Aamer Anwar: España les ha tendido una trampa

Entrevista al abogado de la consejera Clara Ponsatí

Una de las imágenes que dejó la manifestación multitudinaria del Once de Septiembre fue la de Aamer Anwar alzando el puño y diciendo a la multitud: ‘¡No marcharéis nunca solos!’ Anwar pronunció uno de los discursos más potentes de la Diada. El abogado de Clara Ponsatí ha adquirido una enorme popularidad, como más colegas suyos que han conseguido que la maquinaria represiva de la justicia española topara contra el sentido común que han aplicado algunos jueces europeos. Es un caso de persecución política, dice Anwar, y por ello se ha de combatir tanto judicial como políticamente. Si se deja todo en manos de los procedimientos judiciales estaremos perdidos, añade. Y pide a los políticos catalanes que tomen decisiones valientes. Porque, si no, el Estado español conseguirá lo que pretende: que esperemos, esperamos, esperemos…

 

– ¿Cómo se sintió sobre el escenario de la Diada ante aquella multitud?

– Subir al escenario me hizo sentir humilde. Tenía ganas de llorar. Era una sensación increíble, sabiendo que había un millón de personas. Viendo en la cara de la gente la alegría, la esperanza. Me sentí muy honrado cuando me pidieron estar allí como abogado de Clara Ponsatí para comenzar los discursos. Nunca había tenido una experiencia como aquella. No hablé solamente sobre los exiliados o los presos políticos, porque es un caso que afecta a todos. Hay miles de personas afectadas por esto que pasa, hay gente que ha perdido su trabajo, que es investigada. ¿Qué sentí? No sé cómo explicarlo. Sentí que estaba a punto de llorar, de llorar de alegría viendo aquella gente.

 

– ¿Por qué cree que los abogados tiene este gran protagonismo?

– El president Torra nos dijo en una recepción, en buen tono y riendo, que éramos tan famosos como Messi y más populares que los políticos. Y pienso que la razón es que la lucha no está sólo en la sala de juicio; si fuera así, perderíamos la batalla. El sistema judicial español es vengativo y actúa con una motivación política, y hay una persecución política. Y si quieres combatir una persecución política quiere decir que lo tienes que hacer políticamente, y tienes que hacer campaña fuera de la sala de juicio, en las calles, y conectar con el corazón y la mente de la gente. Y no sólo de los independentistas. En Escocia hicimos esto. Se trata de ganarse también la gente a la que no importa la independencia. Porque es una cuestión de justicia. Era muy consciente, cuando acordó la estrategia con Clara, que no se trataba de tener sólo una estrategia en Escocia. Sino de crear confianza también en los otros exiliados políticos, en la gente encarcelada y sobre todo en la gente de Cataluña, para decirles que no están solos. Y por eso en la Diada dije que no anduvieran solos. Y creo que esto ocurre porque la gente se da cuenta de que cuando los abogados hablamos, nuestro mensaje llega a millones de personas de toda Cataluña, y del mundo. No hablas sólo para tu cliente, sino para toda la gente que siente la misma emoción, la misma rabia, la misma injusticia. Los jueces están muy politizados y la estrategia que ha seguido el Estado español es una persecución política para liquidar los anhelos de independencia de los catalanes. Es por eso que la gente ha sido detenida, se ha exiliado y está en prisión hoy.

 

– ‘Franco estaría orgulloso de la España contemporánea’, dijo en el discurso.

– Franco estaría contento con las acciones de Rajoy, con esta gente que hace el saludo fascista con uniforme, con lo que hacen estos jueces, con las acciones del presidente socialista Pedro Sánchez. Que realmente no es socialista, si hay presos políticos. Para mí, Franco va dictando desde la tumba; hay una cortina de democracia, pero detrás está el aparato del Estado, la maquinaria que tiene más que ver con lo que dejó Franco. Y cuando aparecen aspectos como la democracia, la independencia de Cataluña, el Estado español no lo permite, se asegura que no pasará. Franco hace tiempo que está muerto, pero todavía vemos su pasado porque vemos gente bien situada, en lugares próximos a la monarquía, al poder judicial, a la policía, asegurándose de que el sueño de Franco o sus ideas pervivan. En Escocia, al menos la gente pudo decidir, que sí o que no. Y cuando vemos esta respuesta contra una gente que pide el ejercicio de un derecho fundamental, de un derecho legal, de decidir sobre la independencia, que es un derecho consagrado en la ley internacional… Es una respuesta fascista, de extrema derecha, abusiva, xenófoba. Lo veo en las redes sociales, en los medios, en las entrevistas de televisión, en los artículos de periódicos.

