Discurso de investidura

De Joan Fuster a Havel pasando por Txarango, las referencias culturales de Quim Torra

El candidato de Junts per Catalunya hizo varias alusiones culturales en su intervención desde el atril del Parlament

De Joan Fuster a Havel pasando por Txarango, las referencias culturales de Quim Torra

“Libertad y cultura. Hacía ahí es donde tenemos que ir”, apuntó Quim Torra en su primer discurso de investidura este sábado desde el atril del Parlament, justo después de citar a Montserrat Roig y su opción revolucionaria por la cultura. “La cultura es la opción política más revolucionaria a largo plazo”, parafraseó Torra.

En su intervención no escatimó en referencias culturales, que fueron desde ámbitos tan diversos como el político checo humanista Václav Havel o el grupo musical Txarango, que compuso una canción para el referéndum en la que entonaba un “ho tindrem tot i es parlarà de vida” -lo tendremos todo y se hablará de vida”-. “¡Queremos hablar de vida!”, exclamó desde el atril del hemiciclo.

En otra alusión cultural, se refirió a las palabras del autor de El meridià de París, Lluís Calvo, quien explicaba en una entrevista que su libro acaba en el faro de Sa Dragonera por donde pasa el meridiano que fijó el científico catalán Francesc Aragó porque “es una luz que todavía puede guiarnos. La luz de los derechos colectivos y la dignidad. La luz del espíritu. De la cultura y la libertad. Necesitamos retornar de manera urgente al humanismo”, apuntaba Calvo.

También citó a Joan Fuster, que apuntaba que “toda la política que no hagamos nosotros, la harán contra nosotros”. “Por tanto, hagámoslo nosotros”, reivindicó Torra.

Y entre los referentes internacionales, estaba Gabriel García Márquez y su ensayo Por un país al alcance de los niños, en el que el escritor colombiano hablaba de “la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, nos abrirá al fin la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada de Aureliano Buendía. Por el país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños”. “Quizá es verdad que sólo a través de la mirada de nuestros hijos, limpia y clara, que hemos de saber encontrar la vía de salida”.

Sobre el primer presidente de la República Checa, mentó su revolución existencial. “No estamos tan lejos, o mejor dicho, no tendríamos que estar tan lejos de la revolución existencial que pedía Vaclav Havel, que infundiría esperanza para la ‘reconstrucción moral de la sociedad y la rehabilitación de valores como la confianza, la sinceridad, la responsabilidad o el amor’”, apuntó Torra, que consideró que ése era el único camino posible”. Y lo remató citando al profesor Joan Vergès, que decía que “si no hay riesgos, es señal de que no estamos luchando”.

También parafraseó a Muriel Casals, su antecesora en ÒImnium, la oferta de diálogo de Turull en su discurso de investidura, el “así no” de Puigdemont al rey Felipe y los discursos quien entonces era príncipe, que apuntó en 1990 en el Parlament que “Catalunya sería lo que los catalanes quieran que sea”.

Hasta espacio para la poesía y la utopía hubo en su intervención, la de Marià Villangómez, que dice que “querer lo imposible nos hace falta, y que no muera el deseo”, similar a la icónica reclamación de Mayo del 68, y su “sed realistas y pedir lo imposible”.

El movimiento de protesta francés ha cumplido ahora cincuenta años con pocos festejos, mucho revisionismo y la constatación de un fracaso político, pero Eduard Pujol, portavoz de Junts per Catalunya, también lo mentó al recordar su “prohibido prohibir” y el “sous les pavés, la plage!”. También habló del abat Escarré -quizá un guiño a Carles Riera- y como no podía ser de otro modo, Xavier Domènech recordó a Gramsci.

LA VANGUARDIA