Bergara 750 aniversario de la carta puebla

Muchas veces hemos oído que el País Vasco/Pueblo Vasco -Euskal Herria(?)- o, tal vez, mejor dicho los Países Vascos/Pueblos Vascos -Euskal Herriak (?)- nunca en la historia han conformado una unidad política. Muchos patriotas vascos nos han hablado y hablan de Países Vascos más o menos independientes – Alava, Guipuzcoa, Vizcaya, Alta y Baja Navarra, Lapurdi y Zuberoa – que a través de los siglos y hasta la perdida de sus fueros fueron estados semi-indenpendientes. Aparentemente datan la pérdida de su soberanía al abrazo de Bergara. Es decir al momento en el que estas regiones vasco-navarras fueran despojadas de sus fueros.

Por el contrario, otros creemos que el pueblo de Vasconia se conformó con entidad de estado en una unidad política dentro de Europa. Su nombre: Reino de Pamplona-Navarra. Estado que fue acosado e invadido a través de 800 años hasta su completa destrucción y sometimiento.

Castilla primero invadió la Bureba, Rioja y una parte de la actual Vizcaya con la complicidad de señores como los Haro, hasta entonces gestores provisionales de tenencias al servicio del rey de Navarra, y después recompensados por Castilla con prebendas y el señorío hereditario. Bilbao ha reconocido su ambición y traición con plazas, monumentos y centenarios.

Tras muchos cambios fronterizos por invasiones, reconquistas de territorio, laudos arbitrales, como el de Londres de 1177 que delimitaban la extensión del estado de los vascos, en el año 1200 Castilla invadió las tierras occidentales de Navarra. Las actualmente conocidas como Alava, Durangesado y Guipuzcoa. Y cayeron sus defensas y tenencias. Entre ellas la tenencia defendida desde el castillo de Aitzorrotz (Eskoriatza) hasta Elosua (Bergara). Era el camino hacia los puertos del Cantábrico (Getaria) que buscaban las tropas castellanas. En aquel momento las gentes de aquella Debagoiena parte del reino vascón de Navarra pasan a ser castellanas. Perderán su personalidad política de navarros para convertirse en castellanos aunque dada su peculiaridad lingüística sean conocidos como euskaldunak, vizcainos, vascos, vascongados. Y ahí seguimos todavía en esa división artificial e impuesta, incluso alentándola consciente o inconscientemente. En realidad, si la invasión hubiera sido de este a oeste es posible que ahora nosotros fuésemos los “navarros” y los de Pamplona los “vascos”. Pero la invasión empezó con la toma de Vitoria-Gasteiz tras meses de asedio.

En 1512 las tropas de Castilla y Aragón invaden las últimas tierras vascas independientes. Otra vez con la colaboración de señores vascos tanto de Castilla como de Navarra. Esto no cambia. El dinero, tierras privilegios y poder siempre mandan y no tienen patria. Los Haros, Muxika, Oinaz, Beaumont, Ozaeta, Gabiria, Olaso, Ondartza, Eizagirre… secretarios, funcionarios de palacio vascos… colaborarán y se acomodarán al poder por encima de todo. Se negará y oprimirá. Se cambiará el “relato” cuando convenga (¿nos suena?) y se transmitirá que las cosas siempre han sido según la versión oficial del vencedor.

No queremos vender la falsa imagen de un paraíso feliz perdido tras la conquista. En estas nuestras tierras vasco-navarras independientes los campesinos, marineros y artesanos pasaban frio en invierno y sudaban en verano por sobrevivir con penalidades. Pero esa es nuestra historia. La historia que se han empeñado en manipular y ocultarnos: la historia del pueblo vasco-navarro.

En 1268, según Carta Puebla emitida en Sevilla, Alfonso X de Castilla fundó en el sitio llamado Ariznoa la Villanueva de Vergara; y es a partir de ese momento que se nos dice que Bergara empieza a existir. Parece que nuestra historia empieza a los pocos años de ser invadidos por los castellanos.

Y, sin embargo, la primera mención escrita de Vergara ya aparece en un escrito del 1050. Un tal Sancho hace donación de algunas de sus tierras y manzanales al monasterio de San Juan de la Peña. Esta primera mención de Bergara es del tiempo del rey navarro García III Sánchez. En aquellos tiempos las tierras de Jaca y Aragón, donde está San Juan de la Peña, son tierras de vascoparlantes en el Reino de Pamplona. Ya había una Bergara antes de la conquista castellana y sus habitantes eran parte del reino vascón.

Después de la conquista se crean las actuales provincias y nuevas villas para afianzar las vías comerciales y puestos militares ante el todavía independiente estado de Navarra al este. Bergara está en el cruce de caminos que lleva a Castilla y la salida al mar. Es de este tiempo el origen de las Villafrancas, Villanuevas, Seguras, Salvatierras

Nuestra historia no empieza por voluntad de un rey castellano, no. Castilla escribió la historia –el relato- a la manera del vencedor y lo sigue haciendo; aunque ahora se llame España. Nuestra historia o “relato”, el de los vencidos, ha sido manipulado, tergiversado u ocultado sin más. Después de la conquista del 1200 hemos sido castellanos. No hay más que fijarse en los “leones y castillos” del salón de plenos, de los escudos; de la bandera de Bergara, la cual no deja de ser la de los Austrias castellanos. Nos derruyeron nuestra casa, y nos han hecho creer que nunca hemos tenido una casa propia hasta la que nos construyó Castilla a su medida.

Recuerdo que cuando sin ningún miramiento ni respeto a la voluntad de buena parte de los vasco-navarros se tiró a la papelera la “propuesta Ibarretxe” en el Congreso de España, se oyó que “los vascos nunca han sido independientes” “nunca han tenido un estado propio” y eso quedó sin respuesta.

Nosotros somos ciudadanos vasco-navarros. Vascos por lengua, costumbres, acerbo nacional… y navarros porque fuimos ciudadanos del estado navarro en el que nuestras antepasados supieron dar forma política a lo que en euskara siempre llamaron, y llamamos, Euskal Herria.