Red Comète: gran evasión por Navarra

El tramo baztanés de la mayor línea evasiva antinazi de la Segunda Guerra Mundial cumple 75 años.

La red conducía clandestinamente a los pilotos aliados atrapados en la Francia de Vichy a su liberación.

Los presentes en el caserío Jaurikoborda se hicieron una foto en la antigua entrada, antes de su reforma. (Gianluca Urdiroz)

Entre Itsasu, en Lapurdi, y Urdax, en Nafarroa, a medio kilómetro de la muga con Francia se encuentra, muy bien escondido en la regata entre dos laderas, el caserío Jaurikoborda.

Lo que antes de bajar parece un baserri abandonado por su difícil acceso, sorprende a su entrada por el olor a txistorra recién hecha que sale de la puerta. A medida que los visitantes se acercan, Aitziber Olaziregi y Beñat Estomba, los jóvenes propietarios desde hace una década, invitan a la gente a entrar en la casa y almorzar. Compraron el caserío por la tranquilidad y las vistas que ofrece, especialmente en un día claro como el de ayer, en el que se puede ver la costa y el mar de Iparralde perfectamente. “Al principio no conocíamos la historia de la casa. Al tiempo, a través de vecinos y descendientes de la familia Mihura, nos fuimos enterando”, confiesan.

Y es que el caserío perteneció a la familia Mihura-Maskotena, que entre los años 1943 y 1945 ofreció cobijo a pilotos del bando aliado en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Los aviadores caían en la Francia ocupada por los nazis y huían a través de una red que conducía a los soldados desde Bruselas hasta Gibraltar, colonia inglesa desde la que podían regresar a Londres.

EL ORIGENCuando la joven bruselense de apenas veinte años Andrée “Dedée” de Jongh creó la red clandestina en 1940, los pilotos eran conducidos a través de la muga por Gipuzkoa. Pero, en 1943, la ejecución, deportación a campos de concentración o detención de la mayoría de los colaboradores de la red de escapada obligó a desviar la ruta hacia Navarra por cuatro nuevos caminos que cruzaban la frontera por Dantxarinea, Bidarrai, Sara y Ezpeleta.

Este año se cumple el 75 aniversario del paso de Comète por Navarra y, como cada año, se ha rememorado la labor de la mayor red de huida antinazi con una travesía a uno de los caseríos, esta vez el de Jaurikoborda, donde cerca de 40 personas se han dado cita.

Entre ellos había familiares de colaboradores, como José Ignacio Mihura, que es hijo del mugalari recientemente fallecido Inaxio Mihura, por el que se ha guardado un minuto de silencio en la comida. Mihura vivió en Jaurikoborda hasta los 9 años, desde 1960 hasta 1969, por lo que recuerda haber pasado alcohol por la frontera. También conoce el trabajo de su padre en Comète a partir de lo que él le contó: “Un Francés le traía los pilotos a mi padre desde el caserío Mandotxinekoborda, y él los conducía hasta Erratzu, Urdax, Amaiur o donde hiciera falta”.

EL ENCUENTROLos familiares de los mugalaris han participado en un emotivo encuentro con los descendientes de pilotos aliados que recibieron su ayuda. Es el caso de Tom Covington. Este inglés de 65 años conoció a sus compañeros Chris Scott, de 71, y Geoff Cooper, de 72 e hijo de un colaborador inglés de Comète, porque lo buscaron a raíz del deseo por encontrar a Cavington que Cooper expresó por Internet y del que Scott se hizo eco.

Cooper, que aseguró “seguir enamorado del paisaje vasco desde que conoció Euskal Herria en 2007”, declaró que la historia de Comète es “un relato de lo mejor de la humanidad”. En un episodio histórico como la Segunda Guerra Mundial, “donde se puede ver lo peor y lo mejor de la humanidad”, él prefiere quedarse con “la mejor parte, la de “aquellas valientes personas que arriesgaron su vida por otras”.

A pesar de las numerosas situaciones de peligro que corrían los miembros de Comète, el actual presidente, antiguo resistente francés, coincidió con el historiador Juan Carlos Jiménez de Aberasturi en afirmar que “las instituciones, especialmente en el lado español, nunca han mostrado interés en la memoria de la red”.

Tan solo unas horas antes de estas declaraciones, al entrar en Jaurikoborda, la antigua profesora de Toulouse y amante de la historia Marie Tissinier exclamaba sorprendida y con un castellano con acento francés: “¡Pero qué casa tan perdida!” Parece que la historia de la red Comète está tan perdida como sus bordas. Geoff Cooper dejó una pregunta dirigida a revertir esta situación: “¿Cuál es la media de edad de los que estamos aquí presentes? Si lo que pasó no se transmite a las siguientes generaciones, se olvidará”.

MEMORIAS DE MUGALARIs

Itzulia evasiva. Los mugalaris entregaban bicicletas a los pilotos americanos para ir hasta Donostia, ya que la Guardia Civil solo paraba a coches y caminantes.

Una botella de vino. Los nazis cercanos a la muga pasaban la frontera para ir a caseríos cercanos y exigían vino a palo seco, ya que temían que los envenenaran con comida.

las cifras

278

Colaboradores fueron asesinados de los 700 detenidos entre la Gestapo y la Guardia Civil.

878

Aviadores del bando aliado consiguieron escapar de los nazis gracias a Comète.

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