Autoestima catalana desde Alemania

La tensión política que vive Cataluña, desde hace tiempo, por culpa de un Estado español que encarcela la disidencia, que criminaliza toda idea desafecta y que amordaza la libertad de expresión, incluida la de fotógrafos, raperos o humoristas, no da mucho margen para que la atención de los catalanes se centre, aunque sea de vez en cuando, en la tarea que muchas personas que viven lejos llevan a cabo en nuestro favor sin ningún alboroto. Me refiero a personas de diversas nacionalidades que siguen el día a día catalán, que conocen en profundidad nuestra lucha por la libertad y que contribuyen, en la medida que pueden, a difundir esta causa en sus países. Este es el caso de Til Stegmann.

Hace muchos años que conozco Til Stegmann, una treintena por lo menos, y siempre me ha admirado la pasión y la firmeza con la que defiende y explica en Alemania la lengua, la cultura y los derechos nacionales de Cataluña. Su tarea en este sentido es inmensa y perfectamente tangible en varios campos, ya sea por medio de conferencias, actos de proyección de la literatura, de la pintura, de la escultura y de la música catalanas o haciendo de hombre puente entre Alemania y Cataluña, dos países que tienen más cosas en común de las que pueda parecer en un primer vistazo.

La joya de la corona de la tarea que lleva a cabo Til Stegmann, con respecto a la proyección exterior de Cataluña, es la Biblioteca Catalana de Frankfurt, que él comenzó a formar en 1981 y que contiene 37.000 volúmenes. Es la más importante del mundo, fuera de Cataluña, y es también el fruto de un trabajo maravilloso hecho en treinta y siete años por un equipo de sólo tres personas. “Ahora estamos a la espera, urgentemente”, dice Stegmann, “de que Cataluña llegue a ser independiente, administre sus propios ingresos y pueda ampliar su actividad cultural en el extranjero financiando no sólo más lectorados de catalán, sino también una bibliotecaria que complete el catálogo electrónico de la Biblioteca Catalana de Frankfurt. ¡Y que me releve en la dirección de la biblioteca!”.

De esta cuestión y de todas las que ha llevado a cabo a lo largo de la vida, Stegmann habla ampliamente en un libro autobiográfico de publicación reciente titulado “Servir a Cataluña desde Alemania” (Pagès Editors, 2018) cuyas páginas recogen un montón de vivencias personales en diferentes puntos del mundo, algunas en compañía de su mujer y sus hijos, así como anécdotas varias y una detallada narración de episodios vinculados a la lengua, a la música, a la pintura catalanas, a la intercomprensión europea, el proceso catalán, a la reintegración de Cataluña entre las naciones europeas, al efecto de los ‘castellers’ en la mirada alemana… Sobre esto último dice: “Me sentía orgulloso de pertenecer un poco a esta cultura y a este país que era capaz de una tal proeza, tanto física como de extrema eficacia de cooperación. De capacidad de obrar en conjunto para alcanzar un objetivo común”.

En el capítulo dedicado al Proceso, encontramos reflexiones que me parecen interesantísimas, como esta sobre la tolerancia explicada en cuatro puntos: “1º, la tolerancia como mero permiso que una mayoría concede ‘graciosamente’ a una minoría; 2º, la tolerancia como pura coexistencia para guardar más o menos la paz; 3º, la tolerancia de respeto hacia los que piensan de otra manera; 4º, la tolerancia como apreciación mutua entre naciones con igualdad de derechos”. Y añade: “Aplicado a España queda clarísimo que desde Madrid se practica la forma más baja de tolerancia, la de un permiso momentáneo de existencia propia que en cada momento puede ser revocado y que, efectivamente, en los últimos años se está revocando continuamente”.

Hay otra cosa muy valiosa que Til Stegmann también ha hecho en su esfuerzo infatigable de mostrar la fuerza de Cataluña a los alemanes, y es un catálogo del arte catalán en tierras alemanas, austríacas y suizas. Es decir, una catalogación de obra artística catalana en museos, edificios, calles y plazas, así como un mapa de las ciudades alemanas que tienen bibliotecas con libros catalanes o que hablan de Cataluña. El resultado es este: cuatro bibliotecas con más de 10.000 volúmenes, cinco bibliotecas con más de 5.000 volúmenes, veintisiete bibliotecas con más de 1.000 volúmenes, veinte bibliotecas con más de 500 volúmenes, y treinta bibliotecas con más de 100 volúmenes. En otras palabras: ochenta y seis bibliotecas, en cincuenta y seis ciudades, con un patrimonio de 180.000 volúmenes. Realmente extraordinario. Stegmann lo expresa así: “No quiero sugerir con ello aprovechar la cultura para alcanzar un Estado propio, sino más bien al revés: un Estado propio garantizará más eficazmente el desarrollo de una cultura catalana propia visible como tal desde el exterior”.

Como vemos, el libro de Til Stegmann, “Servir a Cataluña desde Alemania”, es mucho más que una autobiografía. Es una inyección de autoestima para el lector catalán, que, página a página, va descubriendo toda un hilo de logros gracias a la firme lealtad a unos ideales, a una apasionada constancia y a una briosa asertividad. Y siempre con la sonrisa en los labios. No tengamos ninguna duda de que cuando Cataluña sea un Estado, los vínculos políticos, económicos y culturales con Alemania serán inmensos. Tiempo al tiempo.

RACÓ CATALÀ