La Iglesia y el euskera

Nos enseñaron que la Iglesia era una, santa, católica, apostólica y romana. Nunca pude entender que Jesús fundara una religión romana (¿pero además quiso Jesús fundar una religión? sería otro tema) siendo los romanos los conquistadores de la tierra de los judíos. La realidad es que, pasado el tiempo, la Iglesia hizo suyo el latín, la lengua del Imperio, como propia. Nuestros pueblos vivieron durante siglos sometidos a las órdenes de una Iglesia y unos papas que repartían las nuevas tierras de América a su antojo o, en nuestro caso, el funesto y simoníaco Papa Julio II ofrecía nuestro reino en 1512 a Fernando El Falsario con bulas peregrinas, por poner sólo dos ejemplos. Hemos funcionado a golpe de campana hasta no hace mucho. Pero a pesar de esa prepotencia de la Iglesia, no servía el latín para la catequesis, la formación y sobre todo para el sacramento de la confesión que el pueblo siempre pecador necesitaba para conseguir la salvación, fin único de la vida del hombre. Las familias cuyo único fin era también “criar hijos para el cielo” usaban también solo el euskera. Necesario para todo ello usar el lenguaje del pueblo que en gran parte de Navarra era el euskera. Nuestra lengua fue el primer peldaño para poder llegar al cielo. Entre las lenguas que se hablaron en Pamplona, como el aquitano, el romance navarro, hasta el hebreo, la principal fue siempre el euskera, más utilizado en la Navarrería y en la Catedral. En 1539 los canónigos de la Catedral pidieron al emperador Carlos V que nombrase un obispo que dominase la lengua del pueblo que, casi en su totalidad, era euskaldun. En toda Iruña hubo muchas personas monolingües que solo hablaban el euskera. Los vicarios de las cuatro parroquias de Pamplona era necesario que fueran euskaldunes. Frecuentes los pleitos de pueblos que no aceptaron sacerdotes por no dominar el euskera. Llegados a nuestros días podemos afirmar que ha habido sacerdotes que han favorecido la lengua y otros que han sido responsables de su retroceso en el pueblo, sobre todo, en los años del franquismo. Hoy por razones obvias, falta de jóvenes en la iglesia, es más importante la escuela que el templo para el mantenimiento de nuestra lingua nabarrorum.

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