España pierde la batalla de la comunicación

Uno de los frentes de batalla entre España y Cataluña ─ en el proceso de la segunda hacia la independencia ─ es la comunicación. Del resultado de este combate informativo depende la creación de una opinión pública favorable o desfavorable en nuestro contexto europeo, occidental y mundial.

 

Y en democracia la fuerza de la opinión pública dicta en gran medida las posturas de los respectivos gobiernos. De momento, España está perdiendo esta batalla porque la voz de Cataluña y de los catalanes está presente en los principales medios de comunicación internacionales. El control de las comunicaciones es básico para cualquier política de lavado de cerebro colectivo y, por ello, las democracias se definen por la pluralidad y diversidad de los medios de comunicación. Pero hay gobernantes de estados democráticos que han intentado e intentan poner puertas al campo, controlar los flujos informativos, como fue el caso reciente de Berlusconi en Italia. En España hasta hace muy poco la práctica totalidad de las informaciones que iban a parar a los medios de comunicación internacionales procedían de los corresponsales establecidos en Madrid y éstos generalmente reproducían los enfoques informativos de los medios de comunicación españoles ubicados en Madrid, lo que se llama la brunete mediática, que expresa y alimenta de forma constante el nacionalismo español. Como consecuencia la imagen que se ha ido creando el nacionalismo catalán (y vasco) en el extranjero era negativa, condicionada como estaba por la brunete mediática. Mantener la ventaja actual en comunicación es básico para obligar a los poderes fácticos españoles a pasar de la amenaza a la negociación ” Se da el caso de que el principal diario francés de izquierdas, Liberation , que da soporte a todas las causas de los pueblos oprimidos en todo el mundo ─ desde los tibetanos hasta los quebequeses ─, al llegar a Cataluña ha dado sistemáticamente la imagen de la brunete mediática: un nacionalismo egoísta, nada solidario y sin razón de ser. Es un ejemplo que podríamos repetir con una larga lista de publicaciones de todo el mundo. El Estado español controlaba, por tanto, la información referente a Cataluña, que salía en el ámbito internacional. En consecuencia, era el bueno de la película mientras que los catalanes nacionalistas les tocaba el papel de malos, tacaños, insolidarios, etc.

 

Tres fracasos de España

Ahora las cosas han cambiado, si no de manera radical sí de manera acentuada. La manifestación del 11 de septiembre pasado fue su punto de inflexión. Queda como ejemplo para la historia que, mientras la BBC británica abría sus informativos con esta noticia, la televisión oficial española la situaba en quinto lugar. No era la primera vez que un gobierno español, del PP, intentaba controlar, tergiversar u ocultar la información. Recordemos el jefe de gobierno Aznar y el patético ministro Acebes culpando a ETA del 11-M . O cuando el ministro Mayor Oreja impuso su teoría de que todo lo que era cultura vasca y en euskera tenía relación con ETA, y cerró el diario Egunkaria. En ambos casos fracasaron. Mientras el gobierno español hacía ver que ignoraba lo que pasaba en Cataluña, en todo el mundo se fijaban en la enorme manifestación de un millón y medio de personas pidiendo independencia.

 

Primer fracaso de España: los españoles estaban convencidos de que no pasaba nada, mientras el resto del mundo se entera de las aspiraciones catalanas. La información no se pudo esconder ni manipular a nivel internacional. El ‘problema’ catalán ha pasado de ser un asunto doméstico a ser un asunto internacional. Gobiernos y opiniones públicas se interesan por Cataluña y los catalanes ” No es que las informaciones que ahora salen con un ritmo desconocido hasta ahora por su frecuencia sobre Cataluña sean todas favorables, pero sí la postura del gobierno español lo deja retratado cuando se opone a que los catalanes voten su futuro y cuando no reconoce la existencia de un pueblo catalán. Y, sobre todo, las informaciones sobre las reivindicaciones de los catalanes han llegado a primera página de diarios tan prestigiosos e influyentes como Financial Times, entre otros.

 

Segundo fracaso de España: el “problema” catalán ha pasado de ser un asunto doméstico a ser un asunto internacional. Gobiernos y opiniones públicas se interesan por Cataluña y los catalanes.

 

Interés en todo el mundo

 

El tercer aspecto a destacar es que debido al desprestigio político y económico de España, que está siguiendo el camino de Grecia, a los gobiernos de todo el mundo ya no les basta con la información que les llega sobre el tema a través de los canales oficiales. Buscan una mayor información, más fiable, más independiente. Un compañero periodista catalán me comentaba el otro día que un gobierno asiático le ha pedido un informe sobre lo que está pasando en Cataluña y sobre lo que puede pasar. No sólo es Europa y América quienes tienen interés por nosotros, sino todo el mundo. Este es el tercer fracaso de España: nadie se cree lo que dice el gobierno español e, incluso a nivel oficial, dudan de la información que les llega de Madrid. Mantener la ventaja actual en este frente de batalla es básico para obligar a los poderes fácticos españoles a pasar del insulto y la amenaza a la negociación y los pactos en el proceso hacia la construcción del Estado propio …