La vergüenza del periodismo español

En 1951, en vísperas de la guerra de Argelia y en pleno apogeo del nacionalismo de Estado francés, dos héroes del periodismo, dos gigantes intelectuales, se unieron para sostener una conversación sobre cómo debía ser el periodismo. Jean Daniel y Albert Camus, valientes entre los valientes, hablaron para la revista Caliban sobre el papel del periodismo en la creación de la violencia que estallaba en Argelia. Allí Camus hay resaltó una verdad dura que no admite discusión aún hoy: ‘una sociedad que tolera ser distraída por una prensa deshonrada corre hacia la esclavitud’.

Albert Camus y Jean Daniel son hoy aclamados como dos de los más grandes intelectuales y periodistas de la historia. Pero durante aquellos años de la lucha por la independencia de Argelia, ellos, que simplemente se negaron a seguir a pies juntillas la propaganda nacionalista del Estado, fueron atacados y perseguidos. Por mediocres directores de periódico, cuyo nombre nadie recuerda hoy, que negaban su profesionalidad. Por compañeros de profesión tan cegados por la ideología que ya eran incapaces de mirar lo que pasaba en la calle. Por lectores ciegos y fanatizados que no eran capaces de darse cuenta de cómo el odio imperialista los convertía en mala gente. Camus, hijo él mismo de ‘pied-noirs’, resumió el porqué de aquel periodismo y de aquella valentía intelectual, con una frase que ha quedado para la historia y que muchos periodistas asumimos aún hoy como la principal obligación de nuestra vida: ‘yo prefiero tener los ojos abiertos’. Tan sencillo como es y tan caro como puede llegar a resultar.

Viene todo esto a cuento de la polémica sobre la entrevista que el panfleto nacionalista español ‘El Confidencial’ ha hecho al director del Instituto Martin Luther King, Clayborne Carson. La entrevista fue publicada este viernes y sólo con ver el titular ya supe que era imposible que aquel hombre hubiera dicho aquello. Pedí a la redacción de VilaWeb que se pusiera en contacto con él para ratificar si había dicho eso que ‘El Confidencial’ decía que había dicho. Horas después, sin embargo, él mismo publicaba en su blog un escrito en el que se declara en estado de shock por la manipulación de sus palabras hecha por el diario español. A pesar de que ahora ‘El Confidencial’ intente manipular y revolver aún más los hechos presentando audios parciales, la realidad es incontestable. Y durísima. Y un gran ejemplo de lo que creo que todos deberíamos sacar conclusiones, del cual nuestra sociedad debería aprender.

El problema para mí no es que un diario como ‘El Confidencial’, que no respeta ni ha respetado ninguna ética profesional haya publicado una mentira. El problema es que otros medios hayan seguido esta mentira y entre todos la hayan convertido en un hecho. Como lo hicieron ‘La Vanguardia’ y ‘El Periódico’ y la mayoría de periódicos españoles, militantes entusiastas del nacionalismo de Estado. Y también TV3. Sin detenerse ni por un momento a pensar si aquello era plausible.

El problema es que era muy evidente que lo que publicaba ‘El Confidencial’ no podía ser verdad. Sólo con conocer cómo funciona el mundo académico en Estados Unidos era fácil saber que una persona con una responsabilidad como la que tiene Clayborne Carson nunca habla de manera gratuita y banal sobre un tema que no domina. Es tan simple como eso. Y algo tan simple como esto debería haber hecho desconfiar automáticamente a cualquier periodista. La vergüenza del periodismo español es que ya no tiene ni el reflejo de pensar si se trata de atacar al movimiento republicano catalán. Ni siquiera sospecha cuando ve una astracanada que la lógica dice que no puede ser real. Informar ha perdido la razón de ser para abrazar la propaganda.

Clayborne Carson deja claro en sus pulcros puntos de respuesta a ‘El Confidencial’ que hay cosas que no ve claras del movimiento soberanista catalán, como es razonable que pase y que, por tanto, querría saber más sobre él. Pero también dejó claro que, precisamente, como no sabe lo suficiente no se atreve a opinar a lo loco, como hacen aquellos indocumentados charlatanes de feria a los que los medios españoles tan acostumbrados están a dar voz. Finalmente, Carson reafirma su simpatía con todo el mundo que utiliza la no violencia y deja claro que él nunca se atrevería a decir qué pensaría el doctor King de un tema sobre el que no opinó en vida. Una actitud honrada que, de tan elemental como es, sorprende que alguien no sea capaz de entenderla. El periodismo español, sin embargo, es ya tan bruto, está tan decrépito, es tan cobarde intelectualmente y tan inmoral que no recuerda ni las normas más simples. Habría bastado pensar que era muy raro que un señor en esta posición académica opinara tan a la ligera. Esto debería haber sido una alerta suficiente para actuar con prudencia y esperar a ver si aquello era verdad, antes de correr a intoxicar a los lectores. Pero se ve que hoy esto tan simple es pedirles demasiado.

El 25 de noviembre de 1939 ‘Le Soir Républicain’ debía publicar un manifiesto anónimo defendiendo la libertad de prensa. El texto lo había escrito Albert Camus, que de hecho era uno de los dos únicos periodistas de este diario de Argel y no se pudo publicar porque lo impidió la censura. Pero años después se pudo encontrar el original y visto desde hoy es una gran lección que los periodistas de este país deberíamos repetir cada mañana al levantarnos. Dice Camus que todas las presiones del mundo no harán que nuestra mente deje de ser honesta. Afirma Camus que resistir es sobre todo no consentir las mentiras ni hacerlas correr. Y lo remata afirmando que un diario libre se mide tanto por lo que dice como por la manera en que calla, cuando a su alrededor todos los demás intentan manipular la verdad.

VILAWEB