Carolina Martínez y Clemente Bernad: ‘Se han hecho un Estado y unas leyes a medida’

Los cineastas encausados ​​por haber filmado en un monumento franquista

Hablamos con Carolina Martínez y Clemente Bernad, a quien piden dos años de cárcel por haber grabado en una cripta donde una organización ultracatólica celebra misas exaltando el franquismo

Dos años de cárcel y una multa de doce mil euros. Es la pena que piden a los cineastas Carolina Martínez y Clemente Bernad por haber colocado una cámara apuntando a la cripta del Monumento a los Caídos de Pamplona con la intención de grabar contenido para un documental. Les acusan de un delito de revelación de secretos a pesar de tener el permiso del ayuntamiento, que es su propietario. Aun así, el usufructo de la cripta pertenece al arzobispado de Pamplona, ​​que la cede a la Hermandad de los Caballeros Voluntarios de la Cruz, un grupo ultracatólico fundado en 1939 por requetés ex-combatientes. La fiscalía considera que el hecho de captar imágenes y audio vulnera la intimidad de la hermandad, a pesar de que en teoría sólo puedan hacer misas. Los cineastas defienden que hacen apología del franquismo y que, por tanto, revelar qué hacen es de interés público.

 

– ¿Por qué decidieron grabar un documental en el Monumento a los Caídos de Pamplona?

– Clemente [C.]: En 2014 había un debate muy intenso en la ciudad alrededor de lo que se tenía que hacer: Había movilizaciones, el Parlamento Foral de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona se pronunciaron contra las misas, incluso se hizo una pregunta en el Parlamento Europeo y Carolina y yo decidimos hacer un documental que alimentara el debate. Este es el segundo monumento de enaltecimiento franquista más grande del Estado español, pero el único en un espacio puramente urbano. Se levantó durante los años cuarenta para rendir homenaje a Emilio Mola, el general que dio el golpe de estado en Pamplona con el apoyo de los requetés, una fuerza paramilitar importante. Además, en 1961 Mola y José Sanjurjo fueron enterrados en la cripta. Cuando se murió Franco, el arzobispado lo dio al ayuntamiento, pero mantuvo la cripta para hacer celebraciones católicas, a cargo precisamente de quien nos ha demandado, la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz. Su sede ha sido siempre este monumento. Son como su guardia pretoriana.

 

– ¿Quiénes son exactamente?

– C.: Una hermandad creada por el obispo de Pamplona en 1939 y formada por excombatientes requetés. Una vez acabada la guerra, la Falange creó en Madrid una delegación nacional de excombatientes para dar ayudas a los que habían estado en el bando golpista. Los requetés querían diferenciarse de los franquistas y decidieron de crear esta organización en Pamplona para no depender de Madrid. Son carlistas y fanáticos ultracatólicos. La hermandad depende directamente del arzobispado y su objetivo, según los estatutos, es defender, con agresividad si fuera necesario, el espíritu que llevó a Navarra a la ‘cruzada por Dios y por España’.

 

– Dicen que hacen apología del terrorismo. ¿Por qué?

– C.: Ellos, junto con Mola, dieron el golpe de estado aquí. Nosotros consideramos que esto, añadido a los 3.500 asesinados en la retaguardia en Navarra, puede ser considerado terrorismo. Se desempeñó un terrorismo auténtico contra la población civil y, por tanto, creemos que las misas que hacen en la cripta, que celebran para reivindicar el golpe de estado, son una auténtica apología del terrorismo.

 

– Un día, durante la grabación de su documental, Clemente dejó una cámara funcionando en la cripta. Un miembro de la hermandad le denunció por este hecho. Sin embargo, ustedes tenían permiso del ayuntamiento para registrarlo.

– Carolina [Ca.]: Sí. Dentro del monumento, que es espacio público, Clemente vio una rejilla. Allí puso una cámara y un micrófono para registrar la misa en la cripta, que debía celebrarse al día siguiente. Ellos dicen que vieron aquel dispositivo y llamaron a la policía, que comenzó una investigación contra nosotros. Un miembro de la hermandad nos demandó, pero la fiscalía dijo hablar en nombre de la hermandad entera.

 

– ¿Por qué está encausada si la cámara y la grabadora las colocó Clemente?

– Ca.: Yo ni siquiera me enteré, pero cuando me lo dijo me pareció fantástico. Pedimos que me excluyesen del caso, pero ni la fiscal ni el abogado de la acusación se han creído que yo no hubiera participado. No tienen pruebas, pero siguen diciendo que lo hicimos juntos.

 

– ¿Qué van a argumentar en el juicio para defenderse?

– Ca.: Aquí hay dos cuestiones. La primera es que la hermandad, como entidad, no tiene intimidad porque lo determina el código penal. La intimidad la tiene una sola persona. Sería ilícito de registrar a un partido político, pero esta es una intimidad diferente, y no nos acusan de haberla vulnerado. En caso de que la juez determine que una entidad tiene intimidad, lo que es muy dudoso, hay que recordar que las misas son un acto público, y que allí sólo podían hacer misas, no otra clase de actividades, como ellos intentaron demostrar.

 

– ¿Por qué sólo se podían decir misas?

