Autodeterminación

Mientras los políticos unionistas no dejan de decirnos que los estados de alrededor nuestro no permiten el ejercicio del derecho a la autodeterminación dentro de su territorio, la realidad los desmiente constantemente. Si primero fue el Reino Unido con el referéndum escocés de 2014, ahora es Francia, otro país miembro de la Unión Europea, la que se prepara para un nuevo referéndum de autodeterminación. La consulta tendrá lugar en la colectividad francesa de ultramar de Nueva Caledonia, situada en el Pacífico frente a las costas de Australia y el norte de Nueva Zelanda.

El archipiélago de Nueva Caledonia está formado por aproximadamente 270.000 habitantes distribuidos en varias islas, de los cuales tan sólo un 39% son pueblos nativos. Se trata de los pueblos canacas, distribuidos en una treintena de grupos lingüísticos diferentes, todos ellos melanesios. La mayoría de la población son los caldoches, de origen francés pero con diferentes grados de mestizaje. La isla más extensa y poblada con diferencia es la ‘Grande Terre’, con una mayoría canaca al norte y una mayoría caldoche al sur de la isla. El recurso más preciado de la isla son sus grandes depósitos de níquel, explotados por multinacionales mineras francesas y que han convertido a Nueva Caledonia en uno de los centros más importantes de producción de este metal del planeta. Desgraciadamente, sus beneficios no han repercutido en la población canaca,

Fue el británico James Cook el primer europeo que avistó las islas de Nueva Caledonia en 1774 y las bautizó con ese nombre en honor a su origen escocés por parte de madre. Los canacas, melanesios con miles de años de historia en el archipiélago, fueron finalmente colonizados y a menudo esclavizados por Francia, que convirtió el territorio oficialmente en colonia en 1853. Las primeras oleadas de población francesa llegaron a lo largo del siglo XIX: por un lado misioneros católicos para evangelizar la población local y, por otro, presidiarios que eran recluidos en un gran centro penitenciario de la isla. La llegada de más población francesa en el siglo XX condujo finalmente a una inversión en términos de población, por lo que los canacas pasaron a ser una minoría dentro de su propia tierra. Después de la Segunda Guerra Mundial, los canacas comenzaron a organizar su movimiento de liberación nacional hasta que en 1988 las diferentes organizaciones independentistas confluyeron en un único frente político y militar: el Frente de Liberación Canaca Socialista (FLNKS). El FLNKS nació como respuesta a las continuas provocaciones de los caldoches, que a menudo atacaban e incendiaban pequeños poblados canacas para conseguir sus tierras y completar el dominio del país. El asesinato de un dirigente independentista provocó la peor crisis política del país, que terminó afectando de lleno al gobierno francés. El 22 de abril de 1988 una treintena de militantes del FLNKS asaltaron una gendarmería francesa en la isla de Ouvéa y en los enfrentamientos murieron 4 gendarmes. Los canacas hicieron rehenes a 27 gendarmes y se escondieron en unas cuevas de muy difícil acceso. Jacques Chirac, entonces primer ministro y candidato a la presidencia de la República, ordenó el 5 de mayo la intervención de una unidad especial de gendarmes y paracaidistas que liberó a los rehenes pero que puso fin a la vida de 19 de los secuestradores canacas y de dos miembros del grupo de intervención francés. La sospecha de que los militantes canacas habían sido ejecutados sumariamente por las tropas francesas hizo extender la indignación en las islas. La gravedad de los hechos provocó un punto de no retorno y el gobierno Mitterrand se sentó por fin en la mesa para negociar una salida política con el FLNKS. Los acuerdos de Matignon de 1988 y de Nouméa de 1998 reconocieron el derecho a la autodeterminación del pueblo de Nueva Caledonia y se estableció que este derecho se ejercería por medio de un referéndum que se celebraría entre los años 2014 y 2018. El Estado francés, a finales de 2017, anunció la convocatoria de la consulta y, en octubre, el diputado Manuel Valls fue nombrado presidente de la misión de la Asamblea Nacional en Nueva Caledonia que a principios de 2018 viajó al archipiélago para mostrar el apoyo de la República a la consulta de autodeterminación. Paradojas de la política: lo que el exprimer ministro defendía para una parte de Francia, lo rechazaba al mismo tiempo para su propio pueblo, Cataluña.

En cualquier caso, el referéndum ya está aquí y se celebrará el 4 de noviembre con la pregunta consensuada: «¿Desea que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y se convierta en independiente?» Ahora mismo, los sondeos no son muy esperanzadores para los independentistas y es que el Estado francés ha puesto en marcha toda la maquinaria de propaganda unionista y no hay que olvidar que los canacas son minoría. Los sondeos a pocas semanas del referéndum sitúan el ‘no’ como ganador con un 60% del voto. Sin embargo, Nueva Caledonia habrá sido reconocida definitivamente como sujeto político y este es el verdadero triunfo de los canacas. Cabe destacar, además, que, si el resultado es negativo, el referéndum se podrá repetir en los años 2020 y 2023. La historia nos enseña que con voluntad es sencillo encontrar soluciones políticas a conflictos complejos; soluciones tan evidentes como un referéndum acordado, vinculante y reconocido internacionalmente, lo que el Estado español sigue negando a los catalanes en 2018.

EL PUNT-AVUI