Pedrolo, mucho más que un escritor insobornable

Este 2018, por ser el año Manuel de Pedrolo, es casi seguro que serán muchos los actos que se celebrarán en los Países Catalanes sobre su persona. También habrá muchas lecturas y representaciones teatrales de obras suyas. Es lo que toca en estos casos. No digo que no esté bien; todo lo que ayude a difundir el legado de nuestra literatura y de los hombres y mujeres que la han agrandado me parece una muy buena iniciativa, claro que sí. Es lo que hacen todos los pueblos con un mínimo de autoestima. Lo que me duele es que estas celebraciones sirvan, en algunos casos, para apaciguar la mala conciencia de tener olvidados unos nombres determinados el resto del tiempo. Un poco como ocurre, por ejemplo, con el Día Internacional de la Mujer o el Día Mundial del Refugiado.

La parte buena de todo esto, centrándonos en el terreno literario, es que siempre se gana algo, siempre se consigue difundir un poco más el nombre y la obra del autor en cuestión y generarle nuevos lectores. Y eso, entre los autores muertos, hay quienes lo necesitan mucho más que otros. Manuel de Pedrolo, concretamente, es uno de ellos. Pedrolo es uno de los grandísimos escritores que han dado las letras catalanas, y, sin embargo, su nombre es conocido únicamente por una de las setenta y seis novelas que escribió y que él, manifiestamente, no situaba entre las mejores. Me refiero, claro, al ‘Mecanoscrito del segundo origen’, Publicada en 1974 y de la que, hasta ahora, se han vendido dos millones de ejemplares. A mí, que amo la nobleza de Pedrolo y que me merece un respeto inmenso el caudal de energía que dedicó a paliar el lingüicidio y el genocidio cultural que el Estado español ha cometido en los Países Catalanes, me parece espléndida la publicación del libro «Manuel de Pedrolo, manual de supervivencia» (Meteora, 2018), de Sebastià Bennasar, porque lo considero absolutamente necesario a la hora de orientar aquellas personas que, intimidadas ante una obra que abarca todos los lenguajes -novela, cuento, poesía, ensayo, dramaturgia, prensa…-, pueden percibirla como inabarcable.

En sus páginas podemos ver el papel decisivo que tuvo la censura fascista española a la hora de torpedear la obra de Pedrolo provocando un fortísimo desfase entre la fecha de escritura de un libro y la de su publicación. ¡Hay desfases que llegan a oscilar entre los quince, los veinte y los treinta años! Como dice Bennasar: «¿Cómo escribir en un país donde las fuerzas de seguridad pertenecen al sistema dictatorial? ¿Cómo pueden investigar los crímenes, si ellos mismos forman parte de un estado criminal?» Bennasar habla de la dictadura de Franco, claro, pero la opresión española que vive hoy Cataluña es su legado.

En las páginas de este libro, por otra parte, el lector encontrará respuesta a las razones por las que un autor como Pedrolo, que en Francia, por ejemplo, sería considerado totémico, es ignorado en nuestro país. Yo mismo tengo bien presente el día de su muerte y la indiferencia institucional que acompañó su despedida, más allá de dos o tres declaraciones vacías de contenido por parte de políticos que se notaba que nunca habían leído ningún libro suyo. De hecho, hace veintidós ocho años que Manuel de Pedrolo murió y Sebastià Bennasar nos muestra este panorama desolador en una investigación realizada en septiembre de 2017: «Se pueden comprar de forma inmediata sólo Acte de violència, Cruma i Homes i No, Mecanoscrit del segon origen, Mossegar-se la cua, Totes les bèsties de càrrega, Trajecte final, Joc brut, Cròniques, Cal protestar fins i tot quan no serveix de res, Diari 1987 i Introducció a l’ombra -‘Acto de violencia’, ‘Cruma y Hombres y No’, ‘Mecanoscrito del segundo origen’, ‘Morderse la cola’, ‘Todas las bestias de carga’, ‘Trayecto final’, ‘Juego sucio’, ‘Crónicas’, ‘Hay que protestar incluso cuando no sirve de nada’, ‘Diario 1987’ e ‘Introducción a la sombra’-. Ni siquiera el 10% de los libros del autor están vivos. «Estamos hablando de un autor que, como recoge el libro, aparte de las setenta y seis novelas, publicó ¡dieciséis obras de teatro, quince recopilaciones de cuentos y narraciones, y quince textos de temática diversa!

Quizás es por eso, por lo que la obra de Pedrolo es ignorada, porque hay tendencia a reducir su figura al calificativo de una «catalanidad insobornable». Pero, mira por donde, muchos de los que hoy alaban aquella insobornabilidad son los mismos que cuando vivía no se hacían eco de sus libros y no lo querían como colaborador de sus diarios por considerarlo «demasiado independentista», es decir, «demasiado insobornable». Es verdad que hubo un rotativo que, durante un tiempo, publicó sus artículos quincenalmente, pero al final también le cerró la puerta. Pedrolo hablaba demasiado claro y catalán para el gusto del posibilismo y del independentismo de salón, y como era un ‘outsider’ no tenía padrinos fácticos que lo defendieran. Otro de los inconvenientes de ello era la falta de eco mediático que tenían sus libros. Sobre este particular, el libro de Sebastià Bennasar recoge el comentario del mismo Pedrolo lamentándose de que de sus quince últimas obras, el diario Avui sólo le había dedicado dos artículos en doce años de existencia. «¡Ya me dirás!», Decía él.

Esta columna tiene las dimensiones que tiene y no me puedo extender más, pero les recomiendo la lectura de «Manuel de Pedrolo, manual de supervivencia», de Sebastià Bennasar, no únicamente como una magnífica guía para adentrarse en el universo del estimado Pedrolo, un universo de valores éticos y humanísticos, sino también para ver hasta qué punto han sido nuestros propios miedos los que han frenado el desarrollo y proyección de nuestra literatura.

RACÓ CATALÀ