El “no” nacionalismo español

Resulta cuando menos curioso comprobar una y otra vez cómo los llamados “constitucionalistas” se refugian precisamente en este término para despojarse de cualquier atisbo que pueda relacionarles con el nacionalismo español, como si el nacionalismo de por sí tuviera connotaciones peyorativas. Pero lo que aún resulta más preocupante es que nosotros caigamos en la trampa una y otra vez. Pues bien, es hora ya de dejarnos de tonterías y llamar a las cosas por su nombre.

Es totalmente falsa esa pretendida dicotomía nacionalista/no nacionalista, nacionalista/constitucionalista o navarro/vasco a la que tan acostumbrados nos tiene el nacionalismo español y en la que desgraciadamente caemos una y otra vez los nacionalistas navarros/vascos.

Si alguien lee la constitución española de 1978 (esa que los navarros/vascos del sur no aprobamos ya que más del 60% no la apoyó absteniéndose o votando en contra) verá claramente que dicho texto está impregnado de arriba abajo del más rancio nacionalismo español.

Según el texto del 78 impuesto a los navarros/vascos del sur de Euskal-Herria, para ser ciudadano (con “derechos” y obligaciones) es imprescindible aceptar la nacionalidad española. Es decir, no existe un concepto aséptico de ciudadanía puesto que para poseer la condición de ciudadano se impone una nacionalidad que puede o no puede ser compartida, en nuestro caso claro está que no es compartida. Triste es también comprobar que para ser ciudadano europeo se nos impone aceptar la ciudadanía española, es decir, la nacionalidad española.

Aunque se pretenda disfrazarlo, en el estado español no se puede ser “ciudadano del mundo” ya que la constitución española lo impide. No se puede afirmar a la ligera que uno es ciudadano y “no” nacionalista si esta ciudadanía le viene dada por un texto cuyo eje fundamental es la imposición de la identidad nacional española.

Por si fuera poco, en dicho texto constitucional una y otra vez se alude a la indisolubilidad de España, algo que es más propio de los conceptos sacrosantos religiosos que de un texto jurídico serio. Por no mencionar, que el garante de dicha unidad “nacional” es el ejército y no la libre voluntad de sus ciudadanos, ni siquiera de aquellos ciudadanos que aceptan la impuesta soberanía “española”.

Por todo ello, dejemos de una vez por todas de usar el lenguaje del dominador y no caigamos en la trampa pues tan nacionalistas son ellos como nosotros(a pesar de su nula calidad democrática)y muy a su pesar, nosotros también somos constitucionalistas, aunque lógicamente nunca apoyaremos una constitución impuesta sino que defenderemos la nuestra, la constitución navarra/vasca. Una constitución basada en la libre voluntad de los ciudadanos y que no imponga una identidad nacional.