Los soberanistas de los comunes se plantan ante ICV y Colau con un manifiesto público

Lea aquí el manifiesto fundacional de la nueva corriente de opinión

El sector soberanista de Cataluña en Común presentará el martes una corriente de opinión dentro del partido. En el manifiesto fundacional, avanzado por TV3, aseguran que la formación se ha alejado del soberanismo. Entre los firmantes están los diputados Elisenda Alamany y Joan Josep Nuet. Contrariamente a lo que varios medios, incluido VilaWeb, habían afirmado, no lo firma la exalcaldesa de Badalona Dolores Sabater, tal y como ha aclarado ella misma en Twitter.

‘Demasiado a menudo se ha dejado de reivindicar el soberanismo, aunque es uno de nuestros valores originales. Hoy, muchos soberanistas se sienten completamente huérfanos dentro de este espacio político’, dice el texto.

Además, hace una valoración negativa de la breve existencia de Cataluña en Común, que según dicen no ha conseguido ‘superar las dificultades, los vicios y las inercias de los partidos tradicionales -negociaciones entre aparatos, repliegues, tentación de homogeneización, pactos de despacho’. ICV y el entorno de Ada Colau frenaron en julio una dirección del partido pilotada por Xavier Domènech y Elisenda Alamany.

Los firmantes consideran que hace falta un proyecto soberanista que dibuje un país que valga la pena ser vivido y aquí nos toca ser protagonistas’. Y creen que los comunes deben contribuir para que sea un soberanismo progresista y feminista el que construya el futuro de nuestro país en los próximos años’. Y añaden: ‘Precisamente por eso no podemos dejar perder los valores de los comunes, porque ahora son más necesarios que nunca para representar una nueva Cataluña’.

 

Manifiesto entero:

«Somos comunes. Somos Soberanistas.

Una fuerza soberanista nueva, de progreso y de cambio democrático, gana unas elecciones generales en Cataluña el 21 de diciembre de 2015, y de nuevo, el 26 de junio de 2016. Es así como se revive la victoria de las municipales de mayo en Barcelona. La gente común damos el paso a las instituciones para ponerlas al servicio de la gente. Este paso se hace en el contexto de un país que ha sufrido múltiples crisis en los últimos diez años y donde se manifiesta el fin de una época: límites de recetas políticas y económicas caducas; unas instituciones y unas maneras de hacer cada vez más alejadas de la ciudadanía; recortes a nuestros derechos sociales y laborales; y un bloqueo constante a las demandas para decidir y construir de forma colectiva el futuro de Cataluña.

Los comunes nos convertimos una realidad política que se explica por el momento que vive el país. Una realidad generacional que vive con ilusión y esperanza la irrupción del movimiento del 15-M y la indignación por cómo las élites políticas y económicas estaban hipotecando nuestro futuro. Somos gente común, algunos con trayectoria política, muchos otros provenientes de los movimientos sociales, del mundo profesional o de la academia. Gente común que decidimos dar el paso para cambiar las cosas. Los comunes trasladamos a la institución nuevas realidades y nuevas propuestas políticas de acuerdo con lo que hemos vivido en los últimos años y lo hacemos desde un soberanismo de base ciudadana, progresista y sin supeditaciones a visiones conservadoras o los grandes partidos políticos tradicionales.

En abril de 2017 se constituía Cataluña en Común. Esta debía ser la herramienta para representar los valores de los y las comunes. Un instrumento político capaz de canalizar la diversidad del país, con una clara vocación de mayorías y que debía extenderse por el territorio, con realidades específicas para cada municipio siguiendo una lógica superadora.

Entendemos que empezar una nueva época en nuestro país pasa, también, por construir una nueva política. Nuevas maneras de hacer más cercanas a las necesidades de una sociedad compleja, que se parezcan más a una sociedad que ha cambiado y que en los últimos años ha vivido demasiado alejada de partidos e instituciones. Nuevas formas de relación entre las instituciones y la ciudadanía. Y nuevas formas de funcionamiento de los partidos políticos que nos permitan sumar a la política institucional de nuestro país nuevas caras que hasta ahora no se habían sentido llamadas por los partidos tradicionales.

Sin embargo, hasta ahora no hemos sido capaces de superar las dificultades, los vicios y las inercias de los partidos tradicionales -negociacions entre aparatos, repliegues, tentación de homogeneización, pactos de despacho. La herramienta de la que nos dotamos, Cataluña en Común, no ha sido, en este sentido, lo bastante fiel a los objetivos fundacionales. Había que construir una fuerza de cambio, y no un partido tradicional; una fuerza política ciudadanista que entendiera que era necesario llevar a cabo nuevas políticas y nuevas soluciones para un mundo diferente. Una fuerza política central para una nueva época y una nueva Cataluña.

El contexto en el que nace Cataluña en Común está marcado por el debate nacional. Este ha sido precisamente la expresión y la reacción a agotamientos múltiples que ha vivido la sociedad catalana debido a la crisis social, política, económica, ambiental y nacional que hemos vivido. Desgraciadamente, la intensidad política de los últimos tiempos y la lógica binaria del procesismo han contribuido a un cierto repliegue por parte de algunos sectores de Cataluña en Común y nos han alejado de nuestros objetivos fundacionales. Demasiado a menudo, se ha dejado de reivindicar el soberanismo, a pesar de ser uno de nuestros valores originales. Así es como la pluralidad del espacio, que fue uno de los atributos que hizo ganador el proyecto de los comunes, podría estar, actualmente, en riesgo. Hoy, muchos soberanistas se sienten completamente huérfanos dentro de este espacio político.

Los comunes hemos sido protagonistas cuando hemos sabido conectar con el momento que vivía el país. En este sentido, debemos entender que el 1 de octubre y el 3 de octubre marcaron un antes y un después en nuestra historia política y fueron la expresión de una clara y amplia oposición, no sólo a la represión vivida, sino al régimen del 78 en su conjunto. A ojos de todo el mundo, los catalanes nos ganamos el derecho a decidir y construir nuestro futuro.

El momento del país nos pide ahora trabajar por un proyecto nacional que apele a mayorías amplias y plurales, porque sabemos que es desde los grandes consensos como somos más fuertes. En definitiva, tenemos por delante el reto de un país por construir y la responsabilidad de construirlo ofreciendo oportunidades a nuestra gente, dando respuestas a sus necesidades, retos y demandas desde todos los territorios. Necesitamos un proyecto soberanista que dibuje un país que valga la pena ser vivido y aquí nos toca ser protagonistas. Los comunes debemos contribuir para que sea un soberanismo progresista y feminista el que construya el futuro de nuestro país en los próximos años. Y es, precisamente por ello, que no podemos dejar perder los valores de los comunes, porque ahora son más necesarios que nunca para representar una nueva Cataluña.

Es hora de recuperar los valores originales, aquellos que nos hicieron ganadores. Con este fin, hay que enderezar el rumbo y emprender nuevos caminos que nos permitan interpelar a una mayoría social más amplia en el conjunto del país. Necesitamos revisar los instrumentos de los que nos hemos dotado y buscar nuevas herramientas que, efectivamente, nos permitan avanzar hacia un nuevo soberanismo, una nueva política y una nueva agenda de políticas progresista. Necesitamos nuevas herramientas del cambio para una nueva época en nuestro país. Hoy, más que nunca, somos comunes. Somos Sobiranistas. Y queremos un nuevo futuro en común».