La agenda nuclear de Obama

El anuncio de una instalación secreta de enriquecimiento de uranio situada en una base militar en Irán ha agudizado los esfuerzos del presidente Barack Obama por colocar las cuestiones referidas a la proliferación nuclear en el tope de la agenda mundial. El 2010 será un año crucial.

En septiembre, tanto en las Naciones Unidas como en la Cumbre del G-20 en Pittsburgh, muchos países acordaron trabajar en la agenda nuclear de Obama. Pero, en medio de esas reuniones, se dio a conocer que Irán ha estado construyendo en secreto una segunda instalación de enriquecimiento que podría producir uranio de calidad para armas.

A principios de octubre, funcionarios iraníes se reunieron en Ginebra con representantes de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (más Alemania) y acordaron permitir que la Agencia Internacional de Energía Atómica inspeccionara la planta hasta aquí secreta. Por otra parte, los iraníes dijeron que exportarían sus existencias de uranio poco enriquecido para convertirlo en combustible nuclear fuera de Irán.

Si se implementan estas medidas, representarán pasos importantes. Lo que cundió fue un miedo generalizado de que Irán renunciara al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y utilizase sus instalaciones de enriquecimiento para desarrollar un arma nuclear. Todavía no está claro si las palabras se verán reflejadas en los hechos.

Mientras tanto, Estados Unidos y Rusia, cuyos arsenales contienen más del 90% de las armas nucleares del mundo, están negociando en Ginebra la redacción de un tratado de reducción de armamentos estratégicos para remplazar su acuerdo de control de armas START I, que expira en diciembre. Si esas conversaciones resultan exitosas, pueden generar recortes de hasta un tercio de todas las ojivas nucleares estratégicas.

El Senado de Estados Unidos luego consideraría el nuevo tratado para su ratificación el próximo año. La administración Obama también está consultando con el Congreso sobre cuándo volver a presentar el Tratado Integral de Prohibición de Pruebas Nucleares (CTBT por su sigla en inglés) que fue rechazado por el Senado hace 10 años.

Los acuerdos internacionales que regulan la dimensión y la composición de las defensas nacionales muchas veces han sido controversiales en el Senado. El nuevo tratado de reducción de armas estratégicas, que sigue siendo un trabajo en curso, y el CTBT ya han generado escepticismo en los legisladores y los formadores de opinión de la oposición. Si Obama presenta ambos tratados en el Senado en 2010, necesitará convencer al público de que son funcionales a una estrategia integrada para mejorar la seguridad nacional e internacional. Si fracasa y el Senado rechaza uno o ambos tratados, esto podría tener un fuerte efecto negativo en el régimen de no proliferación.

En mayo, 189 estados miembro del TNP se reunirán en Viena para revisar su estatus. Cuando el TNP entró en vigencia en 1970, estaba destinado a limitar la cantidad de estados con armas nucleares a cinco (Estados Unidos, la Unión Soviética, Gran Bretaña, Francia y China). En términos generales, el tratado ha sido un éxito. Mucha gente, incluido el presidente John F. Kennedy, creía en los años 1960 que a esta altura ya habría decenas de países con armas nucleares y que su uso sería altamente probable. Afortunadamente, ése no ha sido el caso.

Desde 1970, tres estados que nunca firmaron el tratado han adquirido armas nucleares (India, Israel y Pakistán). Por otra parte, Corea del Norte violó sus obligaciones con el tratado e hizo detonar dos dispositivos crudos. El supuesto programa de armas nucleares de Irán ahora ha generado nuevos temores de que el régimen de no proliferación global pueda deshacerse.

Evitar ese peligro exigirá esfuerzos múltiples, coordinados y sostenidos durante muchos años, pero la ratificación del post-START y el CTBT ayudaría. Por ejemplo, un nuevo acuerdo de reducción de armas mejoraría la relación entre Estados Unidos y Rusia y eso, a su vez, podría traducirse en una posición rusa más constructiva sobre Irán en el Consejo de Seguridad. La aprobación del Senado del CTBT también restablecería la credibilidad de Estados Unidos en sus esfuerzos por hacer que otros países renuncien a las pruebas nucleares.

El próximo mes de marzo, Obama será anfitrión de una Cumbre Global de Seguridad Nuclear con el objetivo de desarrollar nuevos medios para combatir el contrabando y el terrorismo nuclear. Por otra parte, su objetivo de largo plazo de abolir las armas nucleares demandará una gran dosis de trabajo preparatorio antes de que se convierta en un objetivo operacional y no aspiracional.

Obama tendrá que iniciar discusiones con los rusos, por ejemplo, sobre cómo manejar la cuestión de las armas nucleares de corto alcance, y cómo regular las defensas de misiles antibalísticos para mantener la estabilidad en un mundo de menos armas ofensivas. En algún punto, debe abrir discusiones con países como China, Francia y Gran Bretaña para entender mejor las condiciones para la transparencia y la verificación que serían necesarias para un camino más limpio hacia la eventual eliminación de las armas nucleares de acuerdo con el Artículo VI del TNP.

Al mismo tiempo, Obama no puede permitir que estas cuestiones de largo plazo desvíen su atención de cuestiones de corto plazo cruciales. Mientras el mundo siga siendo un lugar peligroso con varios estados con armas nucleares, Obama debe transmitir confianza a sus aliados sobre la credibilidad de las garantías norteamericanas de disuasión extendida. De lo contrario, las reducciones que crean ansiedades en otros países podrían llevarlos a desarrollar sus propias armas y, así, aumentar la cantidad de estados con armas nucleares.

Obama también necesitará llevar a cabo negociaciones para persuadir a Corea del Norte de regresar a las conversaciones de Seis Partes con el objetivo de eventualmente entregar sus armas nucleares (como lo hizo alguna vez Sudáfrica). Y, por supuesto, tendrá que llevar a cabo negociaciones con Irán para persuadirlo de cumplir con su palabra y permanecer en el TNP como un estado sin armas nucleares.

Cuán exitoso sea Obama a la hora de manejar la política interna y la diplomacia internacional de su agenda nuclear será un factor importante en su efectividad como líder mundial. Incluso más importante, su progreso en 2010 dirá mucho sobre la capacidad  del mundo de mantener el tabú de 60 años existente al día de hoy contra el uso de armas nucleares.

 

Secure rights  Send link Printer friendly version

Joseph S. Nye, Jr. enseña en la Universidad de Harvard, y es autor de The Powers to Lead.

Copyright: Project Syndicate, 2009.

Traducción de Claudia Martínez

www.project-syndicate.org