– Ca.: Según el derecho canónico, por el que se rigen, en un espacio como éste sólo se pueden hacer misas. Incluso en el caso de que se determinara que es un acto privado, hay una ponderación de derechos. Por un lado, estas misas son de interés general porque han sido denunciadas por un parlamento autonómico y un ayuntamiento y han sido increpadas por el Parlamento Europeo. Por delante del derecho de intimidad está el de información si la cuestión es de interés general. Ahora, la fiscal dijo que era un espacio privado, como la sala de estar de una casa. ¿Qué es íntimo y qué no? Si haces grabaciones en un vestuario o en una habitación, es evidente, pero una misa, que es en un espacio público en el que se hace una liturgia que siempre es la misma, no. No escuchas nada que pueda considerarse privado, como la asamblea de una asociación. Una misa tiene un guión que siempre es el mismo. El cura no sale a decir ‘ahora hablaremos con una persona que nos quiere explicar algo’.

– C.: Además, estamos acostumbrados a ver misas por la televisión y que en las iglesias se hagan grabaciones de todo tipo.

 

– ¿Por qué el delito de revelación de secretos, concretamente?

– Ca.: La fiscal preguntó a los miembros de la hermandad si hablaban de cosas privadas al terminar la misa. Uno dijo que sí, que hablaban de la familia y los hijos. Evidentemente en esta situación no se revela ningún secreto. Como hacen reuniones, la fiscal decía que podíamos revelar lo que habían decidido como asociación. Pero toparon con su ley, porque, según el derecho canónico, no pueden hacer nada más que misas, porque es un espacio sagrado. No pueden decir que es su sede social. Es un disparate.

 

– ¿Cómo fue el juicio?

– C.: Estuvo pleno de irregularidades. Los policías que declararon dijeron mentiras. Además, la manera en que dijeron que habían accedido a donde yo había puesto los dispositivos no se corresponde con la realidad. Los testigos de la acusación particular también mintieron. Sin embargo, la irregularidad mayor fue el comportamiento de la fiscalía. Nosotros consideramos que esto no es un enfrentamiento entre el Estado y un particular cualquiera, sino contra alguien que ejerce una apología clara del terrorismo, el golpismo y el franquismo. Que se pongan al lado de estos delincuentes nos parece una absoluta dejación de funciones.

– Ca.: Entonces intervino el cura que en teoría es responsable de la cripta y no sabía ni que existía la cripta ni la hermandad. Quien nos acusa es gente esperpéntica. El juicio en sí es un esperpento. Vinieron ocho policías que prácticamente no habían intervenido. ¿Cuánto dinero se han gastado en este juicio absurdo? Todo ello es un despropósito.

 

– También hablan de intentos de criminalizarles.

– Ca.: La fiscal se afanó en demostrar, a pesar de que le salió mal, que el colectivo cultural al que pertenecemos, ZER, era una organización. En un juicio, y además en Navarra, esto tiene una connotación negativa.

– C.: Otro intento brutal de criminalizarnos fue la declaración de uno de los testigos, miembro de la hermandad, como testigo protegido, como si fuéramos dos asesinos o violadores. La juez lo admitió.

 

– También han denunciado la falta de imágenes en el sumario.

– C.: Sí, eso es algo muy curioso porque yo puse dos dispositivos, una grabadora de audio y otra de vídeo. Después de todos los análisis, la policía sólo aporta el audio. Probablemente porque esta cámara grabó algo que habría podido discutir algo la intervención policial, que creemos que fue fraudulenta.

 

– ¿Por qué?

– C.: Creemos que accedieron a donde puse los dispositivos por un lugar diferente del que declararon, porque la rejilla era muy pequeña. Si querían entrar por donde creemos que entraron, se deberían haber puesto en contacto con el ayuntamiento. Cuando nuestro abogado pidió por qué no habían contactado, un policía argumentó que el ayuntamiento mismo, gobernado por Bildu, podía haber sido autor del delito.

 

– En el juicio explicaron la historia del juez Luis Elío. ¿Por qué?

– C.: Dije que parecía una broma del destino que la plaza en que se encuentra el Palacio de Justicia de Pamplona lleve el nombre del juez Elío. Expliqué que, el 19 de julio de 1936, justamente el día que conmemoran los miembros de la hermandad con misas mensuales, fueron a su casa para detenerlo y matarlo. Pudo huir al exilio, pero me parecía paradójico que la plaza en la que nos juzgaban, denunciados por la gente que intentó matarlo, tuviera ese nombre. Dije a la juez que esta gente estaría dispuesta a dar otro golpe de estado porque son fanáticos y ultracatólicos. Y que seguramente irían a su casa, la de la juez a detenerla y matarla como a él.

 

– ¿Fue una manera de dejar claro que consideran que es un juicio político?

– C.: Sí, intenté decirle que todo era político y que nos encontrábamos en una cuestión de interés general porque esta gente dio un golpe de estado y condicionó la vida de todo un país. Por lo tanto, lo que pase alrededor de la hermandad y este monumento nos afecta a todos. Como sociedad democrática, tenemos el derecho y la obligación de saber qué hacen estos golpistas. Son los asesinos y criminales del 36. Con la memoria histórica hay un problema de pedagogía, de no saber identificar dónde está el fascismo. Al final, ni la fiscalía tiene ni idea de dónde está o no quiere tenerla y nos pone bajo las patas de los caballos de los fascistas.

– Ca.: Se han hecho un Estado y unas leyes a medida. Cuando ven que hay gente que cuestiona la transición, por ejemplo, ellos consideran que se les debe poner en su lugar. Se deben proteger y lo hacen con sus jueces, leyes y fiscales. Si todos aceptáramos que el Estado español es una nación indivisible, que la transición ha sido maravillosa y que tenemos unos reyes que son una maravilla, no habría ningún problema. De alguna manera nos han de anular. Quieren implantar un buenismo de ‘mirémonos a la cara como si no hubiera pasado nada’.

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