Día Mundial del Urbanismo, la deformación del frontón de Araia

Hoy 8 de noviembre, Día Mundial del Urbanismo, establecido desde 1949 a petición del Instituto Superior de Urbanismo de Buenos Aires, se pretende concienciar a los habitantes del mundo de la necesidad de apreciar la configuración urbanística especialmente de aquellas zonas o centros urbanos donde mejor se conservan y expresan las singularidades del lugar. En Euskal Herria estas consideraciones tienen y mantienen en muchísimos pueblos una de sus tipologías más interesantes, singulares e identitarias: las plazas frontón.

Esta especificidad urbanística que tiene al frontón como lugar central del núcleo urbano o rural es ya por sí mismo la plaza de la población, entendida en su más amplio sentido espacial y social, con sus numerosas configuraciones. El elemento referencial, el frontón en ocasiones es solamente un frontis, una simple pared de piedra, la tipología habitual en Iparralde, exenta o adosada a una edificación o iglesia, en otras frecuentemente se complementa con una pared izquierda y en algunos casos en la derecha delimitando el recinto se acompaña de un paramento que puede ser fachadas de una vivienda, el espacio público correspondiente a los bajos de un edificio o el aterpe de una iglesia y también esta particularidad de la pared presenta en ocasiones una inserción de ventanas o puertas y que en algún caso se encuentran incluso en la izquierda. En definitiva las variaciones son múltiples pero su característica fundamental e irrenunciable, propia de una plaza, es tener el cielo como techo.

Desde hace unos años estas plazas frontón están sufriendo deformaciones cuando no demoliciones muy preocupantes. Se empezó con el recubrimiento de los bellos frentes de sillería de piedra con sus diferentes composiciones en las hiladas y en su textura por un raseo de mortero para pintarlos de verde en la creencia de que acudiría la televisión a filmar algún partido como ocurre en los frontones pabellón para campeonatos y con sus paredes prostituidas por la publicidad, incluso impunemente alcohólica. Antes ya se cometió una más grave deformación, la cubrición de frontones de plaza libre. Basándose en un mayor aprovechamiento del recinto en caso de lluvia, como si fuese un fenómeno nuevo, en demasiados casos se ha procedido a cubrir este singular espacio con resultados decepcionantes salvo alguna excepción incluso admitiendo que los elementos de soporte y los de la cubierta en sí mismo pudieran ser interesantes pero el resultado no. Curiosamente en Iparralde en céntricas plazas y con el mismo clima no se ha cubierto ni uno solo; cuestión cultural.

 

Frontón de Araia

El Ayuntamiento en Asparrena en Araia, Araba ha anunciado el pasado 3 de octubre de 2018 su propósito de cubrir el frontón Iturbero situado en el centro del pueblo aparentemente sin suficientes motivos razonados valorando todas las circunstancias y consecuencias que ello supondría.

Se trata de un frontón de 1876 de los más antiguos de Araba de reducido tamaño, actualmente 25,40 metros . de largo (inicialmente era de 21,8) con un frontis de sillería de 8,96 m de ancho y 10 m de altura con el suelo de hormigón pulido, restaurado en 1983. El espacio está definido por su pared de la izquierda de mampostería, ambas desafortunadamente pintadas del rutinario color verde y en la derecha un edificio algo más alto, de planta baja y dos más, de estilo neoclásico porticado con siete arcos que incluso cumple una función de espacio de estancia y contemplación cuando se juega así como en otros momentos de ocio urbano. Una configuración de frontón con aterpe delimitando como en Areso, Segura, Zaldibia o Ispaster.

La cubrición de frontones, especialmente estos de plaza situados en los centros de los pueblos, una experiencia contrastada en muchos casos por todo Euskal Herria, es un grave error con abundantes ejemplos de nefastos resultados ahora parece que asumido. Como primera afección al exagerar por necesidad notablemente su altura se crea una volumetría invasiva, desproporcionada que altera su sencilla geometría con la pérdida del tríodo fundamental, paredes y suelo, deformando rotundamente su tradicional sentido compositivo y su esencial condición de espacio exento, diáfano del frontón abierto. Se convierte en una construcción cerrada más que pierde su presencia, sentido histórico, formal, interés patrimonial, e incluso funcional ya que durante épocas del año y ciertas horas del día oscurece y entristece el espacio alterando la percepción cromática de bellos y variados frontis pétreos. Cambia incluso la sonoridad, el juego de la pelota que sí en la plaza tiene una tonalidad leve y las palabras son íntimas, en un recinto cubierto se convierten en un golpe amplificado y las voces resuenan.

