La evolución del Estado danés y su relación con las Islas Feroe

Dinamarca construyó un imperio colonial desde el siglo XIII, primero adquiriendo posesiones en Estonia, Noruega, mediante una unión personal de las coronas, Groenlandia, Islas Feroe, Islas Shetland, Islandia… En el siglo XVII, compensando su declive en Escandinavia, se extendió por África (Ghana), partes de la India y las Islas Vírgenes. El reflujo imperial comenzaría en el siglo XIX, cuando tuvo que aceptar la independencia de Noruega en 1814, aunque logró conservar las Islas Feroe, Groenlandia e Islandia, que eran posesiones históricas noruegas. Posteriormente, en 1850, vendió sus colonias africanas al imperio británico. En 1917 vendería las Islas Vírgenes a Estados Unidos y, finalmente, tras la ocupación nazi de la Segunda Guerra Mundial, Islandia declaró su independencia.

Siguiendo su estela, en 1946 las Islas Feroe votaron en referéndum sobre su eventual independencia y ganó por unas décimas el sí a la secesión. No obstante, Dinamarca se opuso al resultado, concediendo a cambio un amplio nivel de autogobierno. Desde entonces, las posiciones favorables a la independencia y a la autonomía se han mantenido prácticamente igualadas. En la actualidad, el porcentaje de votos de los partidos independentistas es el mismo de 1946, aproximadamente un 50,7%.

Es destacable que los partidos unionistas y secesionistas han creado una tradición de colaboración que hace que gobiernen en coalición tanto numerosos municipios como el conjunto de las islas. Otra particularidad es que las Islas Feroe pudieron tomar su propia decisión sobre su pertenencia a la Unión Europea y su decisión de no integrarse en la UE fue respetada. Posteriormente, decidieron formar parte del Espacio Económico Europeo. Este hecho revela el paulatino pero firme proceso danés de reconocer a las islas como verdaderos sujetos políticos. Así, en 2005, el Estado les reconoció su condición de nación y la capacidad de formular sus propias relaciones internacionales, en coordinación con la política exterior danesa. El gobierno danés también aceptó la participación directa del parlamento de las islas en el consejo Nórdico y en 2007 estas islas, junto con Groenlandia y las Islas Aland, fueron reconocidas como miembros de pleno derecho de esta organización internacional.

Ese año 2007 muy importante para el autogobierno de las islas. A finales del mismo el parlamento de las Islas Feroe decidió que todas las licencias pesqueras del país dejarían de ser prorrogadas en respuesta a uno de los principales objetivos del actual gobierno de coalición cuando se formó: la reforma de la gestión de los recursos pesqueros del país, que constituyen la base fundamental de la economía del archipiélago. Cumpliendo aquel compromiso, en diciembre de 2017 se aprobó una ley que establece un sistema de gestión pesquera completamente nuevo. Ahora habrá una estrategia de largo plazo para gestionar y usar los recursos marinos con el objetivo central de mantener un equilibrio sostenible entre los recursos pesqueros y la industria.

La nueva ley establece que todos los recursos pesqueros de sus aguas territoriales son propiedad del pueblo de las Islas Feroe, con lo cual las licencias pesqueras no pueden ser convertidas en propiedad privada, ni legalmente ni en la práctica. Ello exige que cualquier cambio del titular de la licencia deba pasar necesariamente a través de la autoridad pública y de un nuevo concurso público. La ley también señala que todas las pesquerías deben ser sostenibles biológicamente, económicamente y socialmente. También establece un sofisticado sistema de cuotas para impedir que surjan monopolios en el sector y crea un sistema de tarifas que las compañías deberán pagar por acceder a los recursos en función de los beneficios de los años anteriores. Las licencias sólo podrán ser asignadas a compañías operando en las Islas Feroe, que paguen sus impuestos allí y que cumplan con las normas y estándares sociales de las Islas con sus tripulaciones.

Esta gestión de sus recursos aumentará la capacidad económica de las islas, que pese a todo dependen en buena medida de las subvenciones danesas, lo que genera gran controversia sobre la viabilidad económica de las islas en caso de independencia. Por otro lado, cada vez más indicios parecen indicar que el subsuelo del mar esconde importantes cantidades de recursos naturales, lo que avalaría la sostenibilidad económica de un nuevo Estado.

Más allá de este debate económico y del modelo político concreto que debería elegir el pueblo de las Islas Feroe, desde hace años se viene produciendo un debate más profundo sobre el contenido y la naturaleza del autogobierno. Hace casi dos décadas se comenzó la tarea de plasmar estas cuestiones en una Constitución propia. Para ello, en 1999 se creó un comité constitucional formado por representantes de todos los partidos políticos y cinco académicos. Desde entonces se han redactado tres borradores de constitución, pero ninguno pudo ser aprobado.

El actual gobierno se marcó como objetivo poder votar un texto constitucional a finales de 2017, pero finalmente se decidió ampliar el plazo para concitar el máximo consenso posible y se estableció la fecha del 25 de abril de 2018 para votar el texto. Actualmente existe una comisión parlamentaria que está intentando lograr el consenso necesario.

Es absolutamente destacable que el independentismo nunca ha querido forzar una votación en este asunto. En lugar de ello, se vienen haciendo múltiples esfuerzos por crear un clima de entendimiento entre quienes apoyan la secesión y quienes prefieren continuar con el modelo actual. Esta cultura democrática avanzada ha conseguido varios logros importantes. Por un lado, que una amplia mayoría de la sociedad danesa acepte el derecho de que las islas voten sobre su modelo político, incluyendo la independencia, del mismo modo que se acepta esto para el caso de Groenlandia, que también está redactando una Constitución que casi con seguridad incluirá el derecho de secesión.

Precisamente, la inclusión del derecho de secesión y el procedimiento para implementarlo es uno de los puntos más polémicos de la nueva constitución de Feroe. No todos los partidos aceptan incluir esta posibilidad en la constitución. Sin embargo, se va aceptando por una amplia mayoría social y política que, en cualquier caso, debería ser el pueblo de las Islas Feroe quien tome dicha decisión.

Aún es pronto para saber si lograrán consensuar su Constitución. Ojalá lo consigan y abran una puerta a la esperanza para otros pueblos que tratan de conseguir lo mismo: un acuerdo de convivencia entre los ciudadanos del país y con los del Estado, que se sustente en el respeto mutuo y en la capacidad de poder elegir su futuro en libertad. De momento, Dinamarca está dando lecciones a más de un Estado de la Unión Europea, mostrando que el Estado puede ir variando su forma de definirse y de entender las relaciones con los otros pueblos del Estado. De la arrogancia imperial de 1946, pasando por el periodo en que se concedió la autonomía sólo para evitar la secesión, hasta llegar al respetuoso reconocimiento de la nacionalidad feroesa de la última década y media.

También los feroeses están dando otra importante lección al mostrar que el proceso es tan importante como el contenido final, ya que permite generar un clima de respeto, comprensión y lealtad mutua. Esto es importante, porque tanto si deciden crear su propio Estado como si no, quienes viven en las islas son plenamente conscientes de que deberán seguir compartiendo el archipiélago aunque entiendan de formas diversas su identidad y sus preferencias políticas.

Sólo queda esperar a ver si consiguen el ansiado acuerdo y si son capaces de votar su constitución en la fecha prevista. Ello sería un hito político no solo faroés o danés, sino europeo.

Deia