El ejército borbónico calcina Xàtiva y deporta a sus habitantes

Tal día como hoy del año 1707, hace 311 años, el ejército borbónico franco-castellano a las órdenes del brigadier José Antonio de Chaves Osorio, en el contexto de la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715), iniciaba la operación de incendio y destrucción sistemática de Xàtiva. Felipe V, que lo había ordenado poco antes, lo justificaría diciendo: “La obstinada rebeldía que hasta el término de la desesperación resistieron la entrada de mis armas los vecinos de Xàtiva, para hacer irremisible el crimen de su perjura infidelidad desatendiendo la benignidad con que en repetidas ocasiones les flanqueé el perdón, he fallado mi justicia a mandar arruinarla para extinguir su memoria, como se ejecutó para castigo de su obstinación y escarmiento de los que intentasen seguir su mismo error”.

Previamente, los ejércitos borbónicos a las órdenes de Chaves habían expulsado de sus casas a los supervivientes del asedio borbónico (8 de mayo-6 de junio) que se había saldado con la muerte de centenares de vecinos. Xàtiva, entonces una ciudad de 12.000 habitantes que era la segunda urbe del reino de València, sería vaciada a la fuerza en pocas horas. Poco después, las tropas de Chaves se entregarían al incendio sistemático de todas las edificaciones de la ciudad, excepto las religiosas. Y durante los días inmediatamente posteriores, los supervivientes ―que habían sido retenidos y concentrados en las afueras en condiciones infrahumanas― serían deportados masivamente en la región castellana de La Mancha. Según las fuentes documentales, muchos de aquellos deportados morirían a causa de los malos tratos que sufrieron durante el viaje.

Retrato al revés de Felipe V, que ordenó el incendio de la ciudad / Fuente: Museu de l’Almodí (Xàtiva)

Posteriormente, Melchor Rafael de Macanaz, juez de incautaciones borbónico en los reinos de València (1707-1710) y de Aragón (1711) ―y uno de los redactores de los Decretos de Nueva Planta―, crearía las «compañías cavar», que tenían la misión de derribar y rapiñar todo aquello que había resistido a las llamas. Con la ciudad literalmente carbonizada y arrasada, Macanaz dibujaría un nuevo planeamiento urbano; que la administración borbónica renombraría como Colonia Nueva de San Phelipe, denominación que sería oficial durante más de un siglo (1811). Con el transcurso de los años, los supervivientes de la deportación retornarían clandestinamente a Xàtiva, y la ciudad renacería. Pero hasta pasados ochenta años (1787), Xàtiva no recuperaría los máximos demográficos anteriores al incendio y destrucción.

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