 

– Y el presidente del poder judicial español, Carlos Lesmes, sale a atacar la justicia europea.

– Supongo que el argumento es que España tiene razón y que todo el mundo anda equivocado, que los tratados de extradición no funcionan. Es un momento muy peligroso para España. Cuando el poder judicial habla contra la orden europea de detención, contra la Unión Europea y la Convención Europea de los Derechos Humanos, ¿qué quieren? ¿Quieren que España salga de ella? ¿Quieren volver a los días oscuros del franquismo? ¿Y todo el mundo completamente equivocado? Los tribunales de Bruselas, de Alemania, ¿equivocados? Los jueces no deben interferir en el sistema político. Que los jueces hagan pronunciamientos públicos debería preocupar a un sistema democrático. No pensaríamos nunca en conferencias del presidente de nuestros tribunales atacando a otros países. En una vista en el tribunal sobre la extradición de Ponsatí, deberíamos mostrar estas declaraciones, porque demuestran que en este procedimiento hay una motivación política. Y que no hay independencia, y que ya les han declarado todos culpables antes de ir a juicio. Durante mi vida de abogado nunca he visto que la justicia de un sistema legal de otros países sea agredida de esta manera y repetidamente por un país europeo.

 

– Como abogados, ¿cómo pueden hacer pagar estos abusos de la justicia española?

– Estamos en la punta del iceberg. En Escocia había gente que decía ingenuamente que habíamos ganado. No hemos ganado nada. Porque, por lo que me afecta como abogado, Clara Ponsatí todavía es una exiliada. Si no retiran la orden de arresto en el Estado español tendrán que pasar veinte años hasta que pueda volver a su país. No puede volver a Barcelona, ​​no puede ir a ver a su familia. Por otra parte, todavía hay gente en la cárcel. No podrán tener garantizado el derecho de un juicio justo; la acusación está motivada políticamente y serán condenados, sentenciados a prisión. Y la gente no tiene reconocido el derecho de decidir si quiere que Cataluña sea independiente. Con todo esto, está claro que la batalla apenas si ha comenzado. Y lo he dicho a la mayor parte de políticos con quien me he reunido del parlamento, y con el equipo del presidente: creo que España les ha tendido una trampa.

 

– ¿Una trampa?

– Para mí España tiene un pasado similar al del Reino Unido. Porque los británicos también tuvieron un imperio. Y la política de los colonialistas siempre fue dividir y mandar: conquistar la India dividiendo a la población, los musulmanes, los sikhs, los hindúes… Hicieron eso mismo en África, y en América Latina España también lo hizo. Y es esto que han hecho. Cuando dicen que querían decapitar el gobierno catalán, liquidarlo, querían decir decapitar al pueblo catalán y silenciar cualquier voz que hablara favorablemente de ello. Han hecho muy buen trabajo en este tiempo preparándoles esta trampa. Porque todo se enfoca sobre qué se tendrá que hacer en el juicio, con los exiliados. Y mientras nadie se preocupa de qué pasa en el país. Han trasladado a los presos a Cataluña. Y cuando dicen, por ejemplo, ‘libertad presos políticos’, España les puede decir: ustedes tienen las llaves. Los funcionarios de prisiones están a las órdenes del gobierno catalán. Hay dos opciones, realmente. Una es liberar a los presos y esperar las consecuencias, que probablemente serán la liquidación del autogobierno. O bien conseguir la independencia. Existe la tercera opción, que es comprensible, porque la gente está preocupada sobre si España nos escuchará, si permitirá un referéndum, si negociará… España quiere eso, porque así pierde tiempo. Esperar las sentencias del juicio. ¿Por qué esperar las sentencias, si no aceptamos el sistema judicial español? Si no esperamos la autorización del Estado español, ¿por qué les esperamos para tomar una decisión? Esto es una trampa. Porque si el gobierno catalán decidiera liberar los presos claro que tendría consecuencias. Y si se avanza hacia la independencia es claro que tendrá consecuencias. La cuestión es que España no piensa que haya de pasar algo de eso, y que puede aguantar un año más, dos años más, tres años… Y este proceso es lo que han hecho todos los regímenes coloniales: dividir y mandar. Veo como los independentistas se pelean, cuando leo los diarios: la gente discutiendo, diciendo se debería hacer esto, o se debería hacer aquello… La unidad empieza a romperse, y esto es una táctica deliberada del Estado español, que quiere aplazar, aplazar y aplazar.

