalitat actual ya tiene muchas competencias, pero en todas las deberá ampliar para sustituir de forma efectiva al Estado español.

El periodo de dieciocho meses desde las elecciones del 27-S fue pensado sobre todo para que la Generalitat pudiera definir y desarrollar los planes para hacer efectivo el control del territorio. Asimismo, era necesaria una ampliación de competencias que permitiera tener suficiente entidad y suficiente capacidad para asegurar el ejercicio del control del territorio. Sin esta capacidad, el nacimiento del nuevo Estado no sería efectivo. La desconexión del Estado no debe ser una voluntad, sino un ejercicio real.

¿Cómo se ejerce de Estado si la independencia es unilateral?

Si la independencia es acordada entre el nuevo Estado y el viejo, el ejercicio del control efectivo es sencillo: sólo hay que fijar la fecha del cambio y hacer el catálogo de edificios, instituciones y bienes materiales e inmateriales que se traspasan.

Pero si la independencia es unilateral, se debe prever, por ejemplo, que el Estado no cederá sin más el control de las tres centrales nucleares en territorio catalán, del edificio del aeropuerto internacional o de la frontera con Andorra, por citar tres ejemplos. ¿Cómo actuar en este caso, pues?

El nuevo Estado debe hacer lo que pueda para conseguir el control de estas infraestructuras o, cuando menos, para imposibilitar su funcionamiento al margen de la nueva legitimidad. Teniendo en cuenta que al Estado español le será muy difícil mantener sus infraestructuras aisladas, es fundamental sobrepasarles y dejar claro que los ciudadanos no pueden seguir utilizando las infraestructuras españolas y basta. Sería un ejemplo la creación de una ‘doble frontera’ con Andorra, al estilo de las que establecieron los estados bálticos o los balcánicos tras proclamar la independencia. Como hay una sola carretera, simplemente la creación de una frontera catalana unos metros más abajo de la actual frontera española haría imposible que nadie entrara ni saliera de la república catalana sin pasar por un control de frontera propio.

Controlar los impuestos

Una pieza indispensable para poder demostrar que el gobierno efectivo del país reside en las manos de la república catalana será el control de los impuestos. A diferencia de lo que mucha gente cree, nadie tendrá que decidir a qué administración paga los impuestos.

Todo el mundo paga los impuestos por el banco o, en su defecto, por medio de un gestor que luego los ingresa al banco. El banco acepta los formularios oficiales y rechaza los que no lo son. Una vez aceptado el formulario, hace la liquidación en la cuenta que el gobierno asigna como destinatario de los impuestos. Por lo tanto, ningún ciudadano ni ninguna empresa tendrá que hacer nada extraordinario con sus impuestos.

El proceso será el mismo. El ciudadano recibirá en casa un formulario de la república para liquidar sus impuestos por vía física o telemática. Una vez cumplimentado este documento, lo llevará al banco, que hará el pago. El banco no podrá aceptar ningún formulario que no sea legal -por ejemplo, un formulario español-, sin arriesgarse a que su permiso para operar en Cataluña sea revocado por el gobierno catalán y se encuentre obligado a cerrar las oficinas.

¿Independencia no acordada o acordada?

La inmensa mayoría de las independencias han sido no acordadas. Pero siempre, después de un periodo de tiempo de gobierno efectivo y control del territorio por parte del nuevo Estado, el viejo estado ha accedido a negociar los términos de la separación. Esto ha obligado a veces a actuar doblando recursos, por ejemplo fronteras. En Lituania, cuando llegabas al aeropuerto, durante meses, estaba la frontera rusa, porque la URSS controlaba la pista, y una frontera lituana posterior, cuando salías a la calle.

Capítulo 4

¿Cómo nos presentamos al mundo? Un servicio diplomático para Cataluña

  • Un aspecto clave de la creación de una república es la proyección internacional.

Según la Convención de Montevideo, para ser un Estado no hace falta ser reconocido por nadie, pero es evidente que un Estado que nadie reconoce es una anomalía.