Asimismo, irrumpe afectando y desordenando la escala, identidad del entorno edificado modificando la integración, percepción del lugar y la relación armónica con la trama urbana circundante elementos fundamentales de la coherencia urbanística y casi siempre se crea un impacto paisajístico en el pueblo muy perceptible. Su única pobre justificación es que se convierte en una sala que permite juegos y otras actividades sociales en momentos de climatologías desfavorables y horarios nocturnos. Pero el deterioro tipológico y etnográfico del lugar como plaza, un espacio público abierto, se pierde casi siempre, transformándose en una descontextualizada construcción deportiva.

Araia conjunto monumental

En Araia es evidente que no se han analizado los valores urbanísticos, arquitectónicos y ambientales que concurren junto al frontón Iturbero. El municipio por formar parte del Camino de Santiago ya posee un cierto grado de protección cultural genérico. Pero por sí mismo la presencia frente al frontón de la parroquia de San Pedro edificada entre los siglos XV y XVI con diferentes estilos desde el gótico inicial, al renacentista y barroco, junto a una elegante fuente neoclásica le otorga un entorno inmediato merecedor del máximo respeto que se incrementa con la cercana y triangular Herriko Enparantza presidida por el Ayuntamiento un magnífico edificio barroco de 1771 que con el kiosco de 1918 en su centro, (no ha sido posible celebrar su centenario a pesar de haberlo sugerido al Ayuntamiento) y delimitada por un coherente homogéneo frente arquitectónico.

Esta conjunción de destacados elementos culturales en un ámbito espacial reducido inducen a solicitar la incoación de expediente para la declaración de Bien Cultural con la categoría de Conjunto Monumental de centro de Araia, trámite que se realizará en próximos días.

Hace años en Elorrio se pretendió hacer lo mismo y actuando con voluntad y convencimiento me empeñe en hablar con el alcalde Niko Moreno, el concurso ya estaba convocado, pero afortunadamente el jurado declaró desierto el premio y no se llevó a cabo. Posteriormente he constatado por bastantes personas relevantes de la arquitectura y el ámbito de la pelota de lo acertado de no intervenir en tan magnífico y céntrico frontón.

En esta ocasión me sorprende más porque 18 de marzo de 2017 invitado por el propio Ayuntamiento y con presencia de la alcaldesa ofrecí la conferencia, ya repetida en 15 lugares de Euskal Herria, La plaza frontón, ágora vasca, que en un tramo de la misma se dedica a la crítica de las cubriciones con variados, elocuentes y desafortunados ejemplos.

El segundo error es que el Ayuntamiento de Asparrena ha convocado lo que se denomina “Asistencia técnica

para obras de cubierta del frontón Iturbero de Araia» con unas bases que son inadmisibles cultural, profesionalmente por lo que han sido respondidas con un Recurso de Reposición por el Colegio de Arquitectos Vasco Navarro.

No es un concurso de proyectos que exige predomine la propuesta arquitectónica, aquí es la económica, con una inaceptable mesa de contratación de funcionarios del propio ayuntamiento, que no es un jurado sin mayoría de arquitectos, solo la municipal que en principio no es una garantía absoluta, pero pueden opinar con más conocimiento sobre la idoneidad de la cubrición y además obliga a proyectar sin premio alguno, algo injusto, inseguro e insólito Esto es una simple concurrencia subasta de ofertas donde el precio es determinante sobre otros importantes y prioritarios condicionantes. Todo el proceso es sumamente anómalo, culturalmente y aun admitiendo que no debería convocarse ningún concurso es legalmente irregular. Por lo que la decisión más sensata es suspender y olvidar tal despropósito.

Si resulta decepcionante en el siglo XXI tener que luchar por salvaguardar elementos tan singulares y arraigados de la arquitectura y el urbanismo es además sorprendente hacerlo frente a un ayuntamiento de EH-Bildu al que suponemos defensor de los valores del sentido identitario del país en todos sus aspectos y el frontón abierto de plaza es uno de los más significativos signos del patrimonio cultural vasco. La Plaza Frontón podría definirse como una arquitectura vacía plena de encuentros. Profundamente arraigada en la conciencia popular como paradigma del espacio vasco por antonomasia.