 

– Incluso hubo alguna ilusión con Pedro Sánchez.

– Tanto sean de izquierdas como de derechas, cuando les llega la cuestión de Cataluña siguen los pasos que marcó Franco, y la unidad de España pasa por delante. Y las condiciones sólo las pueden hacer cambiar los catalanes. Esto quiere decir que los políticos deben dar pasos que tengan unas consecuencias. No hay otra opción. No hay ningún país en el mundo que lo haya hecho fácilmente. La gente siempre ha tenido que luchar. Para mí, el mandato para los partidos políticos, el gobierno o el parlamento no tiene que venir de España. No es pidiendo permiso a España. El permiso tiene que venir de la gente, del poder de la gente. Toda aquella gente de la Diada no quería manifestarse y luego simplemente irse a casa. Quieren que pase algo. Lo percibí en la multitud. Quieren ir un paso más allá, no quieren permanecer en la misma situación.

 

– El juicio no tardará en comenzar. Cuando haya condenas, ¿qué habrá que hacer judicialmente por los presos, a parte de lo que se pueda hacer políticamente?

– Es que no puedes desconectar la cuestión política de la judicial. Porque la justicia en este país es política. Hay gente que espera que comience el juicio y luego desplegarán una estrategia. Pero si esperan que el juicio comience será demasiado tarde. La responsabilidad no recae en los abogados. Si sabes que serán condenados, ¿qué lucha harás? Del Tribunal Europeo de Derechos Humanos me preocupa que, si bien es cierto que tenemos un buen caso para ir allí, serán dos, tres, cuatro años de enredo judicial. ¿Y qué pasará mientras tanto con Cataluña? La gente se preguntará: ¿y nosotros qué? Debe ser una combinación de trabajo en los tribunales y de política. Por eso la estrategia desplegada por Gonzalo Boye ha sido inmensa. Es un hombre de un gran coraje. Y sabe ver cuándo un estado es beligerante y cuándo los abogados son la última línea de defensa entre el Estado y la gente. Por eso ahora atacan a Gonzalo Boye; unos ataques que le vienen del colegio de abogados, de los medios. ¿Qué vendrá después? ¿Meterlo en la cárcel? Es un momento muy peligroso. España debe decidir si entra en el siglo XXI como una democracia o quiere ser recordada como el Estado franquista del siglo XXI. Es un momento peligroso porque cualquier aplazamiento es un aplazamiento para Cataluña, para los presos políticos y para los exiliados. Concentrarlo todo en los tribunales significa dar más tiempo a España.

 

– ¿Y qué pueden hacer los políticos, pues?

– Deben tomar decisiones valientes que tengan consecuencias. Entiendo perfectamente las que tiene el soltar a los presos, que esto puede llevar al cierre del parlamento. Pero a veces tienes que tomar decisiones en nombre de la justicia que tienen consecuencias.

 

– ¿Quiere decir que el gobierno catalán debería liberar a los presos?

– Es complicado para el gobierno catalán, porque dices ‘libertad presos políticos’ y a la vez tienes las llaves.

 

– ¿Sería una buena decisión?

– Si el parlamento, si el gobierno catalán con el mandato popular por la independencia piensa que España no tiene razón, piensa que es criminal tener encerrados a los presos políticos, si lo piensas no hay ninguna necesidad de preguntarse si los prisioneros deberían ser liberados. Esta es la respuesta. ¿Quién puede negociar con el Estado cuando tiene gente encarcelada? Es imposible. Es una forma de terrorismo de estado, es un chantaje. La cuestión es: ¿cuánto tiempo esperará la gente? ¿Esperar hasta noviembre? ¿Esperar hasta el juicio? ¿Esperar hasta la sentencia? ¿El año que viene? ¿Dentro de dos años? Esto es lo quiere España, que esperen.

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