El reconocimiento internacional, por tanto, es una pieza básica a la hora de construir un nuevo Estado. En caso de que Cataluña se haga independiente de acuerdo con España, no habrá ningún problema para el reconocimiento de la mayor parte de estados del mundo. Pero si se hace sin acuerdo con España, la situación será más compleja porque habrá estados que reconocerán el nuevo Estado y los habrá que no.

No es una situación insólita. En el mundo hay 206 estados proclamados que controlan de forma efectiva su territorio. De estos, 193 forman parte de las Naciones Unidas (pero hay 6 que forman parte de las Naciones Unidas y que no son reconocidos por todos los otros estados). Dos estados tienen un estatuto especial: la ONU no los reconoce como estados, pero les permite participar en algunas actividades. Son Palestina y la Ciudad del Vaticano. Y hay seis estados más que son reconocidos por estados miembros de la ONU pero no forman parte de la misma. Entre estos, Kossove es reconocido por 110 estados miembros de la ONU mientras que la República Turca de Chipre sólo es reconocida por uno.

Europa es la pieza clave

Tras la proclamación de la independencia de Cataluña, la batalla diplomática fundamental se librará en Europa. La permanencia de Cataluña dentro de la Unión Europea desbrozaría, sin duda, el camino del reconocimiento diplomático. A estas alturas, parece evidente que un puñado de estados miembros de la Unión Europea (Dinamarca, Finlandia, los tres bálticos, Eslovenia, Irlanda, Reino Unido…) no se opondrían de entrada a la proclamación de una república catalana y menos aceptarían la expulsión de Cataluña de la Unión Europea. Francia será el Estado más decisivo en el reconocimiento de Cataluña.

¿Por qué organismos hay que empezar?

El mantenimiento dentro de la Unión Europea no solucionará totalmente el problema del reconocimiento internacional, pero lo simplificará mucho. Hasta que no se llegue a algún acuerdo con España, el pleno reconocimiento diplomático y la pertenencia a las Naciones Unidas será un proceso lento.

Kossove, ocho años después de la independencia

Ocho años después de la independencia, Kossove es reconocido por 110 estados miembros de la ONU y cuatro más que forman parte de la misma.

Además, forma parte de dieciocho organismos internacionales, entre ellos el ‘Partenariado para la Paz’ de la OTAN, el Banco Mundial o la organización de la Francofonía.

El Libro Blanco de la Transición Nacional detalla la estrategia a seguir y deja claro a qué organismos internacionales debería incorporarse la república catalana desde el primer momento. Son estos:

– Sistema de las Naciones Unidas. Un Estado, a pesar de no ser miembro de las Naciones Unidas, puede formar parte de algunos organismos del sistema de la ONU. Los primeros pasos se deberían dirigir a integrarse en estos organismos, entre los que está la UNESCO, la OMPI (propiedad intelectual) y la UIT (telecomunicaciones).

– De los organismos regionales, el más importante y el primero al que es posible acceder es el Consejo de Europa.

– Y además hay seis organismos internacionales a los que la república catalana podría pedir una adhesión casi inmediata: la Corte Penal Internacional, la Corte Permanente de Arbitraje, la Organización Mundial del Comercio, la OCDE, la Organización Internacional de las migraciones y la Interpol.

Las embajadas, motor de las relaciones internacionales

Las actuales delegaciones de la Generalitat de Cataluña en el exterior serán embajadas desde el momento de la independencia, pero sólo podrán hacer sus funciones si el Estado donde residen reconoce diplomáticamente la república. Aparte, Cataluña deberá seguir una política de apertura de nuevas embajadas que debería centrarse en:

·         -los estados que la reconozcan diplomáticamente,

·         -los estados de Europa y el Mediterráneo,

·         -los grandes estados clave del mundo desde el punto de vista político o económico.

Hoy en día la idea de tener embajadas en todos los países del mundo es anticuada y poco útil. Los países con servicios exteriores más dinámicos e interesantes, como los escandinavos o Nueva Zelanda, tienen pocas embajadas, a menudo las comparten en un mismo edificio con otros estados y enfocan muy bien dónde ponen los esfuerzos diplomáticos. Estonia, por ejemplo, sólo tiene 36 embajadas en todo el mundo y Nueva Zelanda, 47.

