La industria militar vasca, como un tiro

Más de cien empresas de euskadi participan en defensa

Este sector factura más de 600 millones de euros al año, incrementando sus ventas un 15% pese a la crisis

 

A pesar de que la crisis pone a la defensiva a cualquier conglomerado empresarial, la industria militar sigue dando en el blanco y cosechando buenos resultados. Así, el Estado español es el octavo país exportador de armas pesadas y la industria militar vasca, en la que participan un centenar de empresas, factura más de 600 millones de euros al año incrementando sus ventas cerca de un 15%. «En la última década han cambiado muchas cosas, ahora se produce menos armamento y se trabaja más en los campos de la aeronáutica y la ingeniería militar, pero el peso de la industria militar vasca dentro del Estado está muy consolidado», declara Antonio Escalante, del grupo Gasteizkoak, que ha realizado varios estudios sobre la industria militar en Euskadi.

Escalante pone de manifiesto que, aunque evidentemente, los pedidos del Ministerio de Defensa han caído de forma drástica, «las empresas de armamento vascas están volcadas, principalmente, en el sector aeronáutico y aeroespacial, participando en los grandes proyectos militares europeos, y tienen pedidos en todos los países del mundo», explica. En este sentido, colectivos ecologistas y antimilitaristas vascos han denunciado recientemente, con motivo del 75 aniversario del bombardeo de Gernika, la pujanza armamentística y la colaboración institucional.

No en vano, el volumen del sector respecto al estatal es muy significativo y se sitúa entre un 15% y un 20% del conjunto de la industria militar del Estado. Además, las empresas vascas de armamento emplean a unas 3.000 personas.

El Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI) de Estocolmo, una institución creada para vigilar la venta de armamento en el mundo, corroboraba hace escasas fechas la capacidad de estas empresas para seguir vendiendo armas y servicios militares a pesar de la crisis financiera que afecta actualmente a otras operaciones, e informaba del octavo lugar que ocupa España en el top ten de exportadores de armas pesadas.

Por ello, colectivos antimilitaristas de Euskadi como KEM-MOC, Kakitzat o Komite Internazionalistak han salido a la calle para denunciar la implicación de empresas vascas en acciones militares contra el pueblo palestino. Así, se critica que la empresa Sener, ubicada en Getxo, mantenga compromisos de colaboración con la entidad israelí de armamento Rafael y que diseñe los sensores que van en los aviones militares israelíes que atacan a la población civil en Gaza. Estos sensores sirven para localizar y focalizar el objetivo a bombardear. Asimismo, se censura que esta firma también fabrique diversos componentes del avión de combate europeo Eurofighter y los misiles de crucero Taurus Kepd-350 e Iris-T.

Por otro lado, los antimilitaristas denuncian la actividad de la empresa Precicast, ubicada en Barakaldo y perteneciente al grupo ITP, la cual fabrica elementos del avión de transporte militar A400M y del avión de combate europeo Eurofighter.

«Aunque el desconocimiento de la ciudadanía vasca sobre la producción militar en Euskadi sea grande, Sener, por ejemplo, fabrica componentes del avión de combate europeo y está muy vinculada con la fabricación de misiles y los radares de telecomunicación. E ITP, por su parte, fabrica componentes del helicóptero Tigre y tiene contratos de abastecimiento para aviones militares en más de 25 países», aclara el portavoz de Gasteizkoak.

Ambas firmas cuentan con el respaldo de las administraciones públicas. De hecho, en diciembre del año pasado, representantes del Gobierno Vasco y del Parlamento de Gasteiz realizaron una misión institucional a Israel con el fin de conocer su modelo de apoyo a empresas de alta base tecnológica. «En los 90, el Gobierno Vasco ya se percató de que defender la industria armamentística clásica era algo difícil de entender por la ciudadanía y apostó por el sector aeronáutico porque se podía disfrazar como fomento a la investigación y desarrollo con el famoso I+D+i», explica Antonio Escalante.

Y es que el que podríamos considerar como sector tradicional de la industria militar vasca, el armero, prácticamente ha sido neutralizado. En el País Vasco también ha disminuido mucho otro de los sectores tradicionales, el de los explosivos, ya que Explosivos Alaveses S.A. (Expal) que centra su actividad en minas, municiones, bombas, fragmentación y carcasas trasladó su producción desde Nanclares a Burgos, Madrid y Albacete.

Una presencia desconocida

La ‘lista negra’ de empresas

Aunque pocas empresas, inversionistas o trabajadores están dispuestos a reconocer públicamente que toman parte en un negocio con tan mala prensa, Sapa-Plasencia es otra de las firmas con más presencia en el panorama militar vasco. Ubicada en Andoain, se dedica a los sistemas de defensa antiaérea, armas ligeras y su producción responde en un 98% a objetivos militares. «Quizá Sapa sea una de las principales afectadas por la crisis porque su principal cliente era el Ministerio de Defensa, pero también está muy vinculada al carro de combate Leopard y tiene un mercado fijo muy importante en el mantenimiento de cañones, obuses etc…», especifica Escalante.

Pero el protagonismo de la producción militar vasca se centra en el sector aeroespacial. Las tres empresas cabeceras de este sector (ITP -Industria de turbo propulsores-, Sener y la antigua Gamesa Aeronáutica, hoy en día Aernnova) han consolidado su papel, participando en la mayoría de programas de aeronáutica militar europeos. Así, Aernnova, radicada en Miñano (Araba), produce fuselajes, paneles de aviones, alas y palas de helicópteros y el 35% de su producción tiene destino militar. ADS (Advance Dynamics Sistems), también en Miñano, es otra de las empresas del ramo que se centra en la investigación y desarrollo de sistemas aeroespaciales.

En esta misma zona de influencia se ubica Saft Systems Ibérica, especializada en acumuladores y baterías para aviones, torpedos, buques o radares. El grupo Alcor, en Gasteiz, se dedica a accesorios y componentes para su principal cliente EADS-Casa, uno de los emporios armamentísticos del Estado, y JPG, en Mallabia, se centra en el mantenimiento y modernización de vehículos militares.

Los cambios del mercado

Menos armas cortas

Algunos de los cambios registrados en la industria son fruto de los procesos que han tenido lugar a escala mundial, que hacen que hoy en día las redes de Defensa dependan en gran medida de la ingeniería de sistemas y de la electrónica. No obstante, todavía subsisten muchas industrias de armamento y munición como Ardesa, en Zamudio, que, además de suministrar pistolas a distintas policías autónomas y locales, también fabrica chalecos antibalas, cartuchos y municiones.

O Asaey, en Donostia, volcado en armas cortas y municiones, con un 90% de producción militar y que oferta distinto equipamiento policial y militar. Aya Aguirre y Aranzabal, de Eibar, produce armas ligeras cortas y municiones. Y Beretta Benelli Ibérica fabrica pistolas, rifles, carabinas, escopetas, con un 15% de producción militar en Trespuentes (Araba). Con una producción superior a las 10.000 unidades anuales, exporta armas a Alemania, Grecia, Bulgaria, Canadá, Francia, Inglaterra, Italia, Japón, Nueva Zelanda, Finlandia, Corea, EEUU y Australia.

 

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