Kohl, un gran estadista europeo

Helmut Kohl, el canciller alemán con más años en el cargo, falleció esta mañana a la edad de 87 años. Fue canciller con sede en Bonn y Berlín desde 1982 a 1998. Una larga enfermedad le mantenía en silla de ruedas y en constante atención médica.

Kohl no era un gran intelectual ni tampoco tenía madera de estadista cuando empezó a hacer política en su Renania natal. Un democristiano sobrio, poco valorado por la academia y las elites funcionariales del país. Tenía una idea muy clara que la materializó hasta que dejó la cancillería. Kohl era un europeísta alemán que conocía las grandezas y las fragilidades de los alemanes. Pudo haber liderado en solitario una cierta idea de Europa pero siempre tuvo presente aquella máxima de Thomas Mann al abandonar el III Reich y refugiarse en Los ángeles: “prefiero una Alemania europeizada que una Europa germanizada”.

Se le conoce por haber unificado Alemania a partir de la caída del muro de Berlín. Margaret Thatcher estaba en contra y Mitterrand aseguró tres días antes que la unificación llegaría en una próxima generación. Aconteció al día siguiente.

Al margen de la caída política de Kohl, por unas cuestiones de financiación del partido, pasará a la historia de la post guerra fría como uno de los pilares de la construcción europea y que supo entenderse con François Mitterrand a pesar de sus diferencias ideológicas. Son memorables las imágenes de Kohl y Mitterrand, cogidos de la mano, ante el monumento a los caídos de Verdun en la Gran Guerra. El presidente francés dijo que “le nationalisme c’est la guerre” y Kohl asintió.

Bismarck fue el primero que selló la unidad alemana en el Palacio de Versalles después de haber vencido y humillado a los franceses en la guerra franco prusiana de 1870. El “canciller de hierro” había ganado guerras contra Austria y Dinamarca. Bismarck tenía una idea prusiana de Alemania. Fue descabalgado por el kaiser Guillermo que no toleraba su gloria y su fama.

Adenauer fue otro de los grandes al recoger las cenizas de la Alemania vencida y humillada para reconstruir un país que acabaría siendo la primera potencia europea. Tanto Adenauer como Kohl eran renanos y tuvieron una visión social y humanista de la política de su tiempo. Fueron integradores. La democracia cristiana supo compartir el poder con la socialdemocracia, tanto en grandes coaliciones como en los turnos que venían dictados por las urnas.

Kohl sabía que la unificación alemana era una apuesta patriótica para deshacer los errores de sus antepasados que provocaron la división del país como consecuencia de haber perdido la guerra. Aquellos trece años de nazismo siguen gravitando sobre la política alemana. Por esta razón, incluso después de la unificación, Alemania tiene la precaución de no convertirse en líder incuestionable de Europa aunque por su fuerza, su economía y su demografía lo podría ser. Kohl empezó a ejercer su hegemonía dibujando la Europa del euro y sin separarse nunca de la alianza con Estados Unidos y la cercanía inevitable con Francia.

Perdió las elecciones con Gerhard Schröder y luego la presidencia del partido. Ángela Merkel, cosas de la política, contribuyó a que los escándalos de corrupción le apartasen de la política. Ella le sucedió y está en campaña para ganar las cuartas elecciones generales consecutivas por mayoría o en coalición con los socialdemócratas de Martin Schulz.

A cambio de obtener apoyo para la unificación alemana, Kohl aceptó la creación del euro. También apoyó la ampliación a los países que habían pertenecido al Pacto de Varsovia. Fue un gran europeista que supo tender puentes en todas direcciones. Tuvo una excelente relación con Felipe González y supo mantener la paciencia con las posiciones anti alemanas crónicas de Margaret Thatcher.

Se ha ido un gran estadista europeo. Le vi muchas veces de cerca en las cumbres políticas y económicas de las que era un protagonista principal.

Kohl, un gran estadista europeo