Cataluña podría estudiar este mismo modelo para compartir con Andorra, o bien proponer embajadas ibéricas, junto con Andorra, España y Portugal.

Un posible mapa del despliegue de la diplomacia catalana podría ser este:

Los trece estados que no son reconocidos universalmente

· China 
· República de Corea 
· República Democrática Popular de Corea 
· Chipre 
· Armenia 
· Estado de Israel 
· Estado de Palestina 
· Kossove 
· República Árabe Saharaui Democrática 
· República de China-Taiwán 
· Abjasia 
· Osetia del Sur 
· República Turca de Chipre

Estos estados son reconocidos al menos por un Estado miembro de la ONU. Hay tres más que no reconoce ningún miembro de la ONU: Abjasia, Osetia y Somalilandia.

 

Capítulo 5

‘Soft power’: Cataluña tiene mucho poder

Peret sorprendió a todos durante el Concierto por la Libertad que organizaron Òmnium y la ANC el año 2013, cuando cambió la letra de la canción ‘Barcelona Hechicera’ y la convirtió en ‘Cataluña tiene mucho poder’. La estrofa principal de aquella pieza se había hecho famosa durante los Juegos Olímpicos de 1992 por la frase ‘Barcelona tiene mucho poder’ y había simbolizado, precisamente, uno de los momentos en que la ciudad se proyectaba al mundo y exteriorizaba de una manera más clara su ‘poder blando’, este soft power que la ha hecho tan atractiva. Poniendo Cataluña donde estaba Barcelona, Peret ligó el movimiento independentista con la conciencia de mucha gente en aquel episodio de 1992.

Soft power , ‘poder blando’, es una expresión que se ha puesto de moda de hace unos años y que define la capacidad de un país de ser importante en el mundo por lo que lo hace atractivo. Hard power sería el poder duro, la capacidad militar o el poder económico, un poder temido, pero generalmente desagradable. El poder blando, en cambio, hace que un país sea simpático y agradable y, con el tiempo, es tan importante o más que el ejercicio del poder duro. Hay países que combinan ambos. Los Estados Unidos tienen el ejército más importante del mundo y Hollywood: el primero representa el poder duro y el segundo, el blando.

El creador del concepto, Joseph Nye, establece la diferencia entre el poder duro y el blando diciendo que el primero tiene que ver con la coerción y el segundo con la persuasión. A corto plazo, el primero es muy eficaz pero a plazo medio y largo el segundo es mucho más seguro e interesante.

El poder blando tiene muy poco que ver con la propaganda. Una campaña de propaganda no puede infundir en la gente la sensación de que un país es amable y abierto, si no lo es. La gente, viajando, leyendo, mirando la televisión o estudiante, decide qué países son atractivos y cuáles no. Y es de acuerdo con este criterio por lo que Cataluña tiene todas las condiciones para ser un país con un índice muy alto de poder blando, porque en realidad ya lo tiene.

Barcelona, ​​la pieza clave de la independencia

Los estados que tienen un índice más alto de soft power

1.     Suecia

2.     Canadá

3.     Dinamarca

4.     Países Bajos

5.     Australia

Desde los Juegos Olímpicos de 1992, y a pesar de los claroscuros de aquel acontecimiento, la ciudad de Barcelona es considerada unánimemente una de las más atractivas del mundo. Este es un gran factor de atracción hacia el país, que no tiene importancia sólo en cuanto al turismo. Barcelona es ahora mismo también un polo de atracción económica muy importante. Una red importante de universidades y escuelas de negocios, el peso cada vez más indiscutible del aeropuerto del Prat, grandes convenciones y ferias como el Mobile World y una densa trama industrial muy abierta a la exportación son factores positivos que hacen visible el país en el mapa.

Sin embargo, hay elementos aparentemente poco ‘políticos’ que ayudan a crear una imagen de los paises atractiva para el ciudadano normal de cualquier rincón del mundo. Por ejemplo, el fútbol. Pasa también en Brasil, que se ha creado una imagen de país atractivo, amable, risueño y capaz de hacer genialidades en buena parte gracias al fútbol y los futbolistas. Del mismo modo, el Barça, sobre todo al Barça del tiki-taka que sorprende y emociona el mundo, marca profundamente la imagen de la capital y del país en el mundo. El ‘más que un club’ hace años que ha pasado a ser también un eslogan internacional.

Por todo ello, en el proceso de independencia de Cataluña, Barcelona es una de las piezas clave.

The Catalanes

Pero el primer objetivo es, todavía, que el mundo identifique Cataluña con los catalanes o las instituciones catalanas que llaman la atención y proyectan una imagen positiva del país. Desde los grandes cocineros a los futbolistas, los grandes científicos e investigadores a los artistas, cada catalán puede ser la imagen del país y por eso lleva encima una gran responsabilidad. Esto es lo que enseñan la diplomacia pública y el poder blando.

Estos últimos años, coincidiendo con las grandes movilizaciones por la independencia, los medios internacionales se han ido atreviendo cada vez más a hablar de los catalanes como catalanes. Si tiempo atrás pensaban que el lector medio le sería más sencillo identificarlos como españoles o como franceses (esto ocurre sobre todo en el mundo del rugby), referirse a ‘the Catalans’ es cada vez más normal.

La diplomacia pública

Cataluña practica desde hace años una activa política de diplomacia pública, uno de los emblemas del soft power . Se encarga el Diplocat, que concentra los esfuerzos en la proyección exterior de las instituciones, de las empresas, las universidades, las entidades privadas -como el FC Barcelona y el Espanyol-, los sindicatos, las ciudades, etcétera…

El Diplocat es ahora mismo una de las herramientas más importantes del país en el ámbito diplomático. Ha ejercido una labor muy destacada y ha tenido un gran eco como una de las muestras internacionales más claras de diplomacia pública.

 

Capítulo 6

No es necesario hacer una España en pequeño

VilaWeb recibe en 2017 con una serie especial que explica cómo se procederá a la proclamación de la república catalana. En este capítulo os ofrecemos una serie de alternativas sobre cómo organizar el gobierno, las instituciones y el territorio, que dibujarían un país muy diferente.
05/01/2017

La república catalana no debe copiar, necesariamente, el funcionamiento ni los esquemas del Estado español. Os ofrecemos una serie de alternativas sobre cómo organizar el gobierno, las instituciones y el territorio, que dibujarían un país muy diferente.

Uno de los problemas que tiene cualquier Estado nuevo es resistir la tentación de copiar el Estado del que proviene. La población ha vivido siempre acostumbrada a un modelo de organización del poder y cambiarlo mucho es un gesto atrevido que no siempre se hace. Sin embargo, repensar el sector público es una de las proposiciones más apasionantes cuando se crea una nueva república. En el caso de Cataluña, habrá que evitar hacer una España en pequeño, con los mismos defectos de funcionamiento pero a escala reducida. Algunas ideas sobre cosas que hacen en otros países pueden ser orientativas.

¿Parlamento unicameral o bicameral?

España tiene un parlamento bicameral (congreso y senado), pero no se sabe muy bien qué función hace la hipotética cámara alta. ¿Habría que crear un parlamento bicameral también en Cataluña después de la independencia?

La respuesta es que no. Muchos estados de la Unión Europea tienen parlamentos unicamerales, sin necesidad de senado. Es el caso de Portugal, de Dinamarca, de Grecia, de Suecia, de Finlandia y de Hungría, entre otros.

Cuestión distinta es cómo debería funcionar el actual parlamento y si los plazos de elección de los diputados deberían continuar siendo de cuatro años o podrían ser de cinco o incluso se podría escoger medio parlamento cada dos años. El nombre también puede ser un sujeto de discusión: la mayoría de parlamentos del mundo se llaman Asamblea Nacional.

¿La capital tiene que ser Barcelona?

La concentración de todas las instituciones del Estado en una sola ciudad, como se ha visto en el caso de España, acaba siendo un problema. En muchos países es habitual lo que se llama ‘capitalidad difusa’. Consiste en repartir las instituciones por el territorio en busca de un equilibrio para evitar la aparición de agravios territoriales. Podría ser especialmente importante en países como Cataluña, donde la capital tiene un peso tan desproporcionado respecto del resto.

He aquí algunos ejemplos:

-En Chile, Santiago es la capital pero el parlamento tiene su sede en Valparaíso.
-En Chequia, Praga es la capital pero el poder judicial está en Brno.
-En Estonia, la Corte Suprema y el Ministerio de Educación están en Narva y no en la capital, Tallin.
-En Alemania, Berlín es la capital, pero algunos ministerios están en Bonn, que tiene la consideración de ciudad federal. La Corte Suprema está  en Karlsruhe.
-En Montenegro, la capital es Podgorica, pero la presidencia reside en Cetinje.
-En Sudáfrica, la capital es Pretoria, el parlamento está en Ciudad del Cabo y el poder judicial en Bloemfontein.
-En Suiza, la capital es Berna, pero la Corte Suprema está en Lausana.
-En Los Países Bajos, la capital es Amsterdam, pero todas las instituciones (gobierno, parlamento y tribunales) y las embajadas están en La Haya.

Agricultura en Lleida

Un decreto de febrero de 2004, firmado por el presidente Maragall, establecía la sede del Departamento de Agricultura en Lleida, una medida muy razonable teniendo en cuenta el peso de Poniente en la producción agrícola del país. Pero a pesar de algunos gestos simbólicos, el departamento nunca se trasladó.

También está el caso de muchos estados en los que la capital no es la ciudad principal, como Estados Unidos, Marruecos, Turquía, Brasil y China.

Partiendo de estos principios, podríamos preguntarnos si en la Cataluña independiente no tendría sentido que las instituciones estuvieran repartidas por el país. Siguiendo el modelo holandés, Barcelona sería la capital, pero todas las instituciones estarían en alguna otra ciudad. Y, de acuerdo con otros modelos, varias instituciones -sobre todo judiciales o ministeriales- podrían ser en localidades distintas que la capital. Tendría lógica que ciudades como Hospitalet, Girona, Tarragona, Lleida, Tortosa, Manresa, Vic y Viella fueran sedes de instituciones del nuevo estado.

¿Hay que tener ejército?

El debate sobre si un país necesita ejército o no es cada vez más habitual en todo el mundo. La inmensa mayoría de los estados tienen fuerzas armadas, normalmente de tierra, mar y aire. Actualmente, sólo hay dieciséis estados sin ningún tipo de ejército, entre los cuales Andorra. En cambio, hay siete más, como Islandia y Panamá, que no tienen un cuerpo militar regular, pero o bien tienen acuerdos con algunos otros países o bien han dotado a la policía de capacidades militares para hacer algunas operaciones. Hay finalmente el caso de Japón que, aunque formalmente no tiene ejército sino fuerzas de autodefensa, en realidad tiene uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

Cataluña tendrá que hacer este debate cuando discuta la constitución. Será el parlamento constituyente que decidirá si hay que crear un ejército convencional, si es necesario tener sólo una de las ramas tradicionales (¿a Cataluña le corresponde más un ejército de tierra o una marina?) O si simplemente crea una especie de guardia nacional o militariza una parte los Mossos para participar en misiones más propias de un ejército que no de una policía (como grandes catástrofes o misiones internacionales de paz).

¿Y lengua oficial? ¿Una, dos, tres? ¿Cuál?

Cataluña tiene actualmente tres lenguas oficiales: el catalán, el español y el occitano. Pero la república no necesariamente tiene que repetir este esquema. Podría tener una y basta. O dos. O no tener ninguna.

La idea de una lengua oficial que es la misma en todo el territorio es una manera de encarar el debate sobre la oficialidad muy parecido al de España. Hay alternativas, estados donde la lengua es un instrumento más que una esencia y donde, por ejemplo, no hay lenguas oficiales o se marcan las lenguas oficiales de acuerdo con el porcentaje de hablantes en cada unidad administrativa o funcional.

Siguiendo este modelo, por ejemplo, Cataluña no tendría ninguna lengua oficial. El catalán y el occitano serían las lenguas nacionales en los territorios respectivos y luego cada institución tendría plena libertad para diseñar un plan de atención a los ciudadanos en las lenguas útiles en cada caso. Todas las lenguas podrían tener los mismos derechos, pero el catalán y el occitano tendrían asegurado siempre y en todas partes los mismos derechos que la lengua que tuviera más.

Con este diseño, cualquier ciudad podría declarar sus lenguas de trabajo de acuerdo con las que hablan sus habitantes. Las instituciones (ayuntamiento, hospital, escuela, policía …) incluso podrían decretar regímenes lingüísticos propios y diferenciados de acuerdo con el papel que tienen -por ejemplo, el hospital podría tener muchas más lenguas de trabajo, para atender a los pacientes, que la escuela, donde la importancia del catalán como lengua de cohesión en reclamaría una presencia más fuerte.

El peculiar parlamento esloveno

Eslovenia tiene una institución parlamentaria muy especial. En vez de senado tiene un consejo nacional que representa los grupos de interés del país y que no puede elaborar leyes pero puede corregir las de la cámara baja. Lo forman 22 alcaldes, seis representantes de actividades no comerciales, 4 de los sindicatos, 4 de las patronales y 4 representantes de diversas profesiones. Todos son elegidos por medio de sus grupos de interés.

Algunos estados que no tienen lengua oficial

-Argentina
-Australia
-Bosnia
-Estados Unidos
-México
-Montenegro
-Países Bajos
-Chile

 

Capítulo 7

Una república bien diseñada

La proclamación de la república obligará a rediseñar las instituciones catalanas y muy probablemente también a rediseñar la forma en que se presentan ante el país y el mundo. Porque hoy se entiende que ofrecer una buena imagen es un signo de coherencia de un país moderno, atractivo y agradable.

La primera elección: ¿qué nombre?

No es una elección cualquiera. El nombre marca. Hay países (Hungría, por ejemplo) donde el nombre del Estado y el de la nación son el mismo. En cambio, hay quienes separan voluntariamente el nombre del Estado del de la nación (‘Estados Unidos Mexicanos’, por ejemplo, que es el nombre oficial de México). Hay estados que atribuyen marcas ideológicas al nombre (muchas repúblicas islámicas o populares, por ejemplo). Incluso los hay que resaltan que son independientes (Samoa o Papúa Nueva Guinea, por ejemplo, se llaman ‘Estado Independiente de Samoa’ y ‘Estado Independiente de Nueva Guinea’). En algunos casos, el nombre ya es una declaración política: el nombre oficial de Bolivia, por ejemplo, es el ‘Estado Plurinacional de Bolivia’. Está el caso de Grecia, con un nombre oficial que se puede traducir por ‘República de los Griegos’ o ‘República Helénica’.

A partir de estos ejemplos se podría hacer una lista de posibles nombres:

CATALUNYA
REPÚBLICA DE CATALUNYA
ESTAT CATALÀ
REPÚBLICA  CATALANA
REPÚBLICA DELS CATALANS

Cada nombre tendría implicaciones diferentes. Teniendo en cuenta el viejo debate de nombres entre Cataluña y España y Latinoamérica, sería recomendable el no apropiarse de posibles nombres colectivos, como ‘Estado Catalán’ (Andorra también es, y desde mucho antes, un Estado catalán). Desde el punto de vista internacional, el uso de la palabra ‘república’ tiene una ventaja, porque enseguida se equipara con Estado independiente. ‘República de Cataluña’ sería, pues, la opción más clara, teniendo en cuenta que de repúblicas catalanas podría haber más en el futuro. ‘República de los Catalanes’ sería un nombre que llamaría la atención, muy potente en términos políticos y que enlazaría con denominaciones históricas propias. Pero la polémica sobre el género sería en este caso un fuerte impedimento.

Otro factor a tener en cuenta es que la república será binacional si Aran decide permanecer en ella. De la relación que se defina entre el Aran y Cataluña, dependerá mucho también el nombre. Una república con un Aran autónomo podría llamarse ‘República de Cataluña’ o ‘República de Cataluña y Arán’. Pero y si se opta por proclamar dos repúblicas? O, aún, y si Aran decidiera el proclamarse, por ejemplo, ‘República Occitana del Aran’? Evidentemente, la elección no sería sencilla, en estos casos.

La bandera: ¿estelada o sin estrella?

Tradicionalmente, el independentismo catalán ha definido la bandera estelada como una bandera de combate, circunstancial, que dejaría de tener sentido en el momento de la independencia. Pero últimamente hay gente que cree que la popularización de la estelada y el hecho de que se diferencie mucho más de la bandera española son factores que lo empujan a ser la bandera nacional después de la independencia.

Esto dejaría para las cuatro barras tradicionales un espacio nuevo, el de posible bandera unitaria de todos los Países Catalanes -ya que no sería la oficial en ninguno. O se podría utilizar de bandera nacional, paralela a la estatal.

Ciertamente, en muchos países hay una bandera nacional, que los ciudadanos pueden utilizar libremente, y una bandera nacional, que es diferente y que sólo puede ser usada oficialmente por el Estado.

Por ejemplo, en Dinamarca tienen formas diferentes:

Bandera nacional

Bandera estatal

En Lituania el estado puede hacer ondear también oficialmente la bandera histórica del país:

Bandera nacional y estatal

Bandera estatal alternativa

Bandera de la marina catalana

Una posibilidad sería que la bandera nacional y la estatal fueran diferentes y que una fuera la estelada -con una pregunta añadida: ¿qué estelada?

También hay instituciones estatales que pueden tener banderas propias. Es el caso muy especial, en todo el mundo, de las fuerzas armadas.

Si Cataluña tuviera ejército, sería lógico que la marina recuperara la bandera blanca y azul que había sido emblema cuando éramos un Estado. Esta bandera ondeaba a todas las naves y, en cambio, la bandera de las cuatro barras sólo podía ondear en el barco del rey.

Matrículas, paneles de autopista, señales de frontera

Marcar la entrada en un territorio independiente es importante y lo hace todo el mundo. La república deberá estudiar cómo adapta las matrículas de los coches, los paneles de autopista y las señales que señalan la frontera, aunque son prácticamente iguales en todos los estados de la Unión Europea, e incluso más allá.

El formato de las matrículas es prácticamente igual en todas partes. En todo caso, habría que decidir si bajo la bandera europea dice ‘CAT’ o ‘CT’. Entre las más diferentes, que pueden ser modelo alternativo, precisamente está la de Andorra, que incluye bien claro el nombre del país en catalán.

Gibraltar, Reino Unido, Luxemburgo y los Países Bajos también se destacan de los demás porque usan un fondo amarillo muy llamativo, que sería otra alternativa.

Matrícula de Andorra

Matrícula de Gibraltar

En cuanto a los letreros que indican la frontera, todos los estados de la Unión Europea ponen el nombre del país dentro de los doce estrellas, lo que también hace Andorra. Por tanto, la lógica aconseja no hacer inventos y seguir la tendencia.

Sin embargo, sí que presentan variantes la señal que indica que una ruta es de autopista y los de los nombres de las ciudades. Esto permite un margen de diferencia, para que el turista atento dé cuenta de que circula por otro país. Por ejemplo:

Austria

Dinamarca

Alemania

El euro. Una gran oportunidad de diseño perdida

Como nadie discute que la moneda será el euro, el único diseño propio será el de la cara nacional de las monedas. Es una pena, porque algunos estados convierten el diseño de sus monedas, sobre todo de los billetes, en una marca muy interesante del carácter propio. Son buenos ejemplos los diseños de Noruega, Australia y Suiza.

Noruega

Australia

Suiza

El pasaporte no ha de ser feo por fuerza

En todo el mundo, finalmente, el pasaporte es uno de los emblemas más potentes de soberanía. Tradicionalmente, estaban muy mal diseñados, pero estos últimos años ha habido un montón de estados, generalmente los del poder blando , que han querido hacer cambios de diseño en los pasaportes y los han convertidos en objetos interesantes, que reflejan el carácter y la modernidad del país.

Incluso hay pasaportes con detalles de impacto. El de Finlandia, por ejemplo, tiene un reno que camina; el de Canadá, mirado bajo luz ultravioleta, enseña montones de fuegos artificiales; y hay muchos que tienen interiores magníficos, como el de Noruega. Con estos antecedentes sería interesante que Cataluña no creara otro pasaporte aburrido, con el nombre y el escudo sobre fondo marrón.

Finlandia